Muerte del comandante Jesús Santrich, de la Dirección de las FARC-EP, Segunda Marquetalia, en una emboscada ejecutada por comandos del ejército de Colombia el 17 de mayo. Comunicado. Opinión.

Comunicado sobre el asesinato de Santrich.

Internacionalismo:

Colombia

-17 MAYO 2021. COMANDANTE JESÚS SANTRICH HASTA LA VICTORIA SIEMPRE…

Informamos a Colombia y al mundo con dolor en el corazón, la triste noticia de la muerte del comandante Jesús Santrich, integrante de la Dirección de las FARC-EP, Segunda Marquetalia, en una emboscada ejecutada por comandos del ejército de Colombia el 17 de mayo.

Sucedió en la Serranía del Perijá, zona binacional fronteriza, entre El Chalet y la vereda Los Laureles, dentro de territorio venezolano. Hasta ese lugar penetraron los comandos colombianos por orden directa del presidente Iván Duque. La camioneta donde viajaba el comandante fue atacada con fuego de fusilería y explosiones de granadas. Consumado el crimen, los asesinos le cercenaron el dedo meñique de su mano izquierda. Unos minutos después, cerca del lugar, rápidamente, los comandos fueron extraídos en un helicóptero de color amarillo rumbo a Colombia.

A su familia, nuestras más sentidas condolencias. Los acompañamos en su desolación infinita y en la tristeza que embarga su alma. Santrich cayó libre; libre como quería. Libre soñando la Nueva Colombia en paz completa, con justicia social, democracia y vida digna para su gente, para los pobres de la tierra, los excluidos y discriminados, y la población inerme por estos días atacada brutalmente por el ejército y la policía en las calles por orden de la monstruosa tiranía de Duque y Álvaro Uribe. Ha partido Santrich hacia la eternidad con todas sus luces encendidas, con la visión geopolítica de Bolívar y Manuel soñando la victoria de la unidad, la hermandad y la solidaridad de los pueblos del continente.

La noticia de la muerte de Santrich no salvará al arrogante tirano Iván Duque de la ira popular desatada. Al pueblo colombiano movilizado desde hace 20 días en protesta permanente contra el mal gobierno, le pedimos, en homenaje a Santrich, no aflojar en su justa lucha y a lanzarse con todas sus fuerzas a derrotar a este maldito régimen que nos está exprimiendo hasta el alma. Lo llamamos a Seguir peleando en las calles hasta tener un nuevo gobierno del pueblo y para el pueblo, más humano, que piense en la dignidad de la gente y no solo en acrecentar los privilegios de las oligarquías, un gobierno sin corruptos ni ladrones del Estado, como lo quería el comandante caído en la lucha.

Salud por los que han partido, pero que siguen con nosotros, como Jesús Santrich, el hombre que luchó de manera consecuente por una paz para Colombia sin traiciones y sin perfidia.

Pueblo colombiano, por la victoria, A LA CARGA!

FARC-EP

Segunda Marquetalia

Mayo 18, de 2021.

Cartel homenaje a Santrich «Presente ahora y siempre».

Opinión:

-¡Cuánto dolor Santrich, cuánto dolor!

¡Serás para siempre ejemplo de organización y resistencia!

Me es tremendamente difícil ponerme a escribir. Mi interior es un volcán en plena erupción en el cual se hayan reflejadas sensaciones tales como la rabia, la frustración, la impotencia, la necesidad de arrojar improperios a diestro y siniestro, pero sin embargo creo que el mejor homenaje que puedo hacerte es imitar tu disciplina y, ahora, ahora que el cuerpo me pide dejarme dominar por el improperio, sacar la más filosa crítica política a tu cobarde asesinato, como ejercicio de reconocimiento y homenaje a tu lucha.

Me niego aún a creer e interiorizar que no estás entre nosotros. Siento esa sensación que a menudo se experimenta cuando se van los imprescindibles, la de que nunca faltarías.

Cada muerte de un combatiente por la libertad me toca, claro que sí. Todas y cada una de ellas. Indiferentemente del grado o rango. Ya sea un o una combatiente recién incorporada a filas, o un comandante que lleve 40 años en la clandestinidad como el inolvidable Manuel Marulanda. todas son personas que han decidido dar lo más valioso que tienen, su vida, en pro de la justicia social. claro que todas y cada una de las muertes me afectan. Indistintamente del país o de la organización en la que militen.

Pero la tuya me llega especialmente porque compartías conmigo una particularidad, la de ser invidente. Ahí estabas. Invidente, con necesidad de ayuda, pero en la selva, desplazándote por donde hiciera falta, hasta fugándote para volver a la lucha como se puede leer en el libro titulado «La Segunda Marquetalia, la lucha sigue».

Eso imprimía a tu lucha, muy a su pesar, un mensaje que jamás podrán borrar los que querían y al final han conseguido verte muerto: resistir es vencer, y si se quiere se puede.

Eras y serás el ejemplo de que no hay dificultad que impida aportar al advenimiento de una sociedad nueva. NI logística, ni física, ni de ningún tipo, si nos lo proponemos.

Solo así podía. Solo de la manera más vil el Estado colombiano ha podido acabar con tu ejemplo diario de resistencia, coherencia y dignidad.

Violando el espacio de una nación soberana como Venezuela, han ejecutado contigo el mismo mafioso procedimiento que ya llevaran a cabo hace varios años contra tu camarada Iván Ríos, al cercenarle a aquél su mano y a ti el dedo meñique de la mano izquierda, como inconfundible muestra del Estado mafioso que son, de la amenaza que representabas para ellos, y como reflejo del odio de clase que les despertabas.

Solo así podían. Ayudados por la manifiesta superioridad tecnológica gracias a los yanquis, se podrá decir que el asesino operativo militar contra ti (interceptación de tu vehículo y ataque con fuego de fusilería y granadas) fue de todo menos equilibrado.

El tirano Duque y su podrida oligarquía se creen que te han vencido, porque, como todos los fascistas, únicamente entienden el asunto en clave de aparición o desaparición, y si no que se lo digan al más de centenar de desaparecidos durante las protestas de estos últimos 20 días en Colombia, o a las decenas de asesinados, provocados por las fuerzas armadas a sus órdenes, y piensan que tu desaparición física es su victoria.

Se equivocan. Sencillamente es tu partida hacia la inmortalidad, tu eterna permanencia en el bando de los militantes políticos justos que luchaban para que cambiara este estado de cosas.

Cuando nadie se acuerde de él, salvo para hablar de que en algún tiempo Colombia tuvo el primer narco presidente reconocido, narco presidente guiado por un padrino de igual infame recuerdo, como Uribe, tú, por contraste, serás recordado como alguien que asumió mucho tiempo antes de tu asesinato el compromiso de dar la vida por los oprimidos.

Ya lo decías de esta gráfica y sintetizada manera en una entrevista a un medio vasco en marzo del año pasado: “Si muero lo haré combatiendo, no acribillado miserablemente por la guerra sucia”.

Tuve el placer, Santrich, de hablar contigo cuando eras parte de la Delegación de diálogos de las FARC-EP durante el mal llamado proceso de paz de La Habana. Fue en un foro que abrió tu organización para debatir en torno a dicho proceso. Entonces nos conocimos. Fue la única vez, dos intercambios de mensajes, pero nadie podrá decir que durante unos días no coincidiéramos en este mundo, encontrándonos en el deseo común de un lugar más justo para todos.

Incorporado a las filas de las FARC-EP desde el año 1992, siempre impulsando la cultura y la actividad política revolucionaria (véase como ejemplo tu participación en la creación de la «Cadena Radial Bolivariana, voz de la resistencia») serás luz que ilumine desde esa nueva trinchera los combates de las FARC-EP (Segunda Marquetalia) organización que fundaste en el 2019 junto con otros excomandantes de las disueltas FARC-EP al darte cuenta de la traición del Estado al acuerdo de paz firmado.

Quisiera terminar mi escrito dándote la palabra, para que todo el mundo vea tu disposición combatiente, reflejada en este caso en un comunicado firmado junto a otros comandantes en febrero de este año para contestar a una de esas noticias de literatura policiaca, en este caso de la revista Semana:

«La verdad es que desde que nacemos todos tenemos nuestros días contados en semanas, en meses, en años y algunos afortunados hasta suelen sobrepasar el siglo. Y claro, unos pueden durar más que otros. Y, por eso, más allá de las muertes ordenadas por el régimen de terror que impera en nuestro país, o de las “decretadas” recientemente por el señor Rafael Guarín y por el tontivano nuevo ministro de defensa Diego Molano, con aquello de que la fuerza pública nos está esperando para “darnos de baja”, tarde o temprano alguien caerá.

Porque es que como dice el dicho popular: “al final todos moriremos”; o si se quiere más jocosamente y para no dramatizar, como dicen en Curramba la Bella, “el que no muere cuando chiquito, cuando viejo no se salva”.

Y eso creemos que le calza a Raimundo y a todo el mundo. Entonces, digamos que lo que repite con tono odebrechtiano el Gobierno del Ñeñe Duque y ese pasquín al que llaman Semana lo hace rebuznando; son perogrulladas, que no por tales dejan de ser infames».

Santrich ¡Hasta siempre!

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