Nueve identificados, de los 71 muertos de la cárcel de Orduña / Los Chozos de Las Colonias: un poblado chabolista en un campo de concentración franquista / Cómic: ‘El abismo del olvido’.

foto. Familia de Bernando, al fin con sus restos.

Memoria histórica imprescindible:

-La familia de Bernardo Rodríguez, una de las 71 víctimas de la cárcel franquista de Orduña exhumadas, recupera sus restos.

Natural del pueblo extremeño de Campanario, labrador y padre de cinco hijos, tras ser detenido y pasar por varias prisiones, fue trasladado al Centro Penitenciario de Orduña, donde murió el 20 de marzo de 1941, a los 60 años de edad.

El Gobierno vasco entregó el 2 de diciembre a la familia, en el cementerio de Legorreta (Gipuzkoa), los restos mortales de otra víctima de la cárcel franquista de Orduña (Bizkaia) que ha logrado ser identificada. Se trata de Bernardo Rodríguez Rincón, el octavo identificado de las 71 víctimas recuperadas en el cementerio de Orduña.

También se les hizo entrega del informe de exhumación e identificación, junto con una réplica en miniatura de la obra ‘Duintasuna’, del artista Iñigo Arregi, escultura que preside los Columbario de la Dignidad de Elgoibar y Orduña. Posteriormente, y en un acto privado, la familia inhumó sus restos en el cementerio.

Los restos de Bernardo Rodríguez Rincón fueron recuperados en diciembre de 2022 durante las labores de exhumación realizadas en el cementerio de Orduña.

Hasta la fecha, Gogora ha podido identificar los restos de nueve víctimas de las 71 recuperadas del cementerio de Orduña. Todas ellas son víctimas del Campo de Concentración y de la Prisión Central de Orduña.

El noveno identificado es Francisco de la Cruz Orellana, nacido en la localidad pacense de Quintana de la Serena, cuya familia, reside en la actualidad en Mallabia (Bizkaia)

Los otros siete identificados en Orduña (Bizkaia) son Fructuoso Llorens Tolosano, natural de Fuente de Maestre (Badajoz); los hermanos Manuel y Salvador Del Amo Jiménez, nacidos en Villagonzalo, también en Badajoz; Alejandro Gómez Hidalgo, natural del municipio toledano de Carpio de Tajo; Alfonso Tena Prieto, del municipio pacense de Don Álvaro; Domingo Galindo González, natural de La Morera (Badajoz) e Inocencio Gallardo Rebolledo, de Magacela, Badajoz.

https://www.eldiario.es/euskadi/familia-bernardo-rodriguez-71-victimas-carcel-franquista-orduna-exhumadas-recupera-restos_1_10738259.html

Plano de los Chozos.

-Los Chozos de Las Colonias: un poblado chabolista en un campo de concentración franquista.

Una historia de desarraigo, olvido y abandono protagonizada por quienes defendieron la democracia. Trabajos forzados, chabolismo y recuperación de la memoria histórica popular.

Cualquier viajero, o viajera, que fuera en tren a Badajoz, o volviera desde esta ciudad, hacia mediados de 1956, podría ver a su paso por el pueblo de Montijo el improvisado asentamiento de chozos y chabolas que, parejo a la vía del tren, se concentraba entre el llamado Camino de Las Colonias y el canal de Montijo, la obra hidráulica que alimenta una presa cercana y de la que irradian, a lo largo de su recorrido, acequias y caminos, el centro neurálgico de lo que finalmente se conoció como el Plan Badajoz.

Aquel poblado se alimentaba de unos 83 chozos, en los que malvivían unas 85 familias. Habían sido construidos poco a poco junto a las llamadas Colonias Penitenciarias, el campo de concentración franquista que llegó a albergar hasta 1.500 presos entre 1940 y 1945, los llamados esclavos de Franco que excavaron, a pico y pala, el profundo surco sobre la tierra baldía y dura donde después se construirían las paredes del canal. El canal de los presos.

*Los poblados de la miseria y la represión franquista

Los chozos de la Colonia, como se les conocía, se habían ido levantando desde el final de la guerra en un terreno municipal, el Charco de los Bueyes. Primero por las familias de quienes recorrieron aquella España devastada y sometida al fascismo en busca de sus familiares presos, hasta dar con ellos en el campo de concentración de Montijo. Después, por los mismos presos que fueron redimiendo penas y liberados de aquel presidio, a quienes se ofreció continuar trabajando en la obra del canal, siempre sometidos a la vigilancia y bajo la sospecha de los vencedores, por su pasado como rojos. Por último, por quienes llegaron de otros pueblos, muertos de hambre, buscando cualquier empleo que ayudara a sus familias a sobrevivir. Todos ellos contribuyeron con su trabajo, en ocasiones hasta la extenuación, a construir lo que hoy da riqueza a las Vegas del Guadiana.

*Los presos republicanos y su uso como mano de obra esclava

Finalizada la guerra (1936/1939), no llegó la paz, llegó la “victoria”. España se convirtió en una gran prisión. Más de 300.000 personas de ideas republicanas fueron encarceladas y distribuidas entre las muy numerosas cárceles, algunas habilitadas como tales aprovechando plazas de toros, cortijos u otras instalaciones improvisadas, así como 300 campos de concentración. Con ello la dictadura buscaba un ajuste de cuentas político y social para con los vencidos, recordando su derrota y aprovechando su capacidad de trabajo para ser explotados laboralmente como mano de obra en condiciones casi de esclavitud. Para ello, el franquismo se había inspirado en un precedente: los campos de concentración nazis.

El nuevo régimen, desde los primeros momentos de la guerra, se había ido dotando de una serie de normas para aprovechar el trabajo de tantos presos como iba acumulando en sus prisiones. El 15 de diciembre de 1938 se constituyó en Vitoria el Patronato Central para la Redención de Penas por el Trabajo, obra inspirada y controlada por la Iglesia católica. Entre otras, la Ley del 8 de septiembre de 1939, instaba a la “utilización de los penados en la ejecución de obras públicas o particulares” a través de la Ley el Servicio de Colonias Penitenciarias Militarizadas, con diferentes Agrupaciones.

El objetivo de estos centros de reclusión y trabajo era centralizar el uso y abuso que el franquismo hizo de los presos republicanos como trabajadores forzados. Estas Agrupaciones se encargaron de llevar a cabo el trabajo con presos políticos, en la construcción de canales y presas en los ríos Guadiana, Tajo, Guadalquivir, Alberche y Jarama. Desde 1939 a 1942 se implantaron seis Agrupaciones: la 1ª y 6ª Agrupación trabajaron en el canal de Bajo Guadalquivir, con campamento en Los Merinales, a 8 kilómetros de Sevilla; la 2ª Agrupación en el Canal de Montijo (Badajoz); la 3ª, en el canal del Bajo Alberche; la 4ª estuvo destinada en la Real Acequia del Jarama y la 5ª se destinó a la construcción de la Academia de Infantería de Toledo.

En el caso de “Las Colonias” de Montijo, estuvieron vigentes desde 1941 hasta 1945, y por ellas pasaron, aproximadamente, 1.470 reclusos. Casi un 20% fueron presos extremeños, un 29,5% presos andaluces, y un 12,4% presos catalanes, entre otras procedencias. Contaban con una serie de infraestructuras a lo largo de las obras del conocido como Canal de Montijo y sus ramales. En centro de este sistema represivo se estableció en la finca “Majadilla”, que fue adquirida en 1939 por el Servicio Central de las Colonias. Los terrenos tenían una extensión de unos 35.000 metros cuadrados.

Buena parte de las grandes empresas constructoras actuales tienen su origen en este sistema: el Estado aportaba presos, cobraba por ellos y, además, sacaba a concurso obras que se adjudicaban a empresas privadas.

Los falangistas y demás exaltados de la derecha montijana, en un grupo bastante numeroso, decidieron asaltar una noche de 1943 Las Colonias, pero un confidente dio el aviso por la tarde a la Guardia Civil y esta se preparó para repeler el ataque.

Algunos de estos presos protagonizaron también las primeras huelgas y paros contra las empresas que les explotaban en las obras del canal…

Artículo completo:

https://www.elsaltodiario.com/memoria-historica/chozos-colonias-un-poblado-chabolista-un-campo-concentracion-franquista

Portada del cómic.

-Paco Roca: «Es una anormalidad democrática que no se exhumen las fosas del franquismo»

El dibujante de cómic rescata en ‘El abismo del olvido’, junto al periodista Rodrigo Terrasa, las historias reales de un fusilado por el franquismo, su hija y su enterrador.

14 de septiembre de 1940. En la tapia trasera del cementerio de Paterna, en Valencia, fue fusilado por el régimen de Franco, junto a otros 11 hombres, Pepe Celda. Su hija Pepica tenía 8 años cuando la llevaron a despedirse de su padre encarcelado. Su tía le dijo que no llorara. Y se tragó las lágrimas. El cadáver de aquel labrador de izquierdas de 45 años fue sepultado en la fosa común número 126 de las de 135 que alberga el camposanto. Su cuerpo, igual que los de otros 2.000 asesinados, tuvo la suerte de pasar por las manos de Leoncio Badía, un joven republicano condenado y relegado a trabajar de sepulturero entre 1939 y 1945, los años que más ejecuciones de represaliados hubo. «¿Quieres trabajo, rojito? Pues a enterrar a los tuyos», le dijo el alcalde.

Las historias de Celda, de Badía, que se arriesgó ayudando a las viudas y guardando pruebas, y de Pepica, que con casi 80 años se propuso recuperar los restos de su padre, alzan un monumento a la memoria histórica de los vencidos de la Guerra Civil. Las rescatan en ‘El abismo del olvido’ (Astiberri), que llega a las librerías el 5 de diciembre, dos valencianos, el dibujante Paco Roca (1969) y el periodista Rodrigo Terrasa (1978)…

https://www.lne.es/cultura/2023/12/02/paco-roca-anormalidad-democratica-exhumen-95373407.html

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