Por una verdadera memoria histórica y actual: Acatan contra el monolito a Kepa Crespo Galende, mientras miles de homenajes a la Falange genocida continúan en nuestros portales / 11 Subdelegació ¡absueltos!

Noticia en prensa, criminalizando a Crespo.

Muro de solidaridad y denuncias:

Monolito a Kepa Crespo Galende en Las Karreras.

Guerra sucia.

-«El Ararteko pide al Ayuntamiento de Abanto que retire un monolito de homenaje a un miembro del GRAPO».

Covite presentó una queja a la institución y el Consistorio asegura que «acatará» la sugerencia y «con la mayor brevedad posible se procederá a su retirada».

Foto. 30 enero, cata.

-Intentaron una prueba de cata el 30 de enero.

Fotos de las brutales torturas a Kepa Crespo Galende.

-Kepa, militante del PCE(r), brutalmente torturado durante su detención, muerto en huelga de hambre contra el exterminio carcelario el 19 de junio de 1981.

Fotos. Placas de Falange en la CAV, arrancadas en campaña antifascista.

Mientras, miles de calles y edificios llevan nomenclatura genocida y fascista en todo el Estado español, también en la C.A.V. ¿O las placas de Falange en cientos de portales, cruces nacionalcatólicas de montes, etc. no «dañan la memoria»?.

Foto. Placa homenaje a Kepa en el monolito.

Juan José Crespo Galende, 19 junio 1981

Muerto en huelga de hambre en la prisión de Herrera de la Mancha el 19-6-81. Kepa nació en Las Carreras (Bizkaia) el 11 de septiembre de 1953 y murió en huelga de hambre en Madrid el 19 de junio de 1981.

Un vecino del pueblo escribió un libro sobre su vida porque los 3.000 ejemplares del antiguo, Morir para sobrevivir, están ya completamente agotados desde hace varios años.

Kepa era un comunista vasco, un militante íntegro, una bella persona que entregó hasta su último gramo de fuerza y vida por la libertad colectiva, por el futuro, por la clase obrera. Dejó un recuerdo imborrable. No sólo entre sus camaradas como militante comunista que llevó hasta el final su lucha en unas condiciones, como las que hay en las cárceles, que son muy difíciles, sino entre todos los antifascistas.

-Uno de sus camaradas le recuerda en estas palabras:

«Me vinieron a la memoria esas incontables y emocionantes citas en cada pueblo de Meatzaldea, para a las 5 de la mañana repartir la propaganda del Partido, hacer pintadas contra la policía, vender la prensa partidista en las puertas de las fábricas o … conspirar. Tú, Kepa, Margen Izquierda arriba y abajo, explicando pacientemente la labor revolucionaria. Eran años de mucho activismo, de mucha charla con obreros, contactos, gente de otras organizaciones…

Eras muy querido y te hacías respetar, porque eras ‘mucho comunista’, Kepa. Gracias a tu inmensa labor política, muchos conocimos la ideología de la hoz y el martillo, de la dignidad, del amor y de la fuerza. Te rebosaba la ilusión, el ser como hormiguitas, pequeñitas y discretas pero gigantes en sus trabajos.

Pasaste a ser miembro del Comité Nacional de Euskadi del PCE(r), encargado de la prensa y la propaganda, desplegando una gran actividad. Por esta labor política fuiste detenido, pero entonces -como ahora- los tribunales fascistas te colgaron ‘militancia armada’ (¡¡les duele tanto la pluma como el fusil!!) y además de torturarte, se cebaron en su farsa con una condena astronómica.

La cárcel se hacía inmensa para personas como tú. Tan enamorado de los montes, de la mar, de la gente humilde y luchadora.

Agredieron a todo el Colectivo para intentar meternos en el rebaño de los muertos, muy acorde con el prototipo de paz que entonces y ahora defienden. ¡¡Tontos!!, nunca aprenderán que las personas libres, lo son en la calle o detrás de cien muros de cemento y rejas.

En diciembre de 1979, cinco dirigentes de los GRAPO cumplieron con el primer deber de todo preso y se fugaron de la cárcel de Zamora. Nos cayeron chuzos de punta en la brutal represalia: a la tétrica Herrera de la Mancha y a Puerto. Desde el primer día y durante un año, palizas, celdas de castigo, desnudos, aislamiento total. Chulería, nacismo, cacheos, censura absoluta de comunicaciones, bombillas de 25 watios como única iluminación. Y por si fuera poco, el montaje del golpe de Estado del 23 F.

De nuevo a hacerles frente con todas nuestras armas. Huelgas de hambre para obligar al gobierno y a su adalid Galavís a retroceder en su política de exterminio.

La táctica que empleamos fue ponernos en huelga de hambre indefinida dos presos por semana. El primero en iniciarla fuiste tú. No podía ser de otra forma. El coraje, el amor, la entrega los tenías a raudales. Ese 14 de marzo del 81 sabías que se iniciaba la cuenta atrás… hacia la victoria o la muerte. Pero tu decisión fue fruto maduro y perfecto, ejemplo para todos nosotros que la continuamos.

Cuatro meses de terrible hambruna, de brutal violencia por parte del gobierno, pasmas, carceleros y algunos médicos. De silencio total -y cómplice- en sus medios de control informativo. Pero también de borroka en las calles, de golpes tenaces por parte de la guerrilla. Mientras tanto, el reloj tic-tac.

Aún resuenan en mis oídos lo que unos días antes de tu asesinato fueron las últimas palabras con nuestro abogado Juanma: ‘¿No ceden los fascistas, verdad? Pues huelga de sed y hasta la muerte’.

Ese 19 de junio de 1981 tu corazón enorme de hombre bueno dejó de latir. Los muros de Herrera temblaron, las calles de tanto pueblo bien nacido lloraron y las gentes honestas siguieron luchando, porque eras ejemplo de lucha y resistencia.

Acabamos, acabaste con el régimen de Herrera, y llegaron la Comunas. Siempre desde entonces has estado en mi memoria. El Estado terrorista nos ha seguido arrancando a los mejores frutos de este pueblo, con cárcel, exilio, deportación… o muerte. Pero siempre ha encontrado y encontrará lucha y resistencia.»

Foto de Kepa en los últimos días de la huelga de hambre.

-Herrera de la Mancha, Kepa Crespo y el exterminio de los ‘demócratas’

Carta de un represaliado político vasco. Militante del SRI

Con la intención de poner en práctica la política de máximo aislamiento contra todos los colectivos de presos políticos, la UCD ordena construir lo que iban a ser las futuras cárceles de máxima seguridad españolas. La Dirección General de Prisiones tiene ya proyectada la ‘joya’ de la incomunicación absoluta, la prisión de Herrera de la Mancha, situada en Ciudad Real. Aislada a 200 km. de Madrid, en medio de la meseta, sin posibilidad de acceso en transporte público, con estructura modular y control absoluto tanto de carceleros y guardias civiles como por medio de las últimas tecnologías. Es terminada de construir en febrero de 1979 e inaugurada el 22 de junio, el mismo día en el que ingresan un primer núcleo de presos sociales ‘muy peligrosos’, aquellos dirigentes de la COPEL que quedaban con vida tras las masacres de 1977 y 78. En esos primeros meses las palizas, torturas y malos tratos fueron constantes y diarios. La prensa callaba, los políticos aplaudían la nueva política carcelaria: ‘La reforma penitenciaria total no es Herrera, pero pasa por Herrera’ acostumbraba a decir García Valdés, Director de IIPP.

El 17 de diciembre de 1979 se fugan de la cárcel de Zamora 5 máximos dirigentes de los GRAPO. II.PP. es puesta en el ojo del huracán. La respuesta para acallar las críticas no puede ser más brutal: el 26 de diciembre de ese 79, 22 presos del PCE(r) y de los GRAPO son sacados de Zamora y conducidos a Herrera, siendo recibidos con brutales golpizas, desnudados y totalmente aislados en celdas de castigo. Un militante de los GRAPO incluso perdió el conocimiento por la brutal paliza y tuvo que recibir 20 puntos de sutura en las heridas. Desde ese inicio de 1980 se tenía claro que esa cárcel lo iba a ser de exterminio contra la disidencia política. Las protestas se iniciaron inmediatamente y el 11 de febrero de 1980 el mismo García Valdés declara en Radio Nacional que los GRAPO son unos locos peligrosos, a los que habría que encerrar en cajones de cemento. Dicho y hecho, la represión y el aislamiento se intensifican en Herrera hasta límites insospechados: censura absoluta de correspondencia, malos tratos continuos, recuentos nocturnos diarios, etc. Manuel Pérez (Arenas), Secretario General del PCE(r), es aislado en un cuchitril de dos por tres metros, con una única luz de 20 vatios, las 24 horas encerrado y sin poder leer otra cosa durante diez meses que ¡la hoja parroquial! que un carcelero le pasaba. Durante 1980 Herrera vive 3 huelgas de hambre de militantes comunistas, con 62 días de ayuno en total. La situación se hace insostenible para Valdés, que tiene que dimitir tras ser acusado de permitir torturas por parte de carceleros. El 23F de 1981 se lleva a cabo el golpe de Estado y se ha escrito que el General Pardo tenía en sus planes sacar a los presos políticos de Carabanchel y fusilarlos y de ahí partir hacia Herrera. Dos semanas más tarde se inicia la huelga de hambre a tumba abierta de todos los presos del PCE(r) y de los GRAPO para protestar contra el régimen de exterminio que se vive en esta prisión.

El 19 de Junio de 1981 muere el preso político vasco, militante del PCE(r) y recluido en Herrera, Kepa Crespo Galende, a los 90 días de huelga. Otros 12 quedan con serias e irrecuperables lesiones. El nuevo Director de Prisiones, Galavís, firma un documento a finales de junio donde se compromete a respetar a los presos y reagruparlos fuera de Herrera en el plazo de seis meses. Estos 6 meses se convirtieron en dos años, pues hasta octubre de 1983, aún quedaban presos comunistas en durísimas condiciones en la prisión de Herrera. El 2 de octubre, son reunificados de nuevo en la cárcel de Soria. Del 20 al 25, llega el grueso de los presos políticos vascos del MLNV a la tétrica Herrera.

Cuatro años de terror contra los antifascistas vascos, catalanes, gallegos, canarios y españoles, en que Herrera de la Mancha se había cobrado una preciosa vida: Gogoan Zaitugu Kepa!, había visto miles de horas de aislamiento y permitido palizas, torturas y el vertido de mucha sangre. El terrible testigo pasó a manos de los voluntarios vascos, que sufrieron la continuación de esta política de castigo a la disidencia política revolucionaria.

Foto. Tumba de Kepa en Las Karreras.

-El hambre y la sed de libertad empujó, hace 25 años, a Juanjo Crespo a morir luchando

Diario Gara, 15 de junio de 2006

«No voy a volver a Herrera a recoger colillas», afirmaba Juan José Crespo, «Kepa», cuando emprendió la huelga de hambre por unas condiciones dignas que, conscientemente, le costó la vida. El militante vasco no reculó en el pulso político con el Estado español hasta el último soplo de vida. Su ejemplo es recordado y homenajeado cada año en Las Carreras, su barrio natal. El sábado volverá a hacerse.

«Morir para sobrevivir». Ésta fue la frase que acuñó el vecino de Las Carreras y militante del PCE(r) Juan José Crespo Galende al describir la huelga de hambre que emprendió en marzo de 1981 en la recién estrenada «cárcel de exterminio» de Herrera de la Mancha. Una descripción trágicamente real, ya que agotó el último y más extremo de los medios de protesta con que cuenta un prisionero. Exhaló el último soplo de vida después de 97 días en huelga de hambre por unas condiciones dignas.

El militante vizcaino pasó en setiembre de 1979, como cientos de vascos más, a engrosar la lista de presos políticos, que no cesaba de aumentar en proporciones aún mayores que antes de la muerte de Franco. Después de ser arrestado junto a otros compañeros por su activismo político, Crespo o Kepa, tal y como lo conocían en su militancia fue torturado durante días a manos de la Policía.

Kepa ha pasado también a la Historia como reflejo de la apuesta fallida que el Estado emprendió tras la muerte de Franco para acondicionar el régimen. Tuvo como objetivo a los prisioneros políticos y la aplicación de una política penitenciaria extrema, marcada por el aislamiento, individual y colectivo. Así lo afirma el represaliado político y compañero de Crespo Juantxu Muiños, que fue también uno de los primeros en estrenar la primera cárcel de máxima seguridad del Estado español.

El también ex prisionero político y compañero de Kepa Fernando Rodríguez coincide con Muiños al describir «la vuelta de tuerca» que emprendió el Estado español a partir de 1979 contra los activistas políticos, con la política penitenciaria como herramienta renovada. Hasta aquel periodo, los prisioneros de los GRAPO y del PCE(r) eran recluidos, en su mayoría, en Zamora, pero después de la evasión que cinco militantes de los GRAPO realizaron el 17 de diciembre de 1979 de la prisión zamorana, el Estado español aceleró sus pretensiones y los dispersó. Veintiséis de ellos fueron trasladados a Herrera de la Mancha. Entre ellos estaba Juanjo Crespo.

*«Carcel de exterminio»

«Según llegabas a la cárcel, te encontrabas con un pasillo de guardias civiles y luego con otro de la Policía española. Al pasar el pasillo, entre golpes, te esperaba la Policía para darte otra paliza. Y luego, una vez que llegabas al módulo, te esperaban los funcionarios, que a base de continuos golpes te desnudaban», relata Juantxu Muiños, que ha pasado 20 años de su vida entre rejas.

Fernando Rodríguez continúa narrando cómo eran las condiciones de vida «en estas «cárceles de exterminio en las que el aislamiento total del preso era el medio para destrozarlo». Según señala Rodríguez, «más que la carga física de las palizas, lo que más sentías eran las vejaciones, las humillaciones para doblegarte. Y pequeños detalles como que cada vez que salías de la celda eras desnudado, y tenías que ir con la cabeza gacha siguiendo una línea recta, de la que si te salías te ganabas una paliza. En el patio, minúsculo, era igual. Sólo podías andar en una dirección y si salías de la línea marcada, llegaban la paliza y las sanciones».

Los dos compañeros de Crespo radiografían el contexto político para afirmar que los presos emprendieron la lucha por su dignidad, con el único método del que disponían: la huelga de hambre. Así, en 1980 pasaron más de 50 días en ayuno, y con la entrada del nuevo año, en enero de 1981, dos de ellos iniciaban una nueva huelga de hambre en Herrera de la Mancha, a la que, de forma paulatina, se sumarían más presos. Es por aquel entonces cuando los prisioneros republicanos de Irlanda llevan a cabo la protesta conocida como «la huelga de la manta».

*«Ya ni oía ni veía»

Las autoridades carcelarias se vieron obligadas a llegar a un «acuerdo» con los presos en huelga. Días más tarde, el Congreso español era escenario del «autogolpe de Estado» del teniente-coronel Tejero. Las cárceles no quedan al margen de las repercusiones de este ruido de sables. Así, el 14 de marzo comienza una nueva huelga «contra el régimen de exterminio impuesto en Herrera de la Mancha». Es Kepa, Juan José Crespo, quien reemprende el pulso político al Gobierno español, un pulso al que, de nuevo, se van sumando más prisioneros políticos.

Los vómitos de sangre y los mareos comienzan el 28 de abril, ya con 40 días de ayuno. Crespo es trasladado al Hospital Penitenciario, donde es atosigado por los funcionarios para que claudique en sus intenciones; el Ministerio de Justicia español envía incluso un grupo de sicólogos para que Crespo y los demás presos desistan de continuar la huelga.

El 2 de junio, ante la grave situación del militante vasco, el ministro de Justicia español accede a recibir a una delegación de familiares. Acepta también el último deseo de Kepa de escuchar música vasca y de que los huelguistas sean examinados por un médico independiente, el cual confirma las sospechas de los presos. El facultativo concluye que, dentro de la gravedad, Kepa podía continuar otros cien días en huelga, ya que el agua que bebía estaba manipulada y tenía vitaminas.

*«Atado de pies y manos»

«Pues ya ni agua. Hasta el final». Esa es la respuesta de Crespo al análisis médico. Ya para entonces su cuadro era casi irreversible. No veía ni oía, y padecía de dolores extremos. Mientras, el Gobierno español intenta combatir la huelga con estrategias de descréditos difundidas por los medios.

Mikel Ruiz, amigo y compañero de lucha de Kepa, recuerda el día que acudió al Hospital de La Paz, donde fue ingresado Crespo el 8 de junio en estado casi comatoso. «Pese a estar casi en coma, Juanjo estaba custodiado por docenas de policías. Me acerqué a una enfermera y le expuse la situación. Entré al cuarto donde estaba Kepa ataviado como si fuera un médico. No sé si me reconoció, porque no veía ni oía, pero cuando le agarré la mano, sentí que la apretó».

El Gobierno español no vaciló. Los presos del Hospital Penitenciario fueron atados a la cama y alimentados por la fuerza por vía intravenosa. Pero los médicos de Crespo anuncian un inminente desenlace fatal. Los policías, pese a las protestas de los médicos, rodean al militante vasco en estado de coma, y después de atarlo a la cama de pies y manos, le inyectan suero.

El 19 de junio de 1981, tras 97 días, fallece Crespo. Es el primer preso político muerto en huelga de hambre del Estado español. Como dice Mikel, «su generosidad en favor de la lucha del pueblo es manifiesta. Entregó su vida».

Más info y cartas en la sección Caídos por/en prisión de la web.

Cartel. Encausat subdelegació absolts.

11 Lleida, ¡absueltos!:

-Absolen els onze acusats per la protesta per la detenció de Puigdemont a la subdelegació del govern a Lleida

La fiscalia demanava cinc anys i tres mesos de presó per als encausats, tot i que per a Pablo Hasel demanava mig any més per reincidència.

L’Audiència de Lleida ha absolt els acusats per la protesta a la subdelegació del govern a la capital del Segrià arran de la detenció de Carles Puigdemont, ara fa gairebé cinc anys. Els onze absolts, entre els quals hi ha el raper Pablo Hasel, eren acusats de delictes de desordres públics agreujats, atemptat contra l’autoritat i de lesions contra agents dels Mossos d’Esquadra.

Y la sentencia:

https://www.vilaweb.cat/noticies/absolen-onze-acusats-protesta-detencio-puigdemont-govern-lleida/

Comunicado absolución.

*Victòria de la solidaritat: Absolució pels 11 de la subdelegació.

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