Italia: Declaraciones de Alfredo Cospito y Anna Beniamino en la vista criminalizadora del 19 de junio. El 41 bis es tortura.

Foto. Alfredo Cospito, en uno de sus juicios.

Italia

Presos políticos, 41bis, criminalización.

-Declaración de Alfredo Cospito en videoconferencia en la vista del 19 de junio de 2023 en el Tribunal de Turín por el recálculo de la pena y la eventual confirmación de la cadena perpetua.

Esta declaración está estrechamente relacionada con el juicio porque entra en el fondo del trato sancionador que me habéis infligido. Trato sancionador que es inconstitucional y contradice sus propias leyes. Trato sancionador, el 41 bis, que desvirtúa el sentido mismo de mi encarcelamiento, imponiéndome una censura sin sentido que limita mi derecho a la defensa. 1.

A nadie se le escapa cómo mi proceso ha sido utilizado como una especie de garrote por un partido político, «el gobierno», contra otro partido político, la llamada «oposición». Mi traslado de última hora de una sección a otra en previsión de la llegada de los parlamentarios del PD. 2 es un ejemplo flagrante. Demuestra cómo el DAP. 3 y el 41 bis han sido instrumentalizados con fines políticos.

Estos hechos están estrechamente ligados a este juicio porque son producto de dinámicas políticas pasadas que condujeron a nuestra desproporcionada persecución y condena por masacre política. Callarme ahora, en el único momento en que puedo defenderme, significaría avalar esta deriva peligrosa y totalitaria. Antes de hablar de Fossano y de la llamada «masacre» (aunque hay poco que decir, bastaría con ver las imágenes de los daños de la tremenda explosión) durante sólo dos minutos tendré que mencionar tres muertes, de dos de las cuales soy de alguna manera responsable, la tercera muerte la de Cosimo ocurrió en el centro clínico de Opera, pabellón 41 bis.

Son todas muertes ligadas a mi historia porque están ligadas a la impunidad del régimen en el que he tenido que luchar y sobrevivir durante un año para no sucumbir. No puedo callar, se lo debo a los condenados a muerte encerrados en ese centro clínico, se lo debo a los que han dejado morir y a los que en este momento en la cárcel de Sassari se están dejando morir para hacer oír su voz. Se lo debo a Domenico Porcelli, que lleva cuatro meses en huelga de hambre. A su lado están sus hijos y Teresa Pintus, su abogada. Le apoyan los pocos revolucionarios anarquistas, comunistas e independentistas sardos que luchan contra el 41 bis a costa de la cárcel y la represión. Domenico para el Estado es un mafioso, por lo tanto, carne de cañón indefendible, para él la constitución no vale. Para él, ningún desfile empalagoso de políticos, ninguna atención mediática. Estoy seguro de que Domenico no será noticia ni siquiera cuando esté muerto. Como ya ha ocurrido con dos pobres cristos que murieron uno tras otro en huelga de hambre en la cárcel de Augusta. Y de los que me siento responsable, porque influenciados por el sabueso mediático que seguía mi huelga apostaron y se deslizaron rápidamente hacia la muerte. Sus muertes no causaron ningún revuelo, un silencio cómplice y obsceno los envolvió.

Uno de ellos era ciudadano ruso y simplemente pidió ser repatriado. Imagínense lo que habría ocurrido si hubiera sido un italiano el que hubiera muerto de hambre en una prisión rusa… las asociaciones humanitarias y los medios de comunicación habrían causado revuelo. En cambio, su muerte pasó desapercibida, la indiferencia fue total, revelando el rostro hipócrita, racista e imperialista de Occidente. La cara hipócrita del mismo Estado ético que, para mantener oculta su vieja complicidad, mantiene el espectáculo del horror del 41 bis. Un secreto a voces que resiste desde hace 30 años, que nadie tiene el valor de afrontar, que quien lo toca muere… y que sólo acabará, en la voluntad de quienes lo concibieron, cuando el último testigo de aquel acuerdo entre el Estado y la Mafia esté muerto y enterrado entre estos muros.

A veces tengo la duda de que es el propio sistema el que quiere que se lo digan, para qué si no trasladarse a Ópera en lo que Nordio tuvo el valor de describir como un centro médico de excelencia. Un tugurio caótico y mortal donde los viejos y moribundos se estacionan en soledad a la espera de la muerte. En esta subespecie de lager llueve en los pasillos, en verano te mueres de calor, el aire acondicionado no funciona, en invierno te mueres de frío. En las ventanas campan a sus anchas bocas de lobo, cucarachas, hormigas y mosquitos que atormentan a los encamados, paralíticos, ancianos, moribundos y ciegos.

Entre junio y octubre de 2022, en un centro clínico que puede «acoger» a 12 personas, seis no lo consiguieron, no sobrevivieron. Si tienen suerte, unos días u horas antes de la muerte, son trasladados a un hospital donde el tratamiento es más humano, pero donde siempre mueren entre extraños, sin el afecto de sus seres queridos. Todo recae sobre los hombros de los chicos y chicas que limpian y se pelean entre pañales y medicinas, y de las enfermeras que intentan hacerlo lo mejor posible, pero son pocas. La doctora a cargo traslada la responsabilidad a las enfermeras, a menudo llamándose a sí misma enferma, lo que es bastante embarazoso. Por supuesto, hablando de reclusos en situación precaria de salud, en la que basta que te descuiden un poco más para que te deslices hacia la muerte, las objeciones de los enfermos son escasas. Algunos presos intrépidos protestaron y los tribunales les dieron la razón, pero hablando de 41 bis, un mundo aparte e hijos de un dios menor, todo siguió igual.

Nadie debe morir aislado en una celda, bajo la fría mirada de una cámara que le filma en su habitación las 24 horas del día. Como le ocurrió en junio de 2022 a Cosimo Di Lauro. Este detenido murió de inanición, no estaba en huelga de hambre, simplemente había dejado de beber y comer, según los testimonios que he escuchado, y no sólo de detenidos, «no estaba en sus cabales». Una mañana el guardia lo encontró muerto, vigilado en su celda por una cámara, su agonía filmada, sin que nadie moviera un dedo. Di Lauro nunca llegó a ser hospitalizado, a diferencia de mí, que fui trasladado al hospital al menor indicio de enfermedad, aunque mi vida no corría peligro inmediato. A Cosimo, un simple «mafioso» y además incapaz de razonar y hacer valer sus derechos, se le dejó morir. Se abrió una investigación, se tomaron testimonios, entre ellos los de un valiente preso, pero todo quedó encubierto, al menos hasta hoy.

Cuántas cosas he visto en mi año de 41 bis. No sólo se encubren muertes, sino que puede ocurrir que el 41 bis se instrumentalice para otros fines. Y este uso «indebido» se encubre. Lo que se encubre es el uso demasiado claro del PD por parte del gobierno para culpar a la llamada ‘oposición’. Me refiero al desfile de los diputados del PD en Sassari y al uso instrumental por parte del gobierno de la información de la DAP que me preocupaba para arremeter contra el PD. Para ser claros, la estúpida colocación de Fratelli d’Italia. 4 en el parlamento. Es indicativo de mi traslado pocos días antes de la llegada de los diputados (de lo que estoy seguro de que el gobierno estaba al corriente) de una sección «tranquila» donde pasaba mis días en soledad a una sección donde, en la visión distorsionada de la DAP, estaban las «grandes» piezas de Sassari, los llamados jefes. Que, por cierto, hicieron todo lo posible para convencerme de que dejara de hacer huelga, y que luego fueron puestos en la picota en los medios de comunicación por mi culpa. Nadie me sacará de la cabeza que el DAP fue «inspirado» por el gobierno. Justo después de la visita de los diputados se desmembró la sección y me trasladaron a Opera.

Cuántas trampas ingenuas me tendieron que luego me salían regularmente por la culata. La confiscación de las notas judiciales convertidas en pizzini. 5, la ridícula acusación de una alianza entre la mafia y los anarquistas, la surrealista acusación de haber fingido ir a la huelga.

La convicción que me he formado a lo largo del último año es que el 41 bis no tiene como objetivo real acabar con el fenómeno de las organizaciones criminales. Sino amordazar a una generación de mafiosos, a los que el Estado utilizó y luego traicionó hace 30 años. Encerrarlos aquí hasta que mueran cerrándoles la boca para siempre, y esto por miedo a que una vez fuera se revelen los oscuros secretos de la república. Este es, como he dicho, el secreto a voces detrás de la intocabilidad de este régimen.

El 41 bis se levantará cuando haya muerto el último testigo incómodo de aquella época. Eso sí, si no se extiende al resto del llamado «sistema judicial», la barbarie tiende a extenderse, y puede escapársele de las manos. Entre la Mafia y el Estado muchas similitudes, voluntad hegemónica, monopolio de la violencia, jerarquía, autoritarismo. Pero una vez aquí, me di cuenta de que además de estas indudables características comunes, hay una especie de «pecado original» que necesita de un sistema liberticida como el 41 bis para mantener las piezas unidas, sin el cual el sistema en su conjunto se vendría abajo.

Esta es precisamente la intocabilidad del 41 bis, el haberse convertido en el centro neurálgico de todo el sistema democrático totalitario, la verdadera cara de la república italiana.

Por lo demás, qué puedo decir… nada ha cambiado, las fotos de mis padres incautadas hace un año aquí en Sassari, y devueltas con el sello de la censura a mi llegada a Opera, retenidas de nuevo a mi llegada a Sassari. Nada de música, mi petición de comprar un lector de CD rechazada por la dirección de la cárcel. Al parecer, los libros y la música siguen siendo vistos por la DAP como algo subversivo, y después de todo, algo de razón tienen.

Desde que estoy en la 41 bis no he tocado una brizna de hierba, un árbol, una flor, sólo cemento, barrotes y televisión. En los últimos meses con gran dificultad sólo he conseguido comprar un libro, y sólo porque los medios de comunicación hablaban de mí. Las entrevistas sólo una vez al mes con el cristal y la voz metálica del interfono. A mis hermanas y a mi hermano, que son los únicos que pueden visitarme, les depilan los tatuajes y los pendientes cuando llegan, porque podrían comunicar mensajes crípticos a través de los diseños tatuados.

Sin embargo, estas quejas mías se vuelven ridículas después de lo que vi en el centro clínico de Opera. Vi con mis propios ojos cómo el Estado pretendía aplicar éticamente la ley del talión a personas ancianas y enfermas, indefensas y medio dementes.

Mi ingenua petición de libros, música, publicaciones periódicas anarquistas, científicas, históricas y un césped para correr y algunos árboles se volvió risible, casi empalagosa. Me doy cuenta de esto.

Abolir el 41 bis.

Gracias camaradas y compañeros.

Siempre por la anarquía.

Alfredo Cospito

[En videoconferencia desde la prisión de Bancali, Sassari, 19 de junio de 2023]

Notas:

1. El Tribunal estableció que los abogados no pueden asistir al examen de los videos de un atentado que le imputan

2. Partido de centro-izquierda parecido al PSOE

3. Departamento Administración Penitenciaria

4. El partido de Giorgia Meloni

5. Nombre de los billetes con mensajes de los mafiosos.

Foto. Anna Beniamino.

-Declaración de Anna Beniamino en la audiencia del 19 de junio de 2023 en ocasión de la vista en el Tribunal de Turín por el recálculo de la pena y la eventual confirmación de los 27 años y un mes de cárcel.

Después de años de juicio, de decenas de vistas, no me canso de seguir reiterando lo que he dicho hasta ahora, de afirmar unas cuantas verdades sencillas y tautológicas, contra el ejercicio de falsedad perpetrado con método científico en los tribunales.

Los anarquistas son antiautoritarios. Los anarquistas no son asesinos en masa, y mucho menos defienden acciones asesinas en masa.

Las masacres que se han perpetrado en este país han sido el fruto envenenado del entrelazamiento del poder político y económico, lo más alejado del pensamiento y las prácticas antiautoritarias.

Estamos en un juicio político donde no cuenta la realidad de los hechos sino el poder de las sugerencias, cuanto más anormal y axiomática es la acusación, más vana es la defensa.

Seguimos hablando de masacres pero la verdadera es la que se realiza sobre la realidad de los hechos. Se han inventado «caciques» anarquistas, «asociaciones» que funcionan a trompicones o se estructuran como cajas chinas en las que ya ni siquiera está claro cuáles son los recipientes y cuáles los contenidos, peritajes gráficos «probabilísticos» para atribuir los hechos, la última joya en orden de tiempo ha sido la connivencia entre anarquistas y mafiosos.

Los mecanismos argumentativos en la atribución de delitos y la creación de perfiles biográficos ad hoc hacen de los escenarios orwellianos algo exquisitamente retro.

Los inquisidores mienten sabiendo que mienten y se escudan en la refractariedad de los anarquistas al mercado de la justicia. Juegan con el hecho de que la ética anarquista no está en venta al mejor postor.

La máquina infernal de la DNA (Dirección Nacional Antimafia) devenida en DNAA (Dirección Nacional Antimafia y Antiterrorismo) necesita cabelleras para moler consensos y fortificar el andamiaje de la represión preventiva: se necesitan enemigos internos, por muy arteramente construidos que estén con falsedades históricas, políticas, fácticas y procesales, de lo contrario la máquina se quedará sin gasolina y los regímenes especiales se quedarán sin carne y sin alma.

Hoy sólo quedan nuestras cabezas en el plato, pero no hay que olvidar que durante años decenas de camaradas han sido investigados y encarcelados en este y otros procedimientos paralelos autoalimentados. Como ocurrió con los procedimientos que desembocaron en el 41 bis para Alfredo Cospito: el andamiaje de las operaciones Bialystok y Sibilla se derrumbó, no hubo líderes ni instigadores… pero el 41 bis permanece.

Percibo una trágica ironía en todo esto: los diversos inquisidores se enredan sin conocer bien el fondo de la acusación, atiborran sus papeles de falsedades y contradicciones flagrantes, sólo llegan al resultado. Nada extraño: es la ética enferma de esta época en la que se santifica el lucro asesino y se criminaliza la pobreza.

Roma, 19 de junio de 2023

Anna Beniamino

Pintada. «41 bis = tortura».

-Actualizaciones sobre los dos presos en huelga de hambre en el modulo 41bis de la cárcel de Bancali (Sassari-Cerdeña)

El estado de Domenico Porcelli no es bueno:

Su tensión arterial es muy baja, al igual que su nivel de azúcar en sangre, le duelen las piernas y está constantemente cansado hasta el punto de que a menudo está somnoliento durante el día. Incluso su habla no es fluida, sino un poco arrastrada. Desde el 28/02 ha perdido 16 kg sólo de músculo, desgraciadamente.

Otro preso de la 41 bis está en huelga de hambre desde el 12/06, se trata de Natale, que ha perdido unos 6 kg. Exige mejores cuidados para su estado e incluso aceptaría un traslado a un centro y el aislamiento si pudiera ser tratado como es debido.

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