Luchas obreras rescatadas del olvido
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Francia -1947- Huelgas a lo largo y ancho de todo el País
Durante los años posteriores a la II Guerra Mundial, los trabajadores franceses estaban sumidos en la miseria más absoluta; los precios se habían disparado en casi un 60%, los salarios estaban congelados y las cartillas de racionamiento no daban ni para una sola comida al día. El gobierno teníaderecho de veto sobre cualquier decisión salarial.
Ante esta situación, en abril de 1947, los primeros en saltar fueron los obreros de la Renault en las afueras de París, en la que trabajaban 30.000 obreros. Un mes después el gobierno retrocede y accede a un aumento salarial.
A comienzos de noviembre, estalló un movimiento huelguístico en Marsella. Algunos trabajadores fueron detenidos. 4.000 manifestantes tomaron el Palacio de Justicia para liberarlos. Un joven trabajador comunista fue asesinado. Al día siguiente, tres de cuatro trabajadores estaban en huelga.
Unos días después los mineros del Norte se declararon en huelga. Esta se extendió de nuevo a la Renault, la Citroën, Peugeot, Michelin, los ferroviarios, los estibadores y todo el servicio público.
El aumento salarial era la principal reivindicación, pero las huelgas también suponían un rechazo al Plan Marshall, denunciado por los obreros comunistas como “instrumento de esclavitud”. El presidente de la República, el socialista Auriol, calificó al movimiento de “violencia insurreccional”.
A finales de noviembre, 30.000 huelguistas, mineros, ferroviarios y obreros del textil se manifestaban en Saint- Etienne. Se enfrentaron con barras de hierro a los CRS (antidisturbios) y a los paracaidistas. Los manifestantes se subieron a las ametralladoras de los militares y los desarmaron, al tiempo que obligaban a los gendarmes a salir de la comisaría. Durante ese mes tuvieron lugar numerosos sabotajes: se bloquearon las vías ferroviarias en diversos puntos, los mineros cegaron los pozos; se asaltaron comisarías para liberar a los detenidos.
El 4 de diciembre, la Asamblea Nacional votó una ley “en defensa de la República y la libertad de trabajo”, es decir criminalizando el derecho de huelga, ley que tres años después hubo de ser derogada. Ese mismo día, los huelguistas tomaron la estación de Valence encabezados por dirigentes de la CGT y del PCF. Los manifestantes volcaron vehículos policiales, los gendarmes disparaban a matar, hubo muertos y heridos. Dos policías fueron tomados como rehenes y canjeados por los detenidos.
La brutal represión no se hizo esperar. Miles de trabajadores fueron despedidos, otros fueron aislados en puestos de trabajo que impedían relacionarse con sus compañeros. Unos 1500 obreros fueron procesados. Sin embargo, al año siguiente volvieron a estallar las huelgas, especialmente en el sector minero.
El movimiento huelguístico tuvo también sus repercusiones en el mundo sindical. Una escisión de la CGT fundó Force Ouvrière, con el apoyo financiero de la AFL norteamericana -que por aquel entonces algunos historiadores ya la relacionaban con la CIA- y de las organizaciones trotskistas.