Carteladas y pintadas en Madrid, ¡Libertad Arenas! Condenado a morir en prisión, por comunista / M. Robles: «Dominio del ciberespacio y cognitivo» / Transición sangrienta: Marzo 76, Vitoria, A. Txasko.

Foto. Una docena de carteles ¡Libertad Arenas!

Muro de solidaridad y denuncias:

¡Libertad Camarada Arenas!

-Campaña de solidaridad ¡Libertad Arenas! en Madrid.

2 fotos. Carteles (5 y 7) Arenas libertad.

El camarada Arenas lleva décadas en prisión. Dada su elevada edad y sus enfermedades, según la propia ley, debería estar en la calle hace ya mucho. Sin embargo el Régimen pretende dejarle morir en prisión. Está condenado a cadena perpetua encubierta. ¡Es nuestro deber liberarle!

Otras 2 fotos, carteladas (8 y 3) por Arenas.

Tetuán, Puente de Vallecas, el Pozo, Arganzuela, Aluche, Fuenlabrada… Los barrios de Madrid piden su liberación.

¡Libertad presos políticos enfermos y mayores! ¡Amnistía total! ¡Camarada Arenas libertad!.

MAR.

Pintada «Libertad Arenas PCE(r)»

-Pintadas en Madrid. «Libertad Arenas PCE(r)».

Cartel. Texto sobre caricatura de Lenin.

-78 años de edad. 52 como militante comunista. 29 años de prisión. Condenado a morir en prisión, por comunista.

… empezaron por los comunistas… Camarada Arenas Libertad. Es nuestro deber lograr su libertad.

Foto. Robles en las jornadas.

Guerra sucia:

-Margarita Robles, ministra de Defensa.

“La guerra de Ucrania ha puesto de relieve que el dominio del ciberespacio es esencial, como también lo es el dominio cognitivo”.

Así lo afirmó en la inauguración de las Jornadas de Ciberdefensa en Madrid.

https://www.elradar.es/margarita-robles-la-guerra-de-ucrania-ha-puesto-de-relieve-que-el-dominio-del-ciberespacio-es-esencial/

Logo y foto 3 de Marzo 76 en Vitoria.

Transición sangrienta:

-Andoni Txasko Díaz.

El día 4 de marzo de 1976 Gasteiz amaneció de luto. La ciudad intentaba digerir la matanza de obreros del día anterior. (3 muertos, 100 heridos, 44 de bala. En días posteriores morirían por las heridas otros 2 obreros más) Los hospitales estaban repletos de heridos, los más graves en habitaciones, los leves en pasillos. Otros se curaban en casa intentando no llamar la atención de la Policía, que empezaría a detener a los líderes de la movilización obrera para acusarlos de sedición. En la ciudad el silencio había tomado el relevo de los gritos, los disparos y el llanto. Las fábricas, entre ellas Cegasa, donde trabajaba Andoni, habían decidido continuar la huelga en protesta por lo sucedido.

Por la tarde, Andoni y tres compañeros más decidieron ir a Zaramaga, a ver cómo estaba el lugar de la masacre. En las calles, restos de barricadas hechas con troncos, farolas y material de obra. La iglesia destrozada, impactos de bala por doquier, sangre por el suelo, piedras, casquillos de bala y pelotas de goma recordaban la violencia del día anterior. La ciudad, desierta y en silencio; la policía, patrullando las calles. Solo los gritos de «asesinos» que se oían desde las ventanas rompían la perplejidad de una ciudad indignada.

«En la zona no había incidentes. Nosotros íbamos tranquilos cuando vimos aparecer frente a nosotros un autobús y un Jeep de los grises que venían hacia nosotros. Al ver la disposición que tenían, salimos corriendo para intentar huir de allí», recuerda Andoni Txasko. «Al volvernos, nos dimos cuenta que teníamos otros tres Jeeps por detrás. Nos habían rodeado y no teníamos escapatoria. Entonces me tiré contra la puerta de un garaje y me cubrí la cabeza con los brazos y manos ante los porrazos que empezaron a darme».

Andoni tenía especial temor ante posibles golpes en el ojo derecho, el sano. «De chaval, jugando, había perdido casi toda la visión del ojo izquierdo por una pedrada. Cosas de críos. Por eso tenía tanto miedo». Aquel ojo sano era su ventana al mundo. «Viendo que no cesaban de golpearme, les dije que me llevasen detenido pero que pararan, que podían alcanzarme en los ojos y ya tenía una lesión en uno», recuerda.

Aquella advertencia de Andoni solo sirvió para que se cebasen más con él. Sabían dónde podían hacerle daño. «Entonces me agarraron de los brazos y me los extendieron para impedir que me protegiera y dirigieron todos los golpes a la cara. Uno de los porrazos acertó de lleno en mi ojo sano y todo se volvió de color blanco. No tenía dolor, creo que el fuerte golpe y el estrés hicieron de anestesia, pero no veía nada, solo una nube blanca».

«Les dije que no veía nada y me pusieron unos cables en las manos y me dijeron que tirase. Tengo la impresión de que estaba quitando alguna barricada hecha con postes de luz o teléfono. Entre insultos como «hijoputa», «comunista» y «cabrón», arrastré lo que fuera y me dejaron allí, solo y ciego».

Unos vecinos bajaron y lo subieron a una casa. Andoni todavía no sabía lo grave que resultaría su lesión: «Me pusieron hielo pero seguía sin ver. Les pregunté si estaba sangrando y sangre no había, pero me habían destrozado el ojo. Como pudieron y salvando todo tipo de obstáculos me llevaron en coche al hospital donde pasé ingresado un mes. Después recorrí varias clínicas y especialistas; Madrid, Barcelona, Logroño, Pamplona. Ya no recuerdo ni cuántas veces me han intervenido pero todo ha sido en vano, pues finalmente me evisceraron el ojo, me implantaron una bola interna y me pusieron una prótesis estética. Me ha quedado una visión del 2 %».

Aunque no fue herido el 3 de marzo, su agresión se engloba en las anteriores y posteriores a ese día. Andoni tiene claro qué pretendían y por qué el día 3 reventaron la pacífica asamblea de la iglesia de San Francisco y perpetraron una masacre obrera. «Utilizaron las armas como lo hicieron en el golpe militar de 1936, era la única forma de cortar la ilusión que se había generado entre la ciudadanía. Aquello ocurrió exactamente 100 días después de la muerte de Franco y tres días después de que empresarios alaveses fuesen a Madrid a reclamar al Gobierno mano dura. Y eso no es casualidad»

Foto. Andoni en el lugar donde le apalearon en 1976.

Andoni es desde su creación en 1999 portavoz de la Asociación de Víctimas 3 de Marzo – Martxoak 3 Elkartea.

En el año 2006, 30 aniversario de los hechos, Andoni fue apaleado y detenido por la Ertzaintza en el transcurso de la manifestación que se celebra todos los años.

«Cada 3 de marzo, además de exigir verdad y justicia y recordar a los obreros asesinados, se denuncian todo tipo de vulneraciones, tanto políticas, como sociales o laborales. Se han denunciado cierres de periódicos, ilegalizaciones de partidos, situaciones laborales graves en empresas, torturas, etc. En 2006 y ante las muertes en dudosas circunstancias de los presos políticos vascos Igor Angulo y Roberto Sainz estando en prisión, y al igual que veníamos pidiendo el esclarecimiento de la masacre del 3 de marzo, exigíamos también saber las causas del fallecimiento de las dos personas presas. Por ello, Josu Ormaetxea y yo, miembros de Martxoak 3 portábamos una ikurriña con crespón negro con las fotos de los dos. Ese fue el motivo por el que la Ertzaintza cortó la manifestación y cargó brutalmente provocando lesiones a varias personas y la detención de Josu y mía, en un primer momento, y, posteriormente y en otro lugar, la de Aitor Fernández Ortega, que participaba en la misma de forma solidaria».

En el caso de Andoni, las lesiones físicas fueron importantes: politraumatismo, pelotazo de goma a bocajarro en el vientre y rotura del tabique nasal que, por unos centímetros, no completó la faena de 1976. Pero lo más grave fueron las consecuencias derivadas del atestado de la Ertzaintza.

«A Josu y a mí se nos imputó un presunto delito de enaltecimiento del terrorismo. Que, tras declarar en la Audiencia Nacional, esta entendió que no existía y archivó la causa. Al mismo tiempo y en base al atestado elaborado por la Ertzaintza, los tres detenidos fuimos también acusados de atentado, desórdenes públicos, resistencia y desobediencia a la autoridad, coacciones y lesiones, por lo que fuimos juzgados el 7 de julio de 2009 en Gasteiz».

El vídeo que se grabó durante los hechos fue determinante para ex- culpar a Andoni y a Josu. «Sin el vídeo, nos hubieran condenado, porque se hubieran creído la versión de los ertzainas y, si hubiese habido imágenes del momento de la detención de Aitor, es muy probable que también le hubiesen absuelto».

«Toda la manera de proceder fue un atropello. Tampoco podemos aceptar la versión de la Policía Autonómica que en absoluto se ajustaba a lo ocurrido ese día. Al igual que denunciamos la versión oficial sobre los sucesos del 3 de marzo de 1976, que amparaba a los responsables de la matanza, y siendo coherentes con nosotros mismos, tenemos que decir que el atestado de 2006 era también mentiroso e iba encaminado a justificar lo injustificable».

Las lesiones de Andoni le han condicionado su vida pero, también desde entonces, no ha cesado de desenmascarar y denunciar la impunidad de responsables de asesinatos como los del 3 de marzo y otro muchos. «No podemos permitir que personajes como Fraga Iribarne o Martín Villa pasen a la historia como los padres de la democracia cuando en realidad han sido todo lo contrario, un azote de los derechos humanos y las libertades».

Editado en el libro «Nombres para recordar». Euskal Memoria Fundazioa.

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