
Internacional con presencia española:
-Guerra sucia, terrorismo de Estado, contra Rusia y Gaza.
Oración fúnebre por tres mercenarios muertos en Gaza
Los tres ex militares británicos trabajaban para una empresa ligada a los servicios secretos británicos y para el chef de la Casablanca, José Andrés.
En el n.º 108 de nuestro periódico recogíamos una crónica sobre la muerte en septiembre de 2023 de la joven cooperante española Emma Igual, alcanzada por un misil ruso. Emma trabajaba para la ONG Road to Rellief, de la que era fundadora y directora, dedicada a la evacuación de civiles del Donbas, especialmente niños.
Una ONG, creada en marzo de 2022, un mes después de la intervención rusa en Ucrania, registrada en Francia y en Ucrania. Decíamos entonces que en los registros públicos franceses no constaba referencia alguna a sus fuentes de financiación, socios o presupuestos.
También escribíamos que Emma trabajó también para el Instituto de Lausana (Lausanne Business Solutions), organización que tiene en su cuadro directivo a altos cargos del ejército norteamericano y analistas de Inteligencia Artificial. Se trata una empresa pantalla del servicio de agencias estatales del Departamento de Estado norteamericano.
Estos datos, más su cualificación profesional como “agente de localización” y que la ONG Road to Rellief haya desaparecido de la circulación después de la trágica muerte de su fundadora, nos llevaban a denunciar la utilización de las ONG,s como herramientas de la inteligencia militar de la OTAN en zonas de conflicto, como por ejemplo los cascos blancos en Siria, o como agentes desestabilizadores contra gobiernos que el imperialismo considera enemigos, casos de Cuba, Venezuela o Nicaragua. Organizaciones que reciben cuantiosos fondos de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional ((USAID) y otras fundaciones similares. De tal manera que convendría trocar el nombre, de organizaciones no gubernamentales a organizaciones paragubernamentales.

El uno de abril murieron siete cooperantes de la ONG World Central Kitchen en un nuevo ataque criminal del ejército del IV Reich sionista para perpetuar la hambruna provocada en la franja de Gaza.
Las condenas internacionales esta vez sí han sido contundentes y unánimes, incluido el propio Joe Biden. Incluso portavoces del ejército ocupante han hecho pública una disculpa diciendo que el ataque aéreo fue un error. Descargo que no es creíble, pues la furgoneta de WCK estaba perfectamente identificada y además con carácter previo las fuerzas de seguridad israelíes estaban informadas del recorrido que ese día tenían proyectado.
Una primera lectura nos revela un doble rasero en la condena del asesinato de civiles: de los siete fallecidos, sólo uno era palestino, el resto eran de Europa, Australia o Canadá. Quienes no han alzado la voz o lo han hecho en sordina ante el genocidio que se ha cobrado más de 35.000 vidas, la mayoría mujeres y niños no combatientes, y ha causado más de 100.000 heridos o mutilados, destruido todos los hospitales e la Franja, asesinado a centenares de trabajadores sanitarios y a más de 100 periodistas, sí lo han hecho esta vez en una especie de acta notarial del racismo, que testimonia que todos los muertos no dejan el mismo rastro de dolor ante la opinión pública del Occidente global.
World Central Kitchen nació el año 2010 tras el terremoto que asoló Haití con la loable intención proclamada de ayudar a la alimentación de la población damnificada, el objeto de esta organización es el abastecimiento de comidas en el mundo después de desastres naturales.
Fue fundada por el chef José Andrés, residente en Estados Unidos desde hace 23 años y que goza de unas relaciones óptimas con los círculos de poder norteamericanos, hasta el punto de ser conocido como el chef del Departamento de Estado. Para cumplir sus humanitarios objetivos ha reunido un fondo de mil millones de dólares, entre cuyos mecenas se cuenta a Jeff Bezos, creador de Amazon y dueño del Washington Post, y a otras grandes empresas transnacionales.
Este bonito cuento benéfico empieza a hacer aguas cuando en una segunda lectura nos tratamos de explicar por qué desde los EE.UU se impulsa la inserción de esta ONG en la Franja de Gaza, mientras los gobiernos de Estados Unidos, Canadá, Australia, Reino Unido, Italia, Suiza, Países Bajos, Finlandia han retirado todo apoyo económico a la UNRWA, la agencia de las Naciones Unidas que trabaja desde 1948 con las refugiadas y refugiados palestinos.
Esta agencia de la ONU ha sido atacada sistemáticamente por el ejército sionista, que ha matado a más de cien de sus trabajadores, que no han merecido ni una ínfima parte de la atención mediática de los siete de la ONG del chef José Andrés.
¿Por qué se retiran fondos a una agencia de la ONU, mientras se fomenta la intervención de organizaciones no gubernamentales?. Se trata de una huida planificada del derecho internacional y su sustitución por organizaciones privadas que pese a su nombre deberían llamarse paragubernamentales, mucho más controlables y que pueden desarrollar fines paralelos o incluso antagónicos a los que formalmente postulan.
El cuento de hadas del filántropo cocinero nos depara un final sorpresivo cuando en una tercera lectura conocemos la filiación de los tres británicos fallecidos en el ataque aéreo: James Henderson, sirvió en los Marines durante seis años, John Chapman, sirvió en unidades especiales del SBS, comandos de élite de la Marina Real Británica y James Kirbi era un veterano de Afganistán y Bosnia, donde sirvió como francotirador.
Estos “gastrónomos” castrenses trabajaban por cuenta de una empresa internacional de mercenarios con sede social en Reino Unido denominada Solace Global (consuelo global en castellano) estrechamente vinculada a los servicios de inteligencia británicos.
Una vez más bajo la capa de la ayuda humanitaria se extiende la sombra del espionaje y la manipulación.
Es fácil comprender el objetivo de estos agentes “del consuelo global”. Informar detalladamente sobre el terreno acerca de las posiciones de la resistencia y tratar de descubrir la ubicación de los rehenes del siete de octubre. Lo que no pueden hacer con la sofisticada tecnología pretenden hacerlo amparados en la coartada del humanitarismo. ¿Quién va a sospechar de quienes reparten raciones de alimentos a una población desnutrida por la fuerza de las armas?
Es hora de sacar a la luz la utilización de operaciones caritativas como subterfugio de acciones de la inteligencia militar del imperialismo. Haciendo memoria podemos evocar el famoso concierto solidario de Cúcuta en febrero de 2019, donde bajo el disfraz de la música y de la ayuda benéfica subyacía un intento de invasión contrarrevolucionaria de Venezuela.
Quien quiera salmodiar oraciones fúnebres por los tres agentes de Solace Global que lo haga, pero que sepa que es el canto mortuorio por tres mercenarios que participaban solapadamente en el genocidio del pueblo palestino.
Publicado en el n.º 110 de la revista El Otro País, de mayo junio 2014.

Artículo citado en el n.º 108 de EOP:
-La oscura historia de la cooperante Emma
Estaba pluriempleada y compatibilizaba la dedicación al mundo de las ONGs, con trabajos para el Instituto de Lausana que tiene en su dirección a altos cargos del ejército USA, psiquiatras y analistas de Inteligencia Artificial.