«Los tíos de Sicilia», de Leonardo Sciascia. Traicionaron a la República porque eran esbirros, como Franco.

Una de las portadas de «Los tíos de Sicilia»

Alientos de lucha

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Los tíos de Sicilia

Leonardo Sciascia

(Italia 1921 – 1989)

Claro que si hubiese estado en el lado de la República y hubiera visto una cordada de curas y señoritos caminar hacia el fusilamiento, me habría asustado, pero era distinto ver a gente como yo, hombres que habían dejado el pico y el arado para luchar y morir. Por eso consideraba que hasta cierto punto era justo que los republicanos tomaran Teruel y que sorprendieran a hombres que se creían victoriosos y seguros, burgueses y guardias civiles que se habían desahogado ferozmente con la gente del pueblo. Una guerra civil no es tan estúpida como una guerra entre naciones, los italianos en guerra contra los ingleses o los alemanes contra los rusos, y yo, minero siciliano, mato a un minero inglés y el campesino ruso dispara a un campesino alemán; una guerra civil es más lógica, un hombre dispara por las personas y las cosas que ama, y por lo que quiere, y contra las personas que odia; nadie se equivoca a la hora de escoger de qué parte está, solo se equivocan quienes gritan: “¡Paz!” Uno de los errores imperdonables de Mussolini, entre los muchos que cometió, es haber enviado a miles de italianos pobres a combatir las atrocidades, es una especie de hora de la verdad. Los españoles llaman así al momento crucial de la corrida. El pueblo, por ejemplo, llama despreciativamente “esbirros” a las personas cuyo oficio es el de asegurar la tranquilidad pública, a los que son el brazo de la ley, de manera que el desprecio del pueblo parece injusto e incivilizado, y más si pensamos que los esbirros provienen del pueblo. Pero una guerra civil nos hace comprender en seguida lo que es un esbirro y por qué el pueblo lo desprecia. A menudo me he preguntado por las razones que la Guardia Civil podía tener para estar con Franco; al hacerlo traicionaban el juramento de fidelidad a la República y traicionaban al pueblo del que eran hijos; y no podemos pensar que estuvieran con Franco forzados por las circunstancias, por miedo a sus oficiales o para obedecerlos, porque de las filas republicanas desertaban con riesgo de sus vidas, individualmente o en grupos. La única razón no puede ser sino la siguiente: eran esbirros, con toda la prepotencia y la maldad que el pueblo atribuye a los esbirros, y sabían que en la España de Franco podían seguir siendo esbirros, infundir miedo, dejar su condición de hez de la humanidad para plantarse ante el pueblo con vibrante poder. Cuando hablan de la Guardia Civil, los españoles dicen: “Con el debido respeto”, como nuestros campesinos cuando nombran determinadas partes del cuerpo o cosas inmundas; no todos los españoles, claro está”.

Foto. Leonardo Sciascia.

Sobre el autor:

Simpatizó con el PC italiano del que se apartó, para terminar participando en la campaña de desprestigio de las Brigadas Rojas. Autor prolífico, cultivó el ensayo, el relato corto y la novela. Sus ensayos son de tipo literario y político y sus novelas, dentro del género del realismo, tratan en general sobre el poder y la corrupción en su Sicilia natal. Su novela Los tíos de Sicilia retrata a esos sicilianos que no se agitan, que se reconocen por dentro y sufren en silencio. Otras obras: El día de la lechuza, A cada cual lo suyo, Muerte del inquisidor.

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