Artículo y carta de ‘Arenas’: La crítica y la autocrítica de masas, motor del tránsito del socialismo al comunismo y M.P.M. a un escritor comunista / Cómo se impone el relato policial: alarma, falsedades y medias verdades.

Pantallazo artículo de Arenas.

Muro de solidaridad y denuncias:

Libertad Camarada Arenas:

-Incorporación de artículos en la web por su liberación.

*La crítica y la autocrítica de masas: motor del tránsito del socialismo al comunismo.

Incluido en La negación de la negación.

Prisión de Albocàsser, julio 2016.

Hace unos meses leí una cita extraída de un discurso, pronunciado por Alexei Zhdánov en1947, que habla de una “nueva ley dialéctica”, y como resulta que el contenido y la forma de esa “nueva ley dialéctica” se asemeja mucho a las conclusiones a que nosotros habíamos llegado en el trabajo La negación de la negación, me produjo una gran impresión hacer tal “descubrimiento”, a la vez que me lamentaba amargamente por no poder tener acceso a los textos de los que se había extraído esa cita.

Recientemente ha llegado a mis manos un trabajo de Vincent Gouysse que contiene importantes documentos e informes que no conocía (y a los que nunca hemos podido tener acceso), la cita de Zhdánov a la que me he referido y otras dos citas de Stalin relacionadas con el mismo tema, de modo que he visto necesario hacer algunos comentarios sobre esta cuestión…

https://libertadarenas.wordpress.com/articulos/

Portada libro Cartas desde la cárcel.

*Cartas de M.P.M. a otros m-l:

(De una carta anterior)

…Vamos con otro asunto. Como habrás podido leer en la carta de J. que me has hecho llegar, de entre los textos de estudio y reflexión de mi cosecha, este hombre destaca (“en particular, me gustó”, dice) El proceso de transición del capitalismo al comunismo. Pues bien, este reconocimiento y los comentarios que le acompañan, tienen para mí una “particular” importancia por dos motivos: primero, por la alta cualificación moral e intelectual de J.; y segundo, porque ha sido, por extraño que parezca, la primera “valoración” que he recibido de ese trabajo.

Por eso te pido, Elipe de mi alma, que lo tengas en cuenta y que me envíes todos los comentarios y críticas que puedas recoger sobre ese texto, a fin de que yo pueda seguir “respirando”. Un abrazo.

Aranjuez 20-10-2021

Estimado camarada J:

He recibido la carta que usted me ha enviado a través de Elipe. Y antes de nada quiero agradecerle profundamente su reconocimiento de nuestro Partido así como la labor que venimos realizando en defensa de la verdad, de la libertad y del socialismo.

Yo me siento muy contento (y me estimula enormemente) por la valoración que usted ha hecho en su carta de mis trabajos teóricos. En cuanto a mi modesta contribución al “arte popular”, ciertamente, como usted señala, merece una “mención aparte”.

Hace ya bastantes años que la camarada G. nos hizo saber que un “camarada chileno”, residente en Rusia, traducía las cartas que nosotros le enviábamos, pero no nos habló de sus libros hasta poco antes de que llegaran a nuestras manos. Claro está que no sucederá lo mismo con su biografía de Stalin.

Los camaradas en la calle ya están alertados para que consigan y me envíen a la cárcel ese primer tomo de esta otra obra suya cuando sea publicada, y para que hagan lo mismo con los otros dos tomos que completan la trilogía.

Por cierto, que un trabajo como este, solo por sus 1.500 páginas de extensión (¡no hablemos del contenido!) resulta una obra monumental. A ello ha contribuido, no cabe duda, la apertura de los archivos que con toda seguridad usted habrá sabido aprovechar hasta donde le ha sido posible. Y desde luego no hace falta decir que la personalidad y la obra de Stalin, y su gran trascendencia, merecen ese “monumento” al que usted está dedicando tanto esfuerzo.

Camarada J., en su carta usted califica de “encomiásticos” los términos que he utilizado en la evaluación de los dos libros suyos que llegaron a mis manos, pero a mí no me lo parece, como es lógico suponer. Es más, ahora debo decirle con toda franqueza que me quedé corto en la valoración de esas dos obras, y que usted tiene razón en lo que respecta al prólogo de Génesis, vida y destrucción de la Unión Soviética, por cuanto en dicho prólogo, ciertamente, ya aparece expuesta una clara y firme posición y se apuntan “maneras” que no dejan lugar a dudas respecto al verdadero carácter y contenido marxista-leninista de la obra. En fin, lo que realmente sucede -y pienso que esto usted lo podrá comprender- es que un servidor está ya muy escaldao…

Bueno, por esta vez no le distraeré más. Esperaré a leer su biografía de Stalin para ponerle de nuevo unas letras.

Reciba un fuerte abrazo.

Del libro De dentro afuera. Cartas desde prisión.

Disponible en el catálogo de materiales.

Foto. Plana del PNV en su txozna festiva.

Guerra sucia policial:

-Cómo se imponen los relatos policiales.

Muy aplicable a muchas localidades del Estado.

Así impone el relato policial el alcalde de Bilbao: alarma, falsedades y medias verdades.

Colectivo antimilitarista Gasteizkoak.

Aburto ha tergiversado el relato de la seguridad de la ciudad contra la evidencia, los datos y los expertos. Analizamos el discurso securitario alrededor de Aste Nagusia.

Abordar la llamada cuestión policial a menudo suele hacerse acometiendo procelosos debates entre quienes defienden la necesidad de una mayor presencia policial en nuestras calles, quienes promulgan una inaplazable reforma de los modelos policiales en vigor o quienes sencillamente abogan por la abolición policial. Esos grandes debates son, sin duda, necesarios, pero no deberían despistar nuestra mirada de aquellos que, sin grandes debates ni argumentos, desde sus instancias de poder público, en nuestro día a día, tratan de imponernos una serie de falsas verdades incuestionables sobre la necesidad y conveniencia de la presencia y contundencia policial como única forma de hacer frente a la delincuencia y, se supone, con ello garantizar nuestra seguridad. Dejarlas pasar sin rebatirlas es facilitar que se instalen en el imaginario colectivo como irrefutables. Y con demasiada frecuencia caemos en ese error.

Veámoslo con un solo ejemplo, el que nos ha puesto en bandeja el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, en el marco de la pasada Aste Nagusia. Y planteémonos posteriormente si no es más posible de lo que pensamos abordar los conflictos sin recurrir a la policía.

-Las ‘falsas verdades’ de Aburto sobre seguridad y policía en las txosnas

En unas declaraciones públicas, el alcalde de Bilbao declaraba que representantes de las konpartsak, antes de Aste Nagusia, había tenido “una reunión con la Policía Municipal” donde “pidieron menos policías”: “Parece que no les gusta. Pero la ciudadanía nos pide más policía, y yo no voy a atender a las comparsas, voy a atender a la ciudadanía. Yo soy el responsable de seguridad, y de seguridad no voy a hablar con las comparsas. La ciudadanía lo demanda cada día más”. No sabemos a qué llama Aburto “ciudadanía”, de la que parece dejar fuera a las comparsas, pero, antes de ninguna otra consideración, dejemos claro que la actitud de Aburto, además de prepotente, nos parece francamente falta de educación: te reúnes con las personas representantes del colectivo de las comparsas, que son quienes pusieron en marcha e impulsaron y organizan en auzolan –trabajo colectivo por la comunidad, no retribuido materialmente– el corazón de las fiestas populares bilbaínas, y que acumulan 45 años de experiencia organizativa en esa tarea, y les dices que te importa un comino lo que opinen sobre la seguridad de las fiestas, y que se va a hacer lo que tú digas. Lo dicho, de muy mala educación.

Pero Aburto sabe más cosas al respecto sobre la cuestión, información que se calla o distorsiona, a su gusto, porque en esta ocasión le conviene. Para empezar, que Bilbao no es para nada una ciudad insegura, ni siquiera midiendo la seguridad de la misma con parámetros policiales y delincuenciales (con los que no estamos de acuerdo). La web del Gobierno Vasco recogía en marzo de 2022 que, según el análisis de los delitos estratégicos conjunto efectuado por Ertzaintza y Policía Municipal de Bilbao, “Bilbao se afianza en 2021 como una de las tres ciudades más seguras del Estado –por sí sola y en sus diferentes ámbitos poblacionales de referencia–; siendo la más segura si excluimos los hurtos y nos fijamos en los delitos más graves y que mayor alarma social generan”. Es más, según recoge recientemente la asociación Bizkaia Talent –Impulsada por el Departamento de Promoción Económica de la Diputación Foral de Bizkaia–, “Bilbao es la cuarta ciudad más segura del planeta según World’s Best Cities 2023, ranking de los 100 mejores destinos urbanos del mundo para vivir, trabajar, invertir y visitar”. Aburto todo esto lo sabe. Más aún, ha hecho gala de ello cuando le ha convenido, como cuando a finales de 2019 afirmaba que los datos “avalan a Bilbao como la ciudad más segura del Estado”.

Ante esta llamativa contradicción entre lo que se dice que opina la ciudadanía, y lo que reflejan los datos, cualquier responsable político debería centrar sus esfuerzos en una tarea pedagógica: primero, para conocer las razones de esa contradicción y, segundo, para acabar con ella. Una forma idónea para que desaparezca la infundada sensación de inseguridad. Si Aburto hubiera actuado responsablemente, habría podido comprobar que según las investigaciones de académicas expertas en la cuestión (como en este caso la catedrática de Derecho Penal Caty Vidales Rodríguez), hay “un alto grado de consenso en señalar la importante influencia ejercida por los medios de comunicación en la génesis de la sensación de intranquilidad. En efecto, el constante relato –en ocasiones, sesgado, parcial y distorsionado– de hechos constitutivos de delito contribuye de manera decisiva a la creencia de que la inseguridad es mayor ahora que cuando la información sobre los mismos no gozaba del innegable protagonismo que ostenta en la actualidad”.

Ese proceder irresponsable de no pocos cargos institucionales lleva a lo que la propia experta considera aún más preocupante: “Provoca la demanda social de mayor seguridad que, a veces, se ve plasmada en la toma de decisiones político-criminales desacertadas o, cuanto menos, cuestionables”. Por ello, asegura que “la clave no está en incrementar la presencia policial”. Pero el alcalde de Bilbao, como vamos a ver, ha apostado justo por todo lo contrario.

Aburto alcanzó la alcaldía de Bilbao por primera vez en 2015, y a pesar de que él mismo reconoce que es una ciudad segura, desde 2016 hasta 2023 ha incrementado ni más ni menos que en un 25,39% el número de policías locales. Ese incremento ha sido aún más notable en la Aste Nagusia, ya que en ese mismo periodo está cerca de triplicarse la presencia de policías locales, pasando de 300 policías a cerca de 800. ¡Como para no entender que las comparsas reclamen menor presencia policial!

Esa presencia policial se incrementó especialmente en el año 2019, con un 90% más de policías que en 2017 y un 20% más que en 2018, pero, curiosamente, y dejando una vez más claro que el aumento de la presencia policial no equivale a la reducción delictiva, en 2019 se contabilizaron un 25,2% más de delitos que en 2017 y un 28,3% más que en 2018. Visto el comportamiento de la policía local bilbaina, es como para plantearse la duda de si su mayor presencia en las fiestas es el motivo del aumento de los delitos.

En cualquier caso, Aburto ha aparecido contento en su valoración sobre la seguridad de la Aste Nagusia 2023, porque “el número de detenciones está siendo muy importante”; “Son más que nunca, ese es el dato, en torno a un 30% más que el año anterior”; y “en algunos momentos los calabozos han estado llenos”. Sucede que este más que llamativo incremento de las detenciones se da en un año, 2023, donde el número de denuncias por delitos cometidos ha descendido un 17%. Y ello nos lleva a una nueva duda razonable: ¿Se estará deteniendo a más personas inocentes, recurriendo para ello a los sesgos de raza o procedencia? La pregunta no es aviesa, pues hay circunstancias que la sugieren.

Con más policía, más delitos.

-Las consecuencias sobre la población que omite Aburto

Por un lado, porque el uso de los denominados perfiles raciales es un problema endémico, tal y como concluyó el Grupo de Trabajo de Expertos sobre los Afrodescendientes tras su visita a España en 2018. Ese mismo año, la Comisión Europea contra el Racismo y la Intolerancia (ECRI) fue contundente al afirmar que “la discriminación racial por parte de las fuerzas del orden es un problema continuo”. De ello también quedó constancia reciente el pasado junio, al conocerse queun responsable de un cuerpo policial en Irún recompensaba por mayor número de personas migrantes detenidas. La policía local bilbaína no parece escapar a él, ya que las propias comparsas han denunciado este año la violencia policial contra los denominados manteros y SOS Racismo Bizkaia ha denunciado en numerosas ocasiones la violencia policial racista de la policía municipal, hasta el punto de tener que enviar una carta pública a Aburto el pasado julio, firmada junto con otras 8 organizaciones, para exigir el cese de la concejala de seguridad y el fin de los abusos policiales racistas.

Pero, por otro, porque Aburto se destaca por ser de quienes unen la eficacia policial al número de detenciones (declaraba en el transcurso de las pasadas fiestas que “la eficacia policial está subiendo mucho, y eso provoca que se estén produciendo más detenciones que nunca”). Sin embargo, son ya innumerables los estudios y personas expertas los que advierten de este grave hecho, como, por ejemplo, Human Rights Watch (HRW) cuando señala: “La masiva utilización de las facultades policiales de detener, por ejemplo, sólo puede justificarse en la necesidad de “hacer estadísticas” que demuestren la eficacia policial con el único argumento de la cantidad, y en la autoritaria práctica de detener para investigar en vez de investigar para detener. Paralelamente, la fabricación de delitos con la finalidad de poder venderle una noticia a la prensa que mejore la imagen de la comisaría interviniente”. En un entorno más cercano, la propia Caty Vidales (que también es directora del Centro de Estudios sobre Prevención y Seguridad de la Universidad Jaume I), incide igualmente en que “en cuanto a la rendición de cuentas se refiere, no puede desconocerse que supone un importante escollo el hecho de que la productividad y, por tanto, el reconocimiento a la labor policial se mida por resultados y no por la puesta en práctica de medidas preventivas eficaces o la prestación de un esmerado servicio”.

Pero no es solo la población racializada la que sufre las consecuencias de los perfiles delincuenciales, tanto en las identificaciones como en las detenciones, también las padecen “los hombres jóvenes, y las personas que pertenecen a minorías étnicas o religiosas”, como recoge el doctor en Derecho y profesor de Criminología José María López-Riba en su investigación El análisis cuantitativo de las identificaciones y las detenciones policiales en España: Datos disponibles, limitaciones e implicaciones. Además, se queja amargamente de la falta de datos, especialmente en algunos casos: “La limitación más importante al respecto es la falta de datos de las policías locales en general y de cuerpos autonómicos como la Ertzaintza o el Cuerpo General de Policía Canaria”. A lo que añade otra importante cuestión que se nos oculta, pues en los datos oficiales “no aparece el tipo de detención que se ha realizado (preventiva o procesal) ni se ofrece el número de personas detenidas a las que finalmente se ha condenado por delito”. Algo fundamental, porque igual las numerosas detenciones de la policía de Aburto en la Aste Nagusia no han servido para detener delincuentes, sino para engrosar las cifras de Aburto… y amargar las fiestas a las personas detenidas inocentes.

Todo ello, lógicamente, lleva a que una parte no desdeñable de la población sufra inseguridad cuando contempla los grandes despliegues policiales en fiestas, y escucha a responsables institucionales anunciar cómo van a aumentar las detenciones, para justificar su decidida apuesta contra una inseguridad ciudadana previamente azuzada por las personas responsables de la seguridad y sus cuerpos policiales. Pero, además de ello, y como recoge Caty Vidales de otra investigación de Rico y Salas (Inseguridad ciudadana y delito, 1988), para el resto de la población “un incremento de la represión no suprimirá o reducirá inevitablemente el sentimiento de temor de la población ante la criminalidad; antes bien, puede aumentarlo en la medida en que los ciudadanos piensen que a mayor número de actividades represivas debe corresponder una realidad criminal más seria”. A lo que un conocido experto en la materia, David H. Bayley, añade que “pese a los numerosos análisis, no se ha conseguido encontrar una conexión entre el número de agentes de policía y el índice de delincuencia. Además, se ha demostrado que las principales estrategias de la policía moderna tienen poca –o ninguna– repercusión sobre la delincuencia”. Y es que una de las principales claves está en lo que otro experto en cuestiones policiales, Diego Torrente Robles, señalaba ya hace años: “La meta de acabar con, o siquiera reducir significativamente, la delincuencia escapa a las posibilidades reales de la Policía. Controlar los factores que la producen es algo que está fuera de su alcance”…

Artículo completo:

https://www.elsaltodiario.com/policia/relato-policial-alcalde-bilbao-aste-nagusia

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