Rescatando del olvido las luchas obreras: La República Soviética Húngara de 1919. I de II.

Hungría 1919, I de II.

Luchas obreras rescatadas del olvido

Agenda

HUNGRÍA -1919-

La República Soviética Húngara -I-

Cuadro. Obrero comunista, puño en alto.

A principios del siglo XX Hungría arrastraba, a consecuencia de los sucesivos imperios a los que había estado sometida, un gran atraso. La mayor parte de las tierras pertenecían a la nobleza; los campesinos pobres y el proletariado agrícola representaban la mayoría de la población, que estaba compuesta por los propios húngaros y varias minorías nacionales (serbios, croatas, eslovenos, rumanos y alemanes) que el imperio austro-húngaro había “redistribuido” en los diferentes países que ocupaba. Una población con la tasa de mortalidad más alta de Europa (donde a la tuberculosis se le denominaba el “mal húngaro”). La explotación más bárbara unida a la opresión nacional llevaba al campesinado a sublevarse en repetidas ocasiones, revueltas ahogadas en sangre por el ejército “imperial”.

Gracias a la penetración del capital extranjero, Hungría comenzó a industrializarse. Así nació el proletariado y, también una burguesía que se agrupó en torno al Partido Liberal, mientras que los obreros lo hacían en el Partido Socialista. A comienzos de la I Guerra Mundial, los dirigentes del partido socialdemócrata se subieron al carro de la oleada patriotera, neutralizando las aspiraciones revolucionarias del proletariado y del campesinado. Pero a medida que la guerra se alargaba, con su secuela de hambre, explotación (hasta los niños trabajaban en las fábricas más de doce horas diarias) y muerte (más de dos millones de húngaros perdieron la vida en ella, una guerra en la que los soldados húngaros eran llevados al frente con los soldados austriacos y alemanes apuntándoles a la espalda).

En esta situación la revolución de febrero en Rusia y la toma del poder por los bolcheviques en octubre de 1917 tuvieron una enorme influencia entre los obreros y soldados húngaros. A partir de mayo de ese año las oleadas de huelgas y manifestaciones se sucedieron. En junio de 1918 estalló una huelga general cuyas reivindicaciones eran exclusivamente políticas: paz, sufragio universal y todo el poder a los soviets.

Las sucesivas derrotas del ejército austriaco provocaron masivas deserciones de los soldados húngaros. Hubo motines en el ejército y la armada. Los soldados se unían a los obreros y campesinos, participando en las ocupaciones de las tierras de la nobleza. Estalló una insurrección popular que tomó las calles de Budapest al grito de ¡Abajo los condes! ¡No más guerras! Los insurgentes tomaron las cárceles y liberaron a todos los presos políticos.

Pero esa revolución espontánea carecía de dirección, se acababa de crear el partido comunista y los socialdemócratas pactaban con la burguesía con el fin de instaurar una república democrático-burguesa, que vio la luz en octubre de 1918 y a cuya cabeza se encontraba el conde Karolyi del Partido Liberal, que carecía de un poder real: los obreros habían tomado las fábricas ―además estaban armados―, los campesinos las tierras, los soldados solo obedecían órdenes de sus Consejos y las potencias imperialistas cercaban a la nueva república.

Alarmados por la creciente influencia del Partido Comunista, los socialtraidores iniciaron una campaña de calumnias… /…

Continúa el domingo 21 de mayo.

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