Pluma pincel palabra. Al servicio de la cultura popular: la labor de organizaciones y sindicatos obreros.

Cartel Ministerio Instrucción Pública. «¡La cultura al servicio del pueblo!». Editado desde UGT.

1931-1939. Pluma pincel palabra. Al servicio de la cultura popular

Agenda

La Labor Cultural de las Organizaciones y Sindicatos Obreros

Juan Vicens – España viva.

«Ante la carencia de bibliotecas institucionales y para satisfacer el interés creciente de las masas, fueron creadas por las organizaciones obreras un gran número de bibliotecas y de centros culturales y diversas asociaciones culturales se fundaron por todas partes.

En Asturias, este movimiento que contaba con una tradición de años, conoció un gran desarrollo; casi todos los pueblos contaban con un ateneo obrero con biblioteca y sala de conferencias. Algunos de estos ateneos eran muy conocidos y los más destacados representantes de la cultura española habían hablado desde lo alto de sus tribunas. Tras el movimiento insurreccional de 1934, la fuerza pública recibió la orden de quemar los libros, orden que fue ejecutada.

En Madrid numerosos sindicatos y organizaciones obreras crearon bibliotecas.

La de la Casa del Pueblo, muy bien dotada, registraba gran actividad. El sindicato de Ferroviarios del Norte contaba con una biblioteca de más de 4000 volúmenes, dirigida por los mismos ferroviarios; su organización era perfecta, mejor que la de las bibliotecas del Estado; gracias a la experiencia, renovada sin cesar y en contacto con la realidad, los bibliotecarios improvisados adquirieron las técnicas más modernas.

Los libros estaban clasificados por materias, y hasta cinco volúmenes podían ser prestados a la vez por un plazo variable de ocho días a varios meses. Comenzaron también a prestar lotes de libros a otras bibliotecas fundadas por grupos de ferroviarios en localidades vecinas.

… Hacia el mes de agosto de 1934, todas estas bibliotecas fueron cerradas por la policía; bajo el menor pretexto, por retrasarse el pago del alquiler, sus libros y muebles eran requisados. De esta manera, la mayor parte fueron suprimidas. Ocurrió, no obstante, que algunas previnieron la cuestión; en particular, recuerdo una en que los responsables de ella pusieron a buen recaudo gran número de volúmenes, los socios se veían diariamente en la calle y si uno de ellos deseaba algún libro se lo llevaba al día siguiente. También se organizó un servicio clandestino de libros para atender las necesidades de los compañeros encarcelados y se podría escribir todo un libro sobre las mañas empleadas para hacérselos llegar.

Cuando estalló la guerra, todas estas fuerzas se volcaron en ella; cuando en el futuro se escriba la historia de la guerra se deberá tener en cuenta el papel primordial jugado por los jóvenes en la lucha contra los rebeldes. Pese a la guerra estas organizaciones han hecho un esfuerzo gigantesco para no descuidar sus fines culturales, de hecho no los han olvidado nunca y los prosiguen diariamente en la medida de lo posible…»

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