Paul Robeson. Ejemplo de artista revolucionario y antifascista. Con la República española, con los obreros, con la URSS.

El paso de Robeson por España, en Mundo Gráfico de 16-2-1938.

Repaso a la historia:

-Paul Robeson

Ejemplo de artista revolucionario y antifascista.

1898-1976.

Afroamericano, hijo de un esclavo fugitivo, estudió Derecho y se graduó de abogado, aunque su carrera fue corta. A su ingreso en el Colegio de Abogados de Princeton, una mecanógrafa blanca rechazó escribir al dictado de un abogado negro, esto lo hizo desistir de ser abogado, por lo que se dedicó a labores artísticas.

En la década de 1930, en sus viajes por Europa y la URSS, Robeson tomó contacto con miembros de organizaciones antifascistas. Empezó a comprender que su arte tenía la capacidad de servir a la lucha de los trabajadores de todo el mundo. En la Unión Soviética fue donde, según sus palabras, se sintió tratado como ser humano, comprobó que no había prejuicios ni ningún tipo de discriminación racial.

Cantó blues, canciones contra la explotación y la esclavitud, himnos de los prisioneros, de los remeros del Volga, de los maquis, de las Brigadas Internacionales en la guerra de España, marchas de los obreros rusos, etc. Tradujo el himno de la Unión Soviética al inglés en 1943.

En 1933 cuando el nazismo tomó el poder en Alemania, su compromiso con la lucha antifascista se reforzó. Participó en la Guerra Civil Española dentro la Brigada Lincoln, compuesta por voluntarios antifascistas estadounidenses. En un mitin contra la sublevación fascista en España, Robeson dijo: «El artista debe tomar partido. Debe elegir luchar por la libertad o por la esclavitud. Yo he elegido. No tenía otra alternativa».

Paul Robeson, durante un piquete obrero en Auckland, 1942.

En 1952 la Unión Soviética le concedió el Premio Lenin de la Paz.

Ya en el “democrático” EEUU sufrió la persecución feroz del macartismo y del FBI. Durante un interrogatorio ante el Senado norteamericano, cuando le preguntaron por qué no se había quedado en la URSS, contestó: «Porque mi padre era un esclavo, y mi gente murió para construir este país, y voy a permanecer aquí y a tomar parte de él, exactamente igual que usted, y ningún fascista importado me sacará de él”.

El Comité de Actividades Antiamericanas acabó declarando que Robeson había intentado construir un Estado prosoviético en el sur de los Estados Unidos y le privó de su pasaporte. Este hecho acabó con su carrera. Cerca de 80 de sus conciertos fueron cancelados. En 1949, dos conciertos al aire libre en Peekskill (Nueva York) fueron atacados por grupos racistas sin que la Policía estatal hiciera nada para

impedirlo. Para la ocasión, Robeson declaró: «Voy a cantar donde quiera que la gente quiera que cante… y no me asustan las cruces que arden (en alusión al Ku Klux Klan), ni en Peekskill ni en cualquier otro lugar».

«Robeson». Por Valentin Polyakov, Igor Radoman y Khaim-Shats, pintura, 1950.

Se dice que era uno de los cantantes preferidos por Pablo Neruda, quien le reservó un espacio en su Canto General:

«Pues bien, esta mañana vuelve al mármol el odio/ el odio del Sur blanco hacia el viejo dormido/ en las iglesias los negros están solos con Dios/ con Dios según lo creen las plazas/ en los tres el mundo tienen ciertos letreros/ que dividen el cielo el agua el aire/ qué vida tan perfecta dice la delicada/ señorita y en Georgia matan a palos/ cada semana a un joven negro/ mientras Paul Robeson canta como la tierra/ como el comienzo del mar y de la vida/ canta sobre la crueldad y los avisos/ de Coca-Cola canta para hermanos/ de mundo a mundo entre los castigos/ canta para los nuevos hijos para/ que el hombre oiga y detenga su látigo/ la mano cruel la mano que Lincoln abatiera/ la mano que resurge como una blanca víbora/ el viento pasa el viento sobre la tumba trae/ conversaciones restos de juramentos algo/ que llora sobre el mármol como una lluvia fina/ de antiguos olvidados dolores insepultos/ el Klan mató a un bárbaro persiguiéndolo/ colgando al pobre negro que aullaba quemándolo/ vivo y agujerado por los tiros/ bajo sus capuchones los prósperos rotarios/ no saben así creen que sólo son verdugos/ cobardes carniceros detritus del dinero/ con la cruz de Caín regresan/ a lavarse las manos a rezar el domingo/ telefonean al Senado contando sus hazañas».

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