2.852.400 refugiados ucranianos en Rusia / Libro «El genocidio que no cesa en el corazón de África. Una historia de desinformación» / Irlanda: Hablan los murales / La URSS se negó a jugar con Pinochet.

Gráfica refugiados ucranianos y dónde.

Internacional:

Rusia

-Contra la desinformación.

Estadísticas que destruyen toda la argumentación del régimen ucraniano contra Rusia.

Rusia ha acogido a más de 2,85 millones de refugiados de Ucrania desde finales de febrero de este año, la cifra más grande del mundo, según datos de ACNUR.

Desde el 24 de febrero, 15 millones de ucranianos han llegado a los países vecinos. De estos, alrededor de 7 millones están en la UE.

Polonia está en segundo lugar de refugio. Ahora alberga a 1,48 millones de refugiados.

Alemania en tercero, con poco más de 1,01 millones de refugiados acogidos.

En cuarto lugar, Chequia con 458.000 refugiados ucranianos acogidos.

Luego vienen Italia con 171.000, España con 151.000…

Los «socios» más ardientes del régimen de Kiev en el Báltico aceptaron un total de 158.000 refugiados ucranianos para tres.

Si los ucranianos considerasen a Rusia un agresor, no hubieran ido allí para salvarse.

Portada del libro.

África esquilmada

-África y el genocidio oculto a plena luz del día

Reseña del libro de Rosa Moro «El genocidio que no cesa en el corazón de África. Una historia de desinformación».

Rosa Moro ha escrito un libro -tan esclarecedor como desolador- sobre un horrible crimen contra la Humanidad que empezó hace 30 años en el corazón de África, que hoy continúa porque no se ha hecho justicia aún y además comenten nuevos crímenes los mismos autores principales: Paul Kagame, presidente de Ruanda, sus sicarios y otros colaboradores africanos, las potencias occidentales más implicadas, Estados Unidos y Reino Unido, con España como lacaya del imperialismo.

En realidad hay otro crimen contra la Humanidad previo planeado en la segunda mitad del siglo XIX, protagonizado por el rey belga Leopoldo II, que se apoderó de las incalculables riquezas del Congo entre 1885 hasta 1908, año en que pasó su ‘propiedad personal’ a Bélgica, que colonizó el Congo hasta su independencia en 1960. Después llegó una guerra intestina planeada por las potencias citadas en unión con Bélgica, con un final acorde al crimen: una dictadura militar controlada por ellas.

Un siglo largo más tarde, en 1994, tuvo lugar lo que se conoce como el Genocidio de Ruanda, después lo que se conoce como la Primera Guerra del Congo entre 1996 y 1997, cuando el país se llamaba Zaire, posteriormente la Segunda Guerra del Congo, ya rebautizado como República Democrática del Congo, entre 1998 y 2003, en la que intervinieron nueve naciones africanas. Solamente en esos últimos 30 años la cifra de muertos ronda los diez millones de personas.

Creo que el principal propósito y mérito de Rosa es el de (empeñarse en) mostrar en España y otros países hispanohablantes, que semejante matanza no solamente es un holocausto, con el doble de víctimas mortales que las causadas por el nazismo, sino que también sus perpetradores -tutsis congoleños y de países periféricos- salgan a la luz, ya que su segundo crimen es haber ocultado el primero, acusando a sus víctimas -hutus y también tutsis- y persiguiendo a todos los que han denunciado públicamente.

https://rebelion.org/africa-y-el-genocidio-oculto-a-plena-luz-del-dia/

Valla con 8 murales.

Irlanda

-Cuando las paredes hablan, con murales.

Reivindicaciones, historia, en 15 murales.

*Internacionalismo, anti PSNI, presos, reivindicar la identidad.

Valla con 7 murales.

*Reivindican memoria, luchas, proyectos.

Cartel de la proclamación de 1916.

*Y hablan sin cesar, desde 1916.

En voces de Connolly y demás revolucionarios del gobierno provisional que decretaron la República de Irlanda.

Foto del estadio. Tomado militarmente.

URSS

-En 1973 la URSS se quedó fuera del Mundial de Fútbol de Alemania por negarse a jugar el partido de clasificación en el estadio que Pinochet estaba usando como centro de torturas.

Chile-Unión Soviética 1973: la trama del partido fantasma de la Guerra Fría.

La última plaza clasificatoria para la Copa del Mundo Alemania Federal 1974 la tenían que disputar Chile y la Unión Soviética. FIFA pautó el partido de ida para el 26 de septiembre de 1973 en Moscú. La revancha se disputaría el 21 de noviembre en Santiago de Chile. Pero todo cambió el 11 de septiembre, cuando se produjo el golpe de Estado que derrocó al gobierno de Salvador Allende. Tras el levantamiento militar, el gobierno presidido por Augusto Pinochet sumergió a Chile en un horror de miedo y ejecuciones.

¿Se jugaría la serie entre Chile y Unión Soviética? Ambos países habían roto relaciones. A pesar que Moscú había desconocido al gobierno de facto chileno, la decisión de la dictadura chilena fue viajar hacia Moscú. Pero el plantel chileno vivía un clima dificil. Varios jugadores se habían identificado con el gobierno depuesto.

El viaje de la delegación chilena hacia Moscú era cuestión de estado. La principal preocupación de la dictadura gobernante era la posibilidad de deserciones y una campaña internacional denunciando las atrocidades. A nadie se le escapaba que el Estadio Nacional se había convertido en un inmenso campo de concentración de izquierdistas y disidentes. Muchos jugadores no querían viajar a Moscú por una simple razón: no deseaban dejar solas a sus familias bajo la tutela del régimen.

Antes de partir hacia el otro lado de la Cortina de Hierro, el plantel fue citado en el edificio Portales, sede de gobierno ya que el Palacio de La Moneda se encontraba destruido por el bombardeo que terminó con la vida de Allende.

El diálogo fue tenso: para que nadie tuviera ningún inconveniente, los viajeros no debían hablar de política. el General Gustavo Leigh, flamante jefe de la Fuerza Aérea que bombardeó La Moneda, buscó con su mirada al médico del plantel, Elías Jacob. Sabiendo sus simpatías con el gobierno depuesto, el aviador lo amenazó con una sonrisa: “Cuídate, Elías, porque yo no hago canjes“.

El viaje a Moscú fue atroz. Un vuelo con ocho escalas antes de arribar a Moscú. En la Unión Soviética recibieron a la delegación con total frialdad. En la noche del miércoles 26 de septiembre de 1973, en el estadio Lenin (actual Luzhniki) se enfrentaron Unión Soviética y Chile. Los trasandinos – vestidos de blanco – presentaron un esquema ultra conservador. El único objetivo era no perder y así sucedió: el partido finalizó igualado sin goles.

Debía disputarse la revancha en Chile. La dictadura en un brete: el estadio Nacional se había convertido en un inmenso centro de detención. La federación chilena barajó la posibilidad de llevar el encuentro a Viña del Mar, pero por decisión del dictador Augusto Pinochet, el partido debía disputarse – sí o sí – en Santiago. La idea era mostrar al mundo una imagen de normalidad.

Confirmada la localía en el Estadio Nacional, la Federación Soviética decidió no viajar hacia Chile. La guerra fría. Los soviéticos enviaron una carta a FIFA explicando qué «por consideraciones morales, los deportistas soviéticos no pueden en este momento jugar en el estadio de Santiago, salpicado con la sangre de los patriotas chilenos».

Por walk-over, Chile estaba clasificado a la Copa del Mundo Alemania Federal 1974. Pero la dictadura pinochetista quiso su partido. 21 de noviembre de 1973. 17.000 espectadores pagaron entrada para presenciar un hecho tan simbólico como político. La selección chilena salió al campo de juego. Nadie esperó a un rival ausente. El árbitro pitó el inicio del partido. Después de sacar, los jugadores tocaron la pelota, avanzando hacia una meta vacía. Finalmente, el capitán Francisco Valdés convirtió un gol festejado como un triunfo ante el terror rojo. «Fue el ‘teatro del absurdo´. Ni con los amigos se juega así. Incluso el árbitro era chileno».

Hoy, Rusia fue eliminada por FIFA del repechaje de cara a Qatar 2022. El deporte es la política con pantalones cortos.

https://radiografica.org.ar/2022/03/14/chile-union-sovietica-1973-la-trama-del-partido-fantasma-de-la-guerra-fria/

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