La gran huelga minera de 1984 en Gran Bretaña contra Thatcher. I de II.

Mineros huelga 1984, I de II.

Luchas obreras rescatadas del olvido.

Agenda

Reino Unido -1984-

La Gran Huelga Minera contra Thatcher -I-

Desde que en 1979 Margaret Thatcher alcanzase el gobierno del Reino Unido, la “Dama de Hierro” se personificó como la referencia mundial de la ofensiva neoliberal que iba a sacudir el mundo occidental. También supuso el punto de inflexión para que cayesen una tras otra las caretas “democráticas” que los Estados imperialistas se habían colocado tras la gran derrota del fascismo en la II Guerra Mundial. Thatcher ejerció de avanzadilla de las políticas de austeridad, privatización, financiación de la economía y recorte de derechos e impulso de la represión contra el movimiento obrero que se extendieron rápidamente por Europa y Estados Unidos. Estos fueron los componentes que configuraron la Gran Huelga Minera de 1984 como una auténtica guerra de la clase obrera contra las pretensiones de hambre y miseria del capitalismo agonizante.

En 1981 ya se atisbaban las grandes batallas venideras en los enfrentamientos callejeros de obreros contra las fuerzas represivas en Londres, Liverpool, Birminghan, Manchester, Leeds o Sheffield, principales ciudades afectadas por la desindustrialización que afectaba al sector de la siderometalúrgica. El Estado se preparaba elaborando una batería de leyes antisindicales que limitaban el derecho a huelga al máximo. En marzo de 1984, el gobierno de Thatcher anunció el cierre de 20 pozos mineros. Esta decisión suprimía de un plumazo 20.000 puestos de trabajo en las minas, a la par que introducía una desregularización de las jornadas laborales y debilitaba al principal sindicato minero, la National Unión of Mineworkers (NUM). El conflicto estaba servido. El cierre de las minas significaba sumir en la muerte económica y social a regiones enteras que dependían del sector casi exclusivamente.

La huelga estalló primero en la mina de Cortonwood (Brampton, condado de Yorkshire) el 9 de marzo, y el 12 de marzo la NUM ya había declarado la huelga en Durham, Northumberland, Kent, Escocia y Gales del Sur. De inmediato, Thatcher declaró ilegal la huelga, amparándose en las leyes recientemente aprobadas. De esta forma se pudo excluir a los hijos de los huelguistas del servicio de comida y de las ayudas para los uniformes de las escuelas y otras prestaciones. Además, las centrales sindicales como la Trades Union Congress no se solidarizaron activamente con los huelguistas y el Partido Laborista intentó silenciar el conflicto, alineándose con las políticas de Estado.

Estas premisas dejaron a los mineros en una situación de pobreza absoluta, mermando su capacidad de resistencia. A pesar de todo, la actitud de los obreros fue sobresaliente: la movilización fue masiva, los piquetes se propagaban por todas partes y la huelga se extendía a todas las regiones mineras, con más de 150.000 mineros en pie de guerra.

Así se ganaron el respeto del movimiento obrero internacional que acudió en una oleada de solidaridad a la ayuda de sus hermanos británicos, hecho crucial para que la huelga se pudiera prolongar. El otro elemento esencial de la lucha minera fue el apoyo familiar, en concreto del recibido por parte de sus mujeres…/…

Foto. Mineros frente a policías.

Continúa el domingo 29 de octubre.

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