No hay toque de queda para maniobras militares / Semana cultural en Bilbo hasta el 20-D / ‘El País’, otro mito político de la transición hundido / ¿La Transición? Impunidad de fascistas y represión a los resistentes.

Foto. Aviones de guerra posados.

Muro de solidaridad y denuncias:

-Para maniobras militares no hay toque de queda

El 18 y 19 de noviembre, el Ejército realizó un simulacro de defensa aérea que sorprendió a los habitantes de Las Palmas de Gran Canaria. El 17 y 30 de octubre la OTAN hizo un simulacro similar en el archipiélago, llamado Ocean Sky, de características similares.

En noviembre, 3 cazas de combate españoles se desplazaron a la base militar alemana de Manching para la certificación de los misiles Taurus. A finales de noviembre, el Ministerio de Defensa compró un buque logístico al Grupo Suardiaz, por 7,5 millones de euros…

Cartel semana cultural en Bilbo.

-Semana cultural en Bilbo

Del 12 al 20 de diciembre

Asamblea abierta sobre control social, proyección de películas, taller de carteles, charlas, concierto acústico. Con días organizados por I.A., GKS, Itaia, Gazte asanblada y AAM Bilbo.

*El 16 miércoles, 17,30 h. Urazurrutia 7 bis:

Charla. “Acoso policial y cárcel”. Por un miembro de AAM.

Pintada en una fachada.

-Con las y los presos políticos, por la amnistía

Pintada: “Valentina eta Fito askatu. Amnistia osoa”

Presos políticos militantes de AAM.

Sobre foto sede de Prisa «Nuevo titular ‘El País’ Qué buena labor la de BlackRock».

-El País: otro mito político de la transición que se hunde

El diario “El País” fue el emblema de la transición, el indicador de que algo había cambiado en 1976 y su más fiel apologista. El periódico, alabado hasta el ridículo, era tan fraudulento como la propia transición.

Llegó a convertirse en el primer monopolio desinformativo español, con 800 millones de beneficios en la década de 2000. Ahora agoniza, por fin, lo mismo que la transición que contribuyó a adornar.

Es el capitalismo escribiendo su propia historia. En los tiempos de la burbuja se endeudó hasta los 5.000 millones de euros. Su primer capataz, el fascista Juan Luis Cebrián, equiparó su sueldo con los del sector financiero, embolsándose 12 millones de euros en 2011.

Al pinchazo de la burbuja le sucedió lo de siempre, despidos en todas las unidades de negocio, incluidos los 129 en El País y la entrada a saco en el capital de los fondos buitres, agrupados en Liberty Acquisitions Holdings y tres grandes bancos —Banco Santander, CaixaBank y HSBC—, que se hizo con el control accionarial desplazando a la familia Polanco.

Las acciones de Prisa cotizan al valor más bajo y los problemas de la empresa se han trasladado a la mafia Polanco, los padres fundadores del engendro. El segundo mayor accionista del monopolio tuvo que solicitar varias ayudas a sus bancos acreedores ante la imposibilidad de pagar sus deudas. El Banco Santander y CaixaBank salieron al rescate de Otnas, a través de la cual controlan parcialmente su participación del 17 por ciento en Prisa, sindicada con el grupo mexicano Herradura.

Otnas es una empresa patrimonial que a finales de 2015 tenía un balance negativo, por lo que según establece la ley, se debía haber disuelto, pero no lo hizo porque los bancos acreedores salieron en su ayuda, refinanciando un préstamo de más de 170 millones de euros.

Ante nuevos impagos, en 2016 ambos bancos, Santander y CaixaBank, accedieron a convertir en capital 41,31 millones de euros del citado crédito, lo que los convirtió en accionistas de Otnas.

Los buitres sólo tienen que esperar nuevos impagos pacientemente para apoderarse por completo de las acciones del monopolio desinformativo. Como garantía del agujero, los Polanco han puesto 3.659 millones en acciones de Prisa que son papel mojado: en 2017 apenas valían 15 millones de euros.

A finales del 2019 la deuda del grupo Prisa rozaba la cifra de los 1.000 millones de euros.

La mayor gestora de fondos buitre del mundo y el private equity británico se hacen con cerca de la mitad de los 1.061 millones que adeuda el grupo de medios en noviembre de 2020.

Además de la transición, la historia de Prisa cuenta todos los viejos tópicos del capital financiero: los bancos apoderándose de las empresas industriales ruinosas. En este caso, los banqueros desplazan a los periodistas. Los medios de comunicación forman parte del capital financiero y, por su carácter monopolista, están indisolublemente ligados al Estado. No hay cuarto poder (nunca lo hubo).

Añadiendo datos actualizados, de:

https://mpr21.info/el-pais-otro-mito-de-la-transicion-que/

Foto de Martín Villa, haciendo el saludo fascista.

Guerra sucia:

-Piden explicaciones a la ministra de Exteriores española por el papel de Borrell en favor de Martín Villa

Varios eurodiputados han escrito una misiva a la ministra de Exteriores, González Laya, en la que le piden que explique la posición de su ministerio en relación a Martín Villa y el papel del Alto Representante de la UE para Política Exterior, Josep Borrell cuando, siendo aún ministro de Exteriores español, defendió al exministro de la Transición.

Borrell expuso su defensa y elogios a Martín Villa en cartas enviadas en 2019 al embajador español en Argentina y al embajador argentino en España, a las que tuvo acceso elDiario. Dichas misivas fueron presentadas por Martín Villa ante la jueza de la querella argentina que lo interrogó el pasado mes de septiembre en el marco de la investigación de crímenes del franquismo.

https://www.lasrepublicas.com/2020/12/05/europa-pide-a-la-ministra-de-exteriores-espanola-sobre-el-papel-de-borrell-en-favor-de-martin-villa/

Sobre foto Villa «¿13 muertes yo? eran otros tiempos…»

*Durante la transición el falangista Martín Villa fue gobernador civil de Barcelona y ministro de Interior

Está acusado de más de 13 delitos de homicidio agravados por crímenes de lesa humanidad.

https://www.publico.es/politica/huella-catalana-represion-martin-villa.html

Portada de estudio «Transición y represión política».

-Transición y represión política

Juan Manuel Olarieta.

En la fase crucial de la crisis del franquismo (1969-1975), y aun después de aprobada la Constitución, se mantiene la dualidad represiva implícita en toda la trayectoria del régimen, hasta el punto de que la legislación que se promulga carece de directrices mínimamente coherentes. Las normas jurídicas parecen atropellarse unas a otras en una combinación abigarrada de represión, que, por una parte, pretende ser selectiva y alcanzar únicamente a los flancos que bordean la legalidad; pero, por otra, en un momento de crisis, nadie era capaz de trazar esos flancos y todos -o la mayoría- pretendían cambiar esa legalidad, de forma que resultaba imposible constreñir la represión a unos círculos determinados, evitando su desbordamiento. Además, si se pretendía -como parece- encauzar y dirigir la reforma política, evitando el protagonismo de la población, era imposible no sustraerse a la tentación de una represión masiva e indiscriminada. Por todo ello, la transición se caracterizará por una vuelta a la legislación de posguerra, a una represión dura e indiscriminada que renace las leyes penales especiales -pretendídamente selectivas-, sin abandonar por ello los estados de excepción. «Unas reformas —escribió Fraga— reales, auténticas, efectivas; pero también graduales, prudentes y con mecanismos de seguridad». Se crea así ese híbrido entre la normalidad -ley penal selectiva- y la excepción -suspensión de garantías-, que ha tenido la fuerza suficiente como para filtrarse entre el articulado constitucional…

Descarga. 38 páginas:

https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/27088.pdf

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