«Reportaje al pie de la horca», de Julius Fucik: ‘Pon juntos a dos presos, y sobre todo a dos comunistas, y en cinco minutos se habrá formado un colectivo que estropeará todos sus planes’.

Portada «Reportaje al pie de la horca».

Alientos de lucha

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Reportaje al pie de la horca

Julius Fucik

(Checoslovaquia 1903 – Alemania 1943)

El preso y la soledad: esas dos palabras son, al parecer, inseparables. Pero es un gran error. El preso no está solo. La cárcel es una gran colectividad en la que ni el más riguroso aislamiento puede separar a nadie, si es que uno no se excluye a sí mismo. La fraternidad de los oprimidos está sometida a una presión que la concentra, la fortalece y la hace más sensible. Atraviesa los muros, que viven, hablan y transmiten mensajes. Abarca las celdas de un mismo corredor, unidas por sufrimientos comunes, servicios comunes, ordenanzas comunes y medias horas comunes al aire libre, cuando hasta una palabra o un gesto bastan para dar la noticia o salvar una vida humana. Liga a toda la prisión por medio de las salidas y vueltas comunes del interrogatorio y la asistencia común a la “sala de cine”. Es una fraternidad de pocas palabras y de muchos servicios, porque un solo apretón de manos o un pitillo pasado a hurtadillas rompe la jaula a la que te han arrojado y te libra de la soledad que debiera quebrantarse. Las celdas tienen manos: percibes cómo te sostienen para que no caigas tras las torturas del interrogatorio y de ellas recibes alimento cuando otros te empujan a la muerte por hambre. Las celdas tienen ojos: te miran cuando marchas hacia la ejecución y tú sabes que tienes que ir con la cabeza alta, porque eres su hermano y no debes mostrar debilidad ni siquiera con un paso vacilante. Es una fraternidad que sangra, pero que es indestructible. Si no fuera por su ayuda, no podrías soportar ni la décima parte de lo que soportas. Ni tú, ni nadie.

En este relato, si logro continuarlo —porque uno no sabe ni el día ni la hora del fin— veréis a menudo el número 400 que da título a este capítulo. Yo lo he conocido. Era una sala, y las primeras horas que pasé en ella, las primeras reflexiones que en ella me hice, no fueron nada alegres. Pero no era solo una habitación: era una comunidad, una comunidad alegre y combativa.

La “400” nació en el año 1940, al aumentar la actividad de la sección anticomunista de la policía. Era un anexo del depósito, de la “sala de cine”: la sala de espera de quienes serían sometidos al interrogatorio, especialmente seleccionada para los comunistas, con el fin de evitar llevarlos y traerlos desde el sótano al cuarto piso y viceversa a cada interrogatorio y con el fin de tenerlos en todo momento a disposición de los empleados de la Gestapo encargados de los interrogatorios. Era para facilitar su trabajo. O al menos ellos pensaban así.

Pero pon juntos a dos presos, y sobre todo a dos comunistas, y en cinco minutos se habrá formado un colectivo que estropeará todos sus planes. En el año de 1942 se la conocía como la “Central Comunista”. Ha conocido muchos cambios y por sus bancos han pasado millares y millares de camaradas, hombres y mujeres. Pero hay algo que no ha cambiado nunca: el alma de ese colectivo, fiel a la lucha y seguro de la victoria.

La “400” era una trinchera avanzada, totalmente cercada por el enemigo y sometida a un fuego concentrado, pero que jamás pensó en rendirse. Sobre ella flotaba la bandera roja y en su seno se manifestaba la solidaridad de todo el pueblo, en lucha por su liberación.

Foto. Julius Fucik.

Sobre el autor:

Periodista y escritor checo. En 1921 ingresó en el Partido Comunista; en esas fechas se inició como crítico literario y teatral. En los años treinta realizó varios viajes a la Unión Soviética, plasmando sus impresiones en la obra documental En la tierra donde el mañana ya es ayer. En 1941 pasó a ser miembro del Comité Central del Partido Comunista en la clandestinidad, encargándose de las publicaciones ilegales del partido. En 1942 fue arrestado y torturado por la Gestapo. En la cárcel escribió Reportaje al pie de la horca, que fue sacado hoja por hoja y publicado en 1945. Ha sido traducido a noventa idiomas. En 1943 fue trasladado a Alemania y asesinado en la cárcel de Plotzensee, en Berlín.

Otra portada libro Fucik.

*Descarga del libro:

http://www.presos.org.es/index.php/2020/04/09/reportaje-al-pie-de-la-horca-de-julius-fucik-escrito-en-las-entranas-de-la-bestia-nazi-descarga-de-un-libro-fundamental/

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