Novela ‘El éxodo de Málaga a Almería’ / Única querella contra el franquismo que permanece viva, en Argentina / Miguel Hernández, el poeta del Pueblo.

Portada «El éxodo».

Memoria histórica imprescindible:

-Libro ‘El éxodo de Málaga a Almería’.

Resignificar la huida de miles de andaluces del horror franquista: “Todos los éxodos son el mismo éxodo”.

La autora María Jesús Orbegozo, la historiadora Verónica Sierra y la ilustradora María Rosa Aránega publican ‘El éxodo de Málaga a Almería’, una novela para releer uno de los episodios más crudos de la Guerra Civil: “Es en Málaga, pero podría ser cualquier otro lugar”.

Con el avance de las tropas golpistas de Franco en 1937, el horror se abrió paso como una herida abierta por la costa de Málaga hacia Almería. Una masa de personas que nunca ha sido cuantificada con cifras oficiales huyó del terror de las bombas, que venían por cielo y por mar, en la que pronto se conoció como ‘la carretera de la muerte’. Una ‘desbandá’ cuyas víctimas prefieren que se conozca como juía, huida, éxodo, intento desesperado de escapar de la muerte. Ahora, tres mujeres han querido recuperar la memoria del trágico suceso a través de la historia de una familia, con personajes que nunca existieron, y que, sin embargo, son tan reales como lo fueron las bombas fascistas.

Escribe María Jesús Orbegozo (1945, Zumárraga, Guipúzcoa) al principio de su novela ‘El éxodo de Málaga a Almería’ (El mono libre) que todas las historias de éxodo son la misma. No hay diferencia, “todos salen huyendo de la muerte, de la enfermedad, del hambre o de la persecución a una tierra prometida. Muchos, muchísimos, no llegan”.

Con esta visión de contar la lucha por algo tan primario como sobrevivir, Orbegozo recoge las penurias de malagueños como Cirilia, Isidoro o Teresa, que hacen su camino desde su pueblo hacia Almería, con la llegada inminente del ejército golpista. La novela, marcada por los episodios violentos que se vivieron en aquel camino que siguieron miles de personas, no es solo suya. También cuenta con la visión de la historiadora Verónica Sierra (Guadalajara, 1978) y de la ilustradora María Rosa Aránega (Almería, 1995), tres generaciones diferentes que completan el relato, que se presentará este 1 de mayo en la Feria del Libro de Málaga.

Una de las ilustraciones del libro.

Aunque no fue la primera vez que se atacó directamente a población civil después del golpe de Estado de Franco, la conocida como ‘desbandá’ supuso uno de los ejemplos más crueles de la represión fascista. Con las arengas del general golpista Queipo de Llano sonando en la radio, que alentaba a “cazar” a los republicanos, las tropas franquistas empujaban a miles de personas a huir de sus casas a medida que avanzaban. En el tramo de Málaga a Almería, con el mar y los acantilados a un lado y las montañas a otro, solo quedaba una opción: la carretera. Y el ejército de Franco lo sabía bien. El ataque fue total, por tierra, mar y aire. Incluso se bombardeaban las montañas para que las rocas aplastaran a los refugiados, en buques cuyos nombres todavía hoy coronan en placas algunas calles de España.

No se pudo organizar una evacuación ordenada, con lo que la gente salía en estampida, como podía, explica Orbegozo. “Los habitantes de Nerja cuentan que cuando vieron llegar las masas de Málaga tenían la sensación de que era un hormiguero negro, una masa oscura de personas”, asegura. Y en esa masa, por supuesto, había niños, personas enfermas, ancianas… “En realidad, un personaje [de la novela] son cientos de personas que participaron en el acontecimiento”, explica la historiadora Verónica Sierra. “El fin principal era obvio, el de atemorizar, difundir un terror y un pánico para que todo el mundo sepa dónde tiene que ir. La propaganda más eficaz siempre es la del miedo. El miedo es lo que te detiene, el miedo es lo que te hace avanzar”.

A través de los testimonios de una familia que vive el trauma, la muerte, y la desesperación por sobrevivir, se explican relatos de personajes como el doctor Bethune, un médico canadiense que documentó la masacre y luchó incansablemente durante días para intentar evacuar a la máxima cantidad de personas posibles, teniendo que tomar la difícil decisión de a quién priorizar. También otros hechos atraviesan el texto, como el de la represión diferenciada que vivieron las mujeres, agredidas sexualmente en muchos casos. “La violación es un castigo diferencial, es decir, no se viola a los hombres, se viola a las mujeres, no solo en un ejercicio de fuerza o de dominio masculino, sino un ejercicio también de dominio ideológico”, indica Verónica Sierra.

Es imposible leer ‘El éxodo de Málaga a Almería’, ver sus ilustraciones y no pensar en los éxodos forzados que vemos hoy, especialmente en Gaza…

https://www.eldiario.es/andalucia/resignificar-huida-miles-andaluces-horror-franquista-exodos-son-exodo_1_11240454.html?goal=0_10e11ebad6-c945a91ace-64733153&mc_cid=c945a91ace&mc_eid=741781b133

Foto. Delegación en Argentina.

-La única querella contra el franquismo que permanece viva en el mundo.

Declarar en sede judicial 50 años después de ser torturada y tener que recorrer 10.000 kilómetros para ello: una delegación de víctimas del franquismo viaja hasta Argentina para seguir impulsando la querella contra los crímenes de la dictadura española.

En 1975 Lucila Aragó fue detenida y conducida a la Dirección General de Seguridad de Valencia. Allí fue torturada por agentes de la Brigada Político Social durante nueve días, pese a que el tope para la privación de libertad era de cinco. Pertenecía al Frente Revolucionario Antifascista y Patriota, el FRAP. La acusaban de terrorismo. En el mismo edificio donde hoy está la Jefatura Superior de Policía, y que no luce ninguna placa en recuerdo, Lucila sufrió interrogatorios continuados, patadas en las piernas, puñetazos en la espalda. A veces los policías hacían “el corro”, y se iban pasando su cuerpo de unos a otros a empujones. Otras la tumbaban sobre una silla apoyada en la zona lumbar para que permaneciera de manera horizontal. En esa dificultosa posición le pegaban golpes en la planta de los pies.

El pasado 16 de marzo de 2024 llegaba a Buenos Aires (Argentina) para declarar por primera vez en un juzgado por el maltrato sufrido. Ha tenido que esperar 49 años y recorrer 10.000 kilómetros. Pero siente satisfacción. Confiesa que hasta 2010, cuando un grupo de víctimas del franquismo se coaligaron en CEAQUA para poner una querella al otro lado del charco, no se dio cuenta que era una de ellas. Y ya solo el “darse cuenta” es un paso muy importante para acabar con el muro de impunidad, explica a El Salto. “Tras declarar he sentido una mezcla entre pesadilla, horror y vergüenza porque esto permaneciera en el lado oscuro, y además tengo un sentimiento contradictorio porque dada la situación en Argentina no sabemos cuál va a ser el recorrido de la querella, los compañeros allí están preocupados”.

Entre el 16 y el 24 de mayo una delegación de CEAQUA, la coordinadora de organizaciones que impulsó una querella contra el franquismo en Argentina, se ha personado en los juzgados de Buenos Aires para ser atendida por la jueza María Servini, quien lleva la instrucción de la causa. 16 víctimas y peritos han vuelto para demostrar que el caso de Lucila Aragó no fue un caso aislado, y que durante el franquismo y la transición se cometió violencia sistémica contra un sector de la población, y por tanto, son crímenes de lesa humanidad que no prescriben.

“Mi sensación es que la jueza Servini tiene mucha disposición pero está teniendo muchas dificultades por falta de colaboración del Estado español”, expresa Gabriela López Neira coordinadora del Centro Sira, quien ha acudido a Argentina como psicóloga y perito forense. En el viaje han constatado que gobierno y jueces bloquean tanto la información que solicita la jueza argentina como las rogativas para que las víctimas declaren en suelo español. “Estamos muy lejos de Argentina, donde tienen 1.200 militares condenados. Ellos también tenían una ley de amnistía que revocaron y una narrativa clara de que no se puede equiparar la violencia ejercida por el poder de la ejercida por los grupos que luchaban contra la dictadura”…

https://www.elsaltodiario.com/memoria-historica/unica-querella-franquismo-permanece-viva-mundo

Miguel Hernández.

-Miguel Hernández, el poeta del Pueblo.

Para la libertad

Para la libertad sangro, lucho, pervivo.

Para la libertad, mis ojos y mis manos,

como un árbol carnal, generoso y cautivo,

doy a los cirujanos.

Para la libertad siento más corazones

que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,

y entro en los hospitales, y entro en los algodones

como en las azucenas.

Para la libertad me desprendo a balazos

de los que han revolcado su estatua por el lodo.

Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,

de mi casa, de todo.

Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,

ella pondrá dos piedras de futura mirada

y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan

en la carne talada.

Retoñarán aladas de savia sin otoño

reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.

Porque soy como el árbol talado, que retoño:

porque aún tengo la vida.

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