Mujeres luchadoras y sabias: Inessa Armand (1874-1920), bolchevique, presa varias veces, escritora y organizadora.

Foto. Inessa Armand.

Mujeres luchadoras y sabias

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Inessa Armand

Francia 1874 – Unión Soviética 1920

Tras la muerte de su padre, se crió con su abuela y su tía, ambas profesoras que vivían en Moscú. A los 19 años se casó con Alexander Armand, hijo de un rico industrial textil ruso con el que tuvo cuatro hijos.

En 1903, se separó de su marido e hijos y entró en el Partido Obrero Social Democrático Ruso. Distribuyendo propaganda ilegal, fue arrestada en 1907 y condenada a dos años de exilio en Siberia.

En noviembre de 1908 escapó de Rusia. En París contactó con los revolucionarios rusos exiliados y conoció a Lenin. En 1911 fue nombrada Secretaria del Comité de Organizaciones Extranjeras, formado para coordinar los grupos bolcheviques en Europa occidental.

Volvió a Rusia en 1912. De nuevo encarcelada y liberada en marzo de 1913, abandonó Rusia para vivir en la región polaca de Galitzia, junto a Lenin y Krupskaya, donde escribió artículos para la revista del Partido Bolchevique Rabotnitsa (La obrera).

Armand participó junto a Lenin en las actividades de propaganda antibelicista durante la I Guerra Mundial. Ante el apoyo a la guerra de la mayoría de los socialdemócratas, transformados ahora en socialpatriotas, distribuyó propaganda urgiendo a las tropas aliadas a volver sus armas contra su propia burguesía y dar inicio a la revolución socialista.

En marzo de 1915, se mudó a Suiza, donde organizó la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, opuesta a la guerra. En 1917 volvió a Rusia y, tras la Revolución de Octubre, formó parte del ejecutivo del Soviet de Moscú.

En el Congreso de Mujeres Obreras y Campesinas de 1918 habló sobre la necesidad de liberar a las mujeres de la esclavitud doméstica. “Bajo el capitalismo, la mujer obrera debe soportar el doble fardo de trabajar en la fábrica y luego realizar las tareas domésticas en el hogar… Nos acercamos a la época de construcción del socialismo. Para reemplazar los millones y millones de pequeñas unidades económicas individuales, de cocinas rudimentarias, malsanas y mal equipadas y el incómodo lavado de la colada, debemos crear estructuras colectivas ejemplares, de cocinas, comedores y lavanderías”.

En ese Congreso, Armand recordaba que “mientras no se abolieran las viejas formas de la familia, la vida doméstica y la crianza de los niños, será imposible destruir la explotación y la esclavización, será imposible construir el socialismo”.

En febrero de 1919, integró la Misión de la Cruz Roja Rusa para repatriar a los prisioneros de guerra. A su regreso a Petrogrado, fue elegida para la dirección del Genotdel, el organismo del Partido Comunista de la Unión Soviética para la igualdad de sexos, apoyando la legislación a favor del aborto, la protección social de madres e infantes, la participación política de obreras y campesinas y contra la prostitución. En 1920 impulsó la aparición del periódico sobre las mujeres Kommunistka y dirigió la Iª Conferencia Internacional de Mujeres Comunistas. En ese año contrajo el cólera y murió a los 46 años. Se le rindieron honores en la Plaza Roja en un funeral de Estado, con los soldados vestidos de gala, llevando a hombros su féretro. Fue la primera mujer en ser enterrada en la necrópolis de la muralla del Kremlin.

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