General USA: «Dígales… que mis tropas han liberado su ciudad y son hombres libres». Génova y otras ciudades italianas fueron liberadas por sus ejércitos partisanos, no por los yanquis.

Foto histórica. El ejército partisano desfila en la Génova liberada.

Luchas, derrotas, victorias… Antifascistas

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Liberación de Génova por el ejército partisano

En abril de 1945, cuando la ofensiva aliada llegaba al Norte de Italia, el CLN (Comité para la Liberación Nacional) hizo un llamamiento a la insurrección nacional. Las «formaciones de partisanos atacarán y eliminarán los cuarteles nazifascistas, liberando ciudades, barrios y pueblos (…) Proclamaremos una huelga general (que será) la culminación de la larga campaña del pueblo por la libertad y la expresión de su determinación inquebrantable».

Durante el mes que se tardó en completar la liberación definitiva de Italia, los aliados luchaban en el frente mientras que los milicianos golpeaban desde la retaguardia. Masivas huelgas generales sacudieron las ciudades del norte industrial, dando al traste con los planes alemanes de aplicar una política de “tierra quemada” destruyendo la infraestructura del norte.

Génova, ciudad portuaria que, junto a Milán y Turín formaban el triángulo industrial que impulsaba el desarrollo económico de Italia, fueron liberadas por las fuerzas partisanas.

En abril de 1945 había más de 15.000 alemanes fuertemente armados en Génova. El general alemán Meinhold ofreció declarar Génova ciudad abierta si los partisanos permitían a la Wehrmacht retirarse sin problemas. Los partisanos se negaron y decidieron que esas fuerzas no lucharían en ningún otro lugar. En ese momento los milicianos eran unos 6.000 mal armados, carecían de suministros adecuados y sin embargo lucharon contra los nazis hasta llegar a un alto el fuego. El 25 de abril 9.000 alemanes se rindieron incondicionalmente. Dos días después, una sección de 7.000 soldados intentó romper el cerco, pero finalmente acabó rindiéndose ante una fuerza de 300 partisanos.

El CLN había liberado Génova. En aquel momento apareció el Ejército de los EE.UU con su prepotencia característica. El general Almond que dirigía las tropas, a través de un intérprete se dirigió a los dirigentes del CLN de la siguiente manera “Dígales…, que mis tropas han liberado su ciudad y son hombres libres”. En ese momento se escuchó repentinamente un ruido atronador de gritos y clamores. Por la calle avanzaba una columna de prisioneros alemanes, cientos, miles de ellos, desfilando por la calle desarmados, escoltados por partisanos armados a ambos lados. Génova había sido liberada, no por el ejército yanqui sino por los guerrilleros.

El ejemplo de Génova se repitió por todo el norte de Italia. Los partisanos habían pedido suministro de armas a los Aliados para combatir, pero una y otra vez estos demoraban su entrega; su objetivo era que los partisanos y el ejército alemán enfrentados, se eliminaran entre sí, o bien que esperaran de brazos cruzados a que los Aliados los liberaran; por eso mismo los Aliados solo entregaban armas a los partidarios de esperar, es decir, a los que no las necesitaban. Pero, pese a la política de los Aliados y a la falta de suministros adecuados de armas, la resistencia, con sus propias fuerzas, fue el artífice de la liberación.

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