Crónica del fin de semana de las votaciones, participando en su defensa.

16 fotos de manis en Catalunya. Cientos de miles de personas.

¡¡VOTAREM!!! ¡¡¡VOTAREM!!!

Crónica de una resistencia popular

Días antes de celebrarse el referéndum, la jueza responsable de impedir el voto había ordenado el cierre de los colegios y demás lugares electorales. En Barcelona, en un mitin de la CUP al que asistimos se promovía la formación de Comités de Defensa del Referéndum para que los vecinos, entre otras cosas, ocuparan esos lugares electorales desde el viernes, al término de las clases, hasta el domingo, a fin de garantizar la votación.

¡Votarem! ¡Votarem!, era ya una consigna, un deseo, una voluntad popular que se ponía en marcha para hacerla realidad. Así que ese viernes numerosos colegios y centros electorales fueron ocupados por vecinos para mantenerlos abiertos. Por la noche se quedaron encerrados, y hubo caso en que también se llevaron las puertas. Durante el sábado los mantuvieron abiertos para que familias y niños realizaran todo tipo de actividades.

La noche del sábado al domingo, ante la amenaza de ser desalojados de madrugada, incrementaron la vigilancia con patrullas externas. Por este motivo se hizo un llamamiento para que desde las 5 de la mañana se agruparan decenas, cientos de vecinos, en las puertas en previsión de desalojos y cierres por la numerosa policía llegada a la ciudad; por su parte los Mossos se habían estado personando para tomar nota de la ocupación de los colegios por parte de la gente sin realizar acto de fuerza alguna.

¡Votarem! ¡Votarem!, esa voluntad, lejos de debilitarse con las amenazas y castigos anunciados, no hizo más que incrementarse. La disposición a la desobediencia y a enfrentarse a la represión anunciada aumentaba el número de voluntarios a la resistencia activa.

Llegado el domingo y la hora del voto, desde primera hora la Guardia Civil entró a saco donde habían de votar Puigdemont y Junqueras. Buscaban que su brutalidad fuera retransmitida en directo y la imagen de cómo por la fuerza del Estado se impedía el voto de los principales miembros de la Generalitat. Buscaban un golpe de efecto para atemorizar a los indecisos. Sucedió lo primero pero no lo segundo. Estos dirigentes políticos frustraron estos planes con la ayudad popular que les facilitó votar en otro sitio pese al cerco policial. Desde ese momento, en todos los centros electorales, en todas las concentraciones de vecinos y votantes que ya formaban larguísimas colas, se redobló con más fuerza aún la voluntad de ¡Votarem! ¡Votarem!

En otros muchos sitios y con muy diferentes resultados, la brutal represión fascista actúo pero no derrumbó la mayoritaria voluntad popular de votar como sea. Tal fue así que, durante el resto de la jornada electoral, en aquellos sitios donde no habían llegado los vándalos con casco, aumentó el número de voluntarios y se prepararon aún mejor para recibirlos, cortando accesos, calles, poniendo todo tipo de obstáculos y barricadas (incluso tractores en las zonas rurales), así como patrullas de vigilancia en los alrededores para avisar de su llegada. Esta disposición de defensa de las urnas y los votos ya emitidos la mantuvieron hasta que se realizó el recuento de votos. En muchos sitios las urnas y los votos ya emitidos se mantuvieron hasta que se realizó el recuento de votos. En muchos sitios las urnas ya vacías se pasearon en volandas por las manos de los concentrados mientras lo festejaron al grito de ¡ya hemos votado!

Es conocido y lo iremos conociendo con más detalle, las innumerables muestras de imaginación e iniciativa popular que se han mostrado en estos enfrentamientos. La disposición a la desobediencia activa para realizar el referéndum pese a todas las trabas y planes del Estado, la organización y movilización popular en las calles, tan masiva y decidida de la mayoría de la población, justifican esa consigna, ese grito de … “las calles serán siempre nuestras”.

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