¿Olvidar? 349 niños en la fosa de Málaga / Bebel, el futbolista republicano que orinó al pelotón de fusilamiento antes de morir / La historia oculta tras una antigua fábrica de muñecas en Barcelona.

Foto. Esqueleto de un niño, en la fosa de Málaga.

Memoria histórica imprescindible:

-Cuando el franquismo enterró a 349 niños en la fosa común de Málaga.

La fosa común de Málaga, de la que fueron exhumados en 2010 restos de 2.840 personas, acogió los cuerpos de 349 niños muertos de hambre, enfermedades o heridas.

Según el informe de exhumación, los cuerpos fueron enterrados entre febrero de 1937 y mayo de 1957. La mayoría de asesinatos son de 1937.

Se trató de un «exterminio seleccionado durante dos décadas». La mayoría fueron disparos en el pecho. Abundan los tiros de gracia con arma corta. Hay individuos golpeados con objetos contundentes. Muchos eran arrojados de tal forma que quedaban «en posiciones extremas». La mayoría tenía «entre 20 y 40 años».

Los enterrados en las seis primeras fosas fueron fusilados en la primera mitad de 1937. Los del sector 7, a partir de entonces. En el Patio Civil, eran sepultados los no creyentes y los suicidas. «Solían estar maniatados con alambres», explicó el director de los trabajos.

http://www.memoria-antifranquista.com/webvella/actualitat/malaga.pdf

Foto. Bebel García.

-Bebel, el futbolista republicano que orinó al pelotón de fusilamiento antes de morir.

El jugador del Deportivo fue un significado socialista que trató de frenar el golpe de 1936 en A Coruña.

Pese a su militancia socialista, Bebel García García jugaba de extremo derecho. Todavía resulta más paradójico que el futbolista del Deportivo, del que ahora se cumplen 110 años de su nacimiento, fuese zurdo. Poco importa su estatura, ciertamente baja. Porque, aunque no fuese un titular indiscutible y labrase su corta carrera en Segunda División, dio la talla hasta el último día de su vida, ante un pelotón de fusilamiento, tras el golpe de 1936.

El exotismo de su nombre podría remitir a las playas de Brasil. Sin embargo, así homenajeó su padre al político socialdemócrata alemán August Bebel. El socialismo y la ilustración también bautizaron a sus hermanos France, por el escritor francés Anatole France, y Jaurés, por el político galo Jean Jaurès. Solo Concha y José, el único bautizado, tuvieron nombres cristianos. Al resto los llamó Berthelot, Voltaire y Bélgica.

Bebel nació en Ribadeo, donde termina Galicia y, más allá del río, nace Asturias, la tierra de su madre. Pronto tuvieron que trasladarse a A Coruña, ya que su padre, fundador de la Agrupación Socialista del pueblo mariñense, fue desterrado por un artículo anticlerical publicado en el periódico que dirigía, Tribuna Popular. Volvió a empezar y cambió la venta de bebidas alcohólicas por una fábrica de lejías, que terminaría apodando a los hermanos.

El castigo impuesto en su villa natal no lo amedrentó y, ya en A Coruña, fue dirigente de la Agrupación Socialista, vocal de La Antorcha Galaica del Libre Pensamiento y director del periódico Acción Socialista. No extraña que con esa cuna sus hijos, militantes de las Juventudes Socialistas y, posteriormente, de las Juventudes Socialistas Unificadas, tratasen de frenar el golpe en julio de 1936, aunque lo pagarían muy caro.

Bebel y France fueron detenidos el 25 de julio en Guitiriz cuando intentaban huir a Asturias. Habían hecho frente a los militares golpistas y colaborado en la defensa del Gobierno Civil, asediado por la artillería rebelde. Fueron fusilados en Punta Herminia, a la sombra de la Torre de Hércules, y arrojados a una fosa común del cementerio de San Amaro. Nunca se encontraron sus cuerpos, ni tampoco el de Jaurés, paseado tiempo después.

José, quien había heredado el nombre de su padre, si bien lo llamaban Pepín, protagonizó una fuga rocambolesca. Secretario general de las Juventudes Socialistas Unificadas de la ciudad, secuestró un pesquero que lo condujo a Bayona, desde Francia logró penetrar en la zona republicana, combatió en el frente de Madrid y perdió una pierna en la batalla de Brunete. Cuando no había esperanza, huyó a Francia a través de los Pirineos.

Lo acompañaban su mujer y sus dos hijas, aunque una falleció en la travesía. Pepín fue uno de los dos mil republicanos que cruzaron el Atlántico a bordo del Winnipeg, rumbo a Chile. Tras pasar por Paraguay, en 1939 se exilió en Buenos Aires. Allí vivió hasta que en 1977 decidió volver a A Coruña, donde fue enterrado dos décadas después en el cementerio de San Amaro. Una forma de reencontrarse con sus hermanos, sesenta años más tarde.

En 2002, su apodo fue estampado en la placa de una calle, Hermanos de la Lejía, situada cerca de donde fueron asesinados y de la ciudad deportiva de la Torre, el antiguo campo de entrenamiento del Deportivo. No queda lejos de la casa familiar, en la calle San Roque, en la falda del barrio de Monte Alto. Condenados a muerte por rebelión militar, Pepín quiso limpiar su memoria a su regreso a la ciudad, pues los franquistas los habían acusado de diversos delitos.

El historiador Carlos Fernández traza un retrato de Bebel y sus hermanos a partir de varios testimonios en el libro Alzamiento y guerra civil en Galicia (1936-39), publicado por Edicións do Castro. «Vivían con su madre viuda y comerciaban con lejía que fabricaban ellos mismos. Tenían una juventud combativa y ese optimismo fresco y alegre, de las juventudes marxistas españolas. No ha habido juventud de pulso más firme y de cabeza más clara que la que España dio a la guerra».

Foto. Placa homenaje a asesinados, en A Coruña.

Eduardo Galeano en el libro Espejos:

«La Coruña, verano de 1936: Bebel García muere fusilado. Bebel es zurdo para jugar y para pensar. En el estadio, se pone la camiseta del Depor. A la salida del estadio, se pone la camiseta de la Juventud Socialista», escribe el autor uruguayo en el relato Última voluntad. «Once días después del cuartelazo de Franco, cuando acaba de cumplir veintidós años, enfrenta el pelotón de fusilamiento». Galeano retrata así el último aliento del indomable:

-Un momento —manda.

Y los soldados, gallegos como él, futboleros como él, obedecen.

Entonces Bebel se desabrocha la bragueta, lentamente, botón tras botón, y de cara al pelotón echa una larga meada.

Después, se abrocha la bragueta:

-Ahora sí.

https://www.publico.es/politica/bebel-futbolista-republicano-orino-peloton-fusilamiento-morir.html

Foto. La fábrica, en Barcelona.

-La familia judía que intentó escapar del Holocausto nazi: la historia oculta tras una antigua fábrica de muñecas en Barcelona.

En 2002, Dory Sontheimer encontró unas cajas en las que descubrió la historia de su familia judía y del negocio que cambió sus vidas. La fábrica Lehmann, en Barcelona, cuenta un relato marcado por el exterminio nazi y la dictadura franquista.

Dory Sontheimer nació en Barcelona en 1946. Sus padres lo hicieron, unos cuantos años antes, en Alemania. Eran de origen judío. Pero esto ella no lo supo hasta mucho tiempo después, cuando presentó en casa al que acabaría siendo su marido y su padre decidió explicárselo. Lo que tampoco sabía entonces, y tardaría unas cuantas décadas más en saber, era que aquello no era lo único que se escondía entre las raíces de su familia.

En 2002, después del fallecimiento de su madre, encontró unas cajas misteriosas en un altillo, detrás de unos edredones. Había cartas, fotografías, pasaportes, carpetas. Lo que contenían lo desgranó en dos libros editados por Circe, Las siete cajas (2014) y La octava caja (2016): la huída desesperada de su familia de un régimen antisemita, la muerte de más de una treintena de parientes por el exterminio nazi, el destino del negocio que provocó que Dory naciera en el lugar donde nació.

La fábrica Lehmann. Este es el punto de partida de esta historia. Todavía conserva el nombre. Y una dirección: carrer Consell de Cent, 159. Puede visitarse. Se accede por un callejón cubierto y de suelo irregular, machacadas las piedras por el peso de los carruajes que antiguamente lo cruzaban. Da a un patio en el que sobresale una imponente chimenea de ladrillo de más treinta metros de altura, construida en 1903.

Dory entró por primera vez en este sitio hace diez años, cuando ya trabajaba en la documentación que había encontrado en la casa de sus padres. Perseguía el rastro de una empresa fundada en Núremberg que se dedicaba a la producción de muñecas y que a comienzos del siglo XX abrió una sucursal en Barcelona. Descubrió un sitio en el que hoy trabajan arquitectos, joyeros, artistas, ceramistas, editores y el personal de un restaurante de ahumados.

Pero sí. La fábrica Lehmann existió como tal. Y la abrió una empresa alemana para la que trabajaba su abuelo paterno, que llegó a ejercer de máximo encargado. Todos sus socios eran judíos. Se dedicaban a la juguetería y el negocio marchaba bien. Tanto que decidieron expandirse e instalarse en la capital catalana, donde encontrarían más mercado y una mejor posición estratégica para exportar a América. El propio padre de Dory, tiempo después, se mudaría a Catalunya enviado por la compañía…

https://www.publico.es/sociedad/familia-judia-escapar-holocausto-nazi-historia-oculta-antigua-fabrica-munecas-barcelona.html

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.