Djamira Boupacha, del FNL de Argelia, brutalmente torturada y violada por los colonialistas franceses. Condenada a muerte, sólo la independencia salvó su vida.

Foto. Djamila Boupacha.

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Djamila Boupacha

Argelia 1938.

Boupacha ingresó en la militancia política muy joven –a los 15 años– cuando se adhirió a la Unión Democrática del Manifiesto de Argelia y en 1955 se incorporó al Frente Nacional de Liberación (FNL). Fue detenida en 1960 junto con su padre, hermana y cuñado, acusada de haber colocado una bomba, un año antes, en la Brasserie de la universidad de Argel. Mantenida oculta su detención durante un mes, Boupacha fue brutalmente torturada por miembros del ejército francés, los cuales, al tiempo que la violaban con una botella, le aplicaban descargas eléctricas por todo su cuerpo, alternándolo con golpes y quemaduras de cigarrillos o, colgada de un palo, la sumergían repetidamente en una bañera.

El hermano de Boupacha consiguió informar a la abogada Gisèle Halimi de su detención y esta decidió hacerse cargo de su caso. A fin de denunciar los métodos represivos del ejército francés, esta abogada hizo que Simone de Beauvoir escribiera un artículo en Le Monde, titulado “Por Djamila Boupacha”. El primer ministro Michel Debré confiscó el periódico en Argelia. Este caso de torturas llegó a tener repercusión mediática e internacional, poniéndose de manifiesto la practica habitual de la tortura contra los patriotas argelinos, mujeres u hombres, en su lucha por la independencia. Se creó un Comité por Djamila Boupacha, presidido por Simone de Beauvoir que, entre otros, incluyó a Jean-Paul Sartre.

Después de la presión ejercida por el comité de apoyo para la defensa de Boupacha, el tribunal de Argelia fue relevado de su jurisdicción en favor del de la ciudad de Caen, en Francia. Boupacha fue trasladada en avión militar a Francia para ser juzgada. Dado el apoyo que recibía, temiendo que fuera asesinada en su celda, fue trasladada, primero a la prisión de Fresnes y después a la de Pau. Por los delitos de tortura, la abogada Halimi encausó al ministro de Defensa Pierre Mesmer y al general Charles Ailleret, que dirigía el ejército francés en Argelia.

En 1961, Boupacha, pese a que identificó a sus torturadores durante al juicio en Caen, no invalidó sus testimonios y acusaciones, siendo condenada a muerte. En 1962 se le aplicó una amnistía gracias a los acuerdos de Evian con los que finalizó la guerra de Argelia y el reconocimiento de su independencia.

La opinión pública francesa, aunque era consciente de las torturas generalizadas utilizadas por los militares franceses en Argelia, quedó indignada por la naturaleza de las atrocidades cometidas contra Boupacha; sus denuncias de tortura y violación dieron lugar a la publicación de un libro.

Aunque es desalentador ver el escaso progreso de la mayoría de las mujeres argelinas desde el logro de la independencia de Argelia, Boupacha ha continuado hablando y escribiendo sobre el tema de la mujer en la sociedad musulmana.

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