EE.UU. así expolia y masacra. Colombia, más de siete décadas de intervención y dominio. II de III.

EE.UU. contra Colombia. II de III.

Estados Unidos: Así expolia y masacra

Agenda

Colombia – desde 1846

Más de Siete Décadas de Intervención y Dominio

-II de III-

Dibujo. Buitres USA comen al pueblo.

Viene del 28 de enero.

/ … Para dificultar las acusaciones de intervencionismo, tal asistencia había de ser encubierta, formándose grupos paramilitares (sin logos de Estados Unidos y a través de terceros países) para tareas de inteligencia, guerra psicológica, acción cívico-militar y contraguerrilla; con instructores que no fueran oriundos de Estados Unidos.

Bajo los eufemismos de “guerra irregular” o “guerra total”, se impuso el estado de emergencia permanente, los sabotajes, asesinatos y acciones terroristas encubiertas realizadas por la CIA, la tortura como práctica sistemática, el empleo de grupos paramilitares para el asesinato de civiles o guerrilleros, la guerra sicológica y la propaganda falsa. Se confinó y empadronó a la población en zonas restringidas para impedir su apoyo a la guerrilla. Se realizaron sofisticadas operaciones de espionaje y se fomentaba la delación y la corrupción de sindicatos y organizaciones populares, buscando que “los nativos combatan a los nativos”. Se realizaron cercos y bloqueos de las comunidades campesinas y zonas donde había guerrillas para la autodefensa popular. En las zonas donde estas guerrillas eran expulsadas, –inspirados en su experiencia en Vietnam–, se formaron grupos de campesinos seleccionados por la policía, los párrocos y los hacendados para cumplir tareas de orden policial y militar, fueron dotados de medios radiotelefónicos para informar al Ejército de los movimientos guerrilleros. Con la llamada “doctrina de seguridad nacional”, que convirtió a toda la población en sospechosa, la impunidad quedó establecida por ley.

Este constante incremento y perfeccionamiento represivo, no impidió la expansión del movimiento campesino de autodefensa. El Partido Comunista Colombiano, que desde 1949 venía apoyando a las autodefensas armadas, en 1966 promovió la creación de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), dirigidas por Luis Alberto Morantes –alias Jacobo Arenas–, junto a Pedro Antonio Marín –alias Manuel Marulanda o Tirofijo–. Siglas a las que más adelante se añadirían las del Ejército del Pueblo (EP).

Durante más de treinta años, por más que el terrorismo de Estado y el ejército servil al imperialismo más criminal trataran de impedirlo por todos los medios, acabaron surgiendo nuevos movimientos guerrilleros, como el Ejército de Liberación Nacional (ELN), junto a las movilizaciones masivas que no cesaban. Las clases populares y explotadas del país disponían de una fuerza popular armada, diversa, pero de gran fortaleza, tanta como para que el Estado reaccionario la creyera capaz de imponer sus reivindicaciones o algunas de ellas.

En 1984, cuando estaba fracasado el exterminio por la vía de las armas, se propuso a los movimientos guerrilleros “negociar un plan de paz”, pero sin dejar de reforzar la vía represiva. En tales “negociaciones” se discutirían y reconocerían las reivindicaciones populares. Fueron principalmente las FARC-EP las que entraron en esas negociaciones y acabaron pactando un alto el fuego. Organizaron la desmovilización y crearon un partido político con el que obtuvo unos resultados electorales considerables. Pero el sucesivo asesinato impune de más de 4.000 guerrilleros desmovilizados y de dirigentes y activistas populares de todo tipo, detuvo aquel doloroso engaño. … /…

Continúa el 11 de febrero.

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