Crónica. Homenaje a José Luis Elipe López, militante comunista, expreso político «Siempre estarás con nosotros». En su memoria, ‘Nosotros, los más sencillos, ganaremos’.

Foto. Retrato de Elipe, flores, y la bandera Popular.

Homenaje a José Luis Elipe, comunista hasta el último suspiro.

Crónica del homenaje a un comunista íntegro:

Cuando se homenajea a un revolucionario abnegado, que deja semilla.

Madrid, 10 y 11 de septiembre.

Foto asistencia comida de homenaje a Elipe.

Se murió Elipe en enero, y nos resultó a todos semejante bofetada, que tardamos en reaccionar. Se pensó en el mejor homenaje que se le podía realizar, por toda una vida de entrega revolucionaria, y siempre al acordarnos de él se coincidía en que sólo podía realizarse un acto a su nivel, sencillo, cercano, entre amigos y camaradas.

Así ha sido el fin de semana en su homenaje. Una comida de confraternidad y recuerdo, para amigos, compañeros y la gente joven que le conoció. La presentación del libreto en su memoria. Y una marcha montañera a Cotos, su amado paraje de la Sierra madrileña, donde descansarán sus cenizas y la semilla que construyó.

Más de 70 personas se dieron cita en torno a unas mesas y a la memoria de este infatigable militante comunista, ex-preso político en tantas ocasiones que era difícil llevar la cuenta, solidario, y una ‘peazo de persona’ , como le recordaba una joven que le conoció en su labor antirrepresiva y en la lucha por la amnistía total. Solidarios y solidarias, ex-presos políticos, amigos, juventud luchadora. Eso es lo que él hubiese querido, y así fue. No pudo ser un homenaje abierto por causas obvias y de sitio, pero allí estuvo una amplia representación de muchos años de militancia, cárcel, compromiso, y de futuro. Varios solidarios no pudieron asistir, y por ejemplo compañeros sardos enviaron nota de recuerdo a Elipe.

Durante la comida, encabezada por un retrato de Elipe realizado por el preso antifascista Israel Torralba, la Bandera Popular y la de su Partido, se presentó a distribución el libreto en memoria de José Luis Elipe, que resulta de lectura imprescindible y muy interesante, donde se desvelan facetas y anécdotas de «Lorenzo» que se han conocido tras su fallecimiento por enfermedad el 15 de enero.

El ambiente era de camaradería y corrillos de charla, pero se hizo un silencio absoluto para escuchar los escritos preparados para el homenaje. Una compañera y amiga leyó una carta con retazos de anotaciones de Elipe, que a todos nos emocionó, y una militante del MAR leyó el comunicado en homenaje a Elipe. (Íntegros más adelante).

La gente se soltó, pues también eran momentos de recuerdo y compromiso, y unos compañeros cantaron unas canciones populares. La guinda musical la pusimos todos y todas, cuando con el puño en alto se entonó «La Internacional», como mejor broche de recuerdo a este comunista ejemplar que fue Elipe.

Varios de los asistentes (desplazados desde Galiza, Euskal Herria, Zamora y Andalucía) tuvieron que regresar a sus localidades. Otros, continuaron los cafés, los recuerdos, la planificación del futuro, que sólo será si lo preñamos de compromiso, de lucha, de unidad, y de victorias. Y con semillas, con antorchas de luz como la que ofreció Elipe a lo largo de su vida.

Portada cuadernillo sobre Elipe. Septiembre 2022.

Lectura en la comida de homenaje:

Hace ya ocho meses que nos dejó uno de nuestros camaradas más queridos, uno de los imprescindibles, de esos que te acompañan a cada paso y te alegran la vida a la vez que te enseñan a luchar. Un camarada al que habría que hacer el mejor de los homenajes. Este es pequeño y sencillo para lo que él se merece, pero sabemos que le gustaría porque lo hacemos entre amigos y familiares, alrededor de una mesa, con la alegría de reencontrarnos y sin intención de que sea una despedida. Por que es imposible olvidar a camaradas como Elipe que era de los que siempre está dispuesto a echar una mano, a aportar una solución, de los que llevan la lucha en las venas y la conciencia de clase en la tripa, como le gustaba bromear. Era de los que no abandonan cuando las cosas se ponen feas y lo demostró durante años al pie del cañón. Sin desfallecer en las peores circunstancias. Con tesón nos enseñó lo que era la organización, la militancia, la disciplina y el compromiso más abnegado y desinteresado. Con él hasta fuimos capaces de romper la dinámica de detenciones que asolaban a la organización cada pocos meses. La seguridad estaba por encima de todo, «lo material se repone -nos decía- las personas no»… así algunos conseguimos estar muchos años en la clandestinidad, superando incluso al maestro o al «aprendiz de comunista», como le gustaba decir.

Lo que no nos enseñó fue a pasar de los problemas de nuestra clase; ni a escaquearnos de las responsabilidades de cada cual, porque si algo tenía claro era su pertenencia a la clase obrera, su militancia comunista y su confianza ciega en que conseguiríamos hacer la Revolución… y hoy seguimos convencidos de que lo vamos a conseguir. Por él, por nosotros y por todos los que vienen detrás. A estos les contaremos quién era Elipe, les hablaremos de su generosidad y capacidad de sacrifico, les contaremos sus mil anécdotas y hasta podremos compartir con ellos sus recetas, como la que nos dejó escrita en un cuaderno «clandestino» y que ahora recuperamos y os presentamos:

LA RECETA DEL HAMBRE

La cantidad de ingredientes de esta receta será en proporción del hambre que Ud. quiera provocar. En un país del tercer mundo, imagine el que quiera, en un primer momento debe aprovechar todo, es decir limpiar bien todas las riquezas de ese país. Después lleva a ebullición todas las contradicciones de ese lugar, el odio, el racismo, la religión, el poder. Cuando todo esté bien caliente, dar armas a una parte de la población del país. Después juntar al arribista escogido con la parte del pueblo armado. Durante cierto tiempo, un año, dos, tres… Ud. debe echar a esta mezcla: pólvora, fusiles, tanques. Al fin Ud. tendrá una bella hambre, si Ud. considera que es demasiada el hambre provocada, eche una ONG para reducir los efectos de vuestra conciencia.

Fleury, 12 abril 2002 Firmado: Elipe

Sí, lo que acabo de leer son palabras de Elipe, curiosamente escritas en un cuaderno sencillo y estratégicamente guardado del que a nadie nunca habló. iiHasta el último momento sorprendiéndonos!! Ahora, cuando ya no está, se las enseñaremos a todos los que le conocimos y a los que no, porque hoy, nos sigue enseñando con ellas cuan grande puede ser un hombre humilde. Como nos decía Arenas al enterarse de que nos había dejado: «El fallecimiento del camarada Elipe ha sido una enorme pérdida para el Partido, y estoy seguro de que aquella persona que haya mantenido alguna relación con él habrá sentido un hondo pesar por su muerte. Pues Elipe era un hombre bondadoso y sencillo, un incansable trabajador, afable (nunca le vi enfadado), leal y firme en sus convicciones revolucionarias; en pocas palabras, fue un verdadero militante comunista. Para mí, personalmente, Elipe era más que un camarada: fue un buen amigo -un «kolego», como a él le gustaba llamarme-. Nos sentíamos hermanados por las mismas ideas y los mismos sentimientos de clase… Ahora, hay que reanudar el trabajo como si no hubiera ocurrido nada, aunque es cierto que va a ser muy difícil llenar el vacío que Elipe nos deja».

Comunicado del MAR de Madrid en la comida de homenaje:

Antes que nada, desde el Movimiento Antirrepresivo de Madrid, queremos dar las gracias a los camaradas, familiares y amigos de Elipe por permitirnos participar en este homenaje. Es todo un orgullo para nosotros poder aportar nuestro granito de arena en este acto de recuerdo a un luchador tan ejemplar, a un comunista tan consecuente como Elipe.

Para nosotros Elipe es, y será siempre, uno de los ejemplos que nos guía en la lucha antirrepresiva. Es la demostración de que por muchas años de cárcel, torturas, clandestinidad o exilio a los que nos condene el Estado, la convicción y la consecuencia de un comunista no la pueden destruir. Es la constatación de que resistiendo, ya les estamos venciendo.

Como organización antirrepresiva que somos, tenemos claro que es nuestra obligación llevar el ejemplo de Elipe, y de muchos otros como él, a los jóvenes que están comenzando a iniciarse en la lucha. Y no os quede ninguna duda de que así lo haremos. Redoblaremos el trabajo y el esfuerzo para esparcir su ejemplo, para que nunca caiga en el olvido alguien que, como él, murió con las botas puestas, que luchó hasta el último de sus suspiros por conquistar los derechos y libertades que este Estado fascista nos niega.

Quienes le conocimos, por poco que fuera, sabemos que Elipe siempre tenía una broma, una sonrisa en los labios y unas palabras de aliento, especialmente para nosotros, los jóvenes que estamos comenzado y que aspiramos a coger el relevo. Siempre que podía acudía a todas nuestras movilizaciones y actos. Cada vez que divisábamos su cara entre la maraña de gente corríamos a él porque aunque fuera solo con dos palabras, o incluso con una mirada, ya nos transmitía esa fuerza, ese ánimo y esa vitalidad tan características de él.

Siempre es dificilísimo despedirse de personas como Elipe, siempre es complicado sintetizar en unas pocas frases lo que ha supuesto para la evolución política de muchas de nosotros. Por eso, hoy solo queremos limitarnos a darle las gracias por su constante ejemplo. Por haber estado siempre, por habernos recogido a muchos, por habernos abierto las puertas de la lucha.

Hoy queremos también renovar nuestro compromiso ante vosotros, nuestro compromiso de seguir levantando la bandera, de seguir luchando por la liberación de nuestra clase.

Por Elipe, por todos los que como él no están pero nos han dejado su ejemplo. ¡Hasta la victoria, siempre!

Foto. Lectura del texto, en Cotos.

Al día siguiente, y bien pronto en la mañana de domingo, una quincena de amigos y camaradas le dio el último adiós en su lugar referencial, Cotos, sierra de Guadarrama de Madrid. Allí se esparcieron sus cenizas y se plantó un arbolito que representa a la perfección su vida. Humilde, agarrado a la tierra y a su clase, con visos de futuro por lo que va a pelear para crecer y asentarse entre los suyos, como siempre hizo Elipe entre la clase trabajadora y el proletariado. Se le despidió con estas palabras…

Texto leído en Cotos:

Para muchos de los que hoy estamos aquí, este lugar significa compañerismo, superación, clandestinidad… En lugares como este, aprendimos a caminar siempre avanzando. ¿Una caída o un paso atrás? ¡¡Pues dos adelante!! Aprendimos lo que significaba la táctica y la estrategia, aprendimos a organizarnos y a ser disciplinados… Crecimos como las personas que éramos y como los militantes que aspirábamos a ser. Siempre con la firme convicción de que cualquier contratiempo que se presentase podríamos superarlo. Y esto era porque teníamos un «as» en la manga y ese «as» se llamaba Lorenzo, Juan, Elipe… o Jose para sus afortunados amigos…

Con él todo parecía fácil y posible. Te contagiaba sus ganas. No había problema para el que él no encontrara solución, a veces a su manera, que podía no ser la más ortodoxa, pero los retos se superaban y con cada nuevo plan de trabajo parecía que ya tocaba la Revolución con la punta de los dedos. El miedo a lo desconocido se diluía en cuanto hablabas con él de tus dudas y te explicaba la mejor forma de aportar a la lucha según tus posibilidades…

Contigo, Lorenzo-Juan-Elipe-Jose… muchos aprendimos a sacarle partido a lo imposible; aprendimos lo que era principal y lo que era secundario, aprendimos a soñar y a añorar a los camaradas que ni siquiera conocíamos, aprendimos a reírnos hasta de nuestra propia sombra… ¡qué bien lo pasábamos contigo! Nos enseñaste a odiar a nuestro enemigo de clase y a disfrutar de la vida a lo grande. Contigo, cualquier tarea era importante y necesaria para que todo encajara; y hasta montabas ejércitos sin soldados. Nos diste tanto que te echamos de menos a cada paso. Pero seguimos adelante y te gustará saber que en estos ocho meses sin ti no hemos dejado de batallar, que seguimos avanzando… que no hemos dejado de estar ahí en el puesto del rastro, en las Jornadas, en las manis y a este paso hasta en las barricadas, porque hay que ver la que está liada. Seguro que hubieras disfrutado viendo la bandera soviética ondear sobre los tanques que hoy defienden el Donbass o en las manos de una abuela soviética reivindicando la dignidad de sus antepasados que lucharon por liberarnos del fascismo… Seguro que en la próxima tarjeta de año nuevo les hubieras mandado la imagen a los camaradas presos. A esos camaradas que tanto te echan de menos. Nacho tomaba un verso de Pablo Hasél para decirnos «‘Habrá que luchar más y mejor para que se note menos el vacío que queda’, tanto que sí, porque se nos ha ido uno de los imprescindibles. Así de entrada, resulta dicil imaginar que otros logremos estar a su altura. Qué difícil nos lo ha puesto, el muy jodio. Pero, sin duda, el mejor homenaje que podemos hacerle es tomar su ejemplo, y con humildad y sencillez, ‘seguir erre que erre’, como a él le gustaba decir».

Seguiremos tu ejemplo. Como lo hicimos ayer, lo haremos también mañana… Recogimos tu bandera caída tan solo por un momento, para levantarla orgullosos de haberte conocido, de compartir contigo lucha y vida… ¡¡tantas cosas!! y ya sabemos, como te gustaba decir, que «las cosas son muchas cosas». Por todo lo que nos has dado, enseñado y aportado, hoy estamos aquí, en tu Cotos querido, por lo que este lugar representa para ti, para los que lo hemos vivido contigo y hasta para los que no les dio tiempo a vivirlo. Estamos aquí no para despedirnos sino para continuar siempre con tu legado por bandera. Porque como decías en uno de tus poemas inéditos:

Nosotros, unidos

Los más explotados

Nosotros, ganaremos

Por muy difícil

que sea la tarea

Nosotros, los más sencillos

GANAREMOS.

Foto. Arbolito plantado con las cenizas de Elipe.

Vuelta al foro. Esa mañana también salía a distribución en la mesa de Tirso de Molina el cuadernillo en homenaje a Elipe. Ahí presente, ahí prendido, como el arbolito de la sierra, como la semilla de un comunista entre su clase. «Seguir erre que erre», como él siempre decía.

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