Brutales asesinatos falangistas en Canarias / Las fosas nos hablan de las personas como individuos únicos, algo que la violencia política trató de aniquilar / Robo de 300.000 bebés. Ayer fue hoy.

Foto. Muertos sobre un montón de tierra.

Memoria histórica imprescindible:

-Asesinatos falangistas en Canarias:

* (…) «A mí me sacaron del taller sin tener tiempo ni de cerrar la puerta, vinieron en busca mía los falangistas de Tamaraceite, porqué el coche de don José Naranjo estaba fallando y olía a quemado. Con la caja de las herramientas me acercaron hasta la sede de Falange en la carretera vieja, de allí salimos y el coche funcionaba, venían conmigo tres requetés vestidos de azul, llegando a Jacomar aquel Ford viejo de principios de siglo empezó a dar reflechones, yo les dije que había que pararlo y llevarlo al día siguiente pabajo, pero fue inútil, no había forma de convencerlos, hasta que sacaron de su casa a Manuel Tejera junto al barranquillo, lo traían con las manos amarradas, también venía el conocido como «Verdugo de Tenoya», encargado de los Betancores en los tomateros de Los Giles. Empezaron a darle cuero del bueno en la misma carretera de Arucas. Yo traté de marcharme, pero me retuvieron, José Penichet el jefe de Falange de la zona dijo: -Tu te quedas mecánico, ver, oír y callar, si no quieres que te saquemos la piel a tiras- Entonces empezaron todos a caminar hacia El Llano de Las Brujas, el muchacho iba tontiniando, se caía de lado, allí esperaban el cabo Pernía y Juan Santo, los dos policías municipales, tenían retenidos a dos muchachos, uno de San Lorenzo y el otro de Guanarteme que era luchador del Adargoma. Eran conocidos, nos habíamos visto muchas veces en los bailes de Taifa, en las luchadas y los partidos de fútbol en la Playa de Las Canteras. Por eso no entendía que pudieran hacerles tanto daño. El Verdugo les daba duro, la ropa se les quedó roja de sangre en un momento. Cuando miré patrás, vi una figura enorme de cuatro patas, era un perro de presa canario enorme. Tejera le dijo que se fuera, le dijo: -Sultán márchate parriba, no pasa nada, márchate- Pero el perro no se fue, se nos quedó mirando, sentado era tan alto como un hombre. Entonces pegó a seguirnos mientras subíamos al llano, allí esperaban dos hombres, dos picadores de cantera, tenían ya terminada una fosa de unos cuatro metros, poco profunda, pero que cabían bien varios cuerpos. El Verdugo no dejaba de pegarles, yo tenía hasta fatigas, ganas de marcharme, me iba a vomitar de ver tanta sangre, de escuchar los gritos de aquellos pobres diablos. Entonces Penichet dio la orden, fue todo tan rápido, nunca imaginé que fuera así, los colocaron a los tres de espaldas al agujero, al fondo se veían las luces de Tenerife, venía un viento frío, aunque fuera agosto del 36, entonces se oyó el estruendo, era como un trueno, el fin del mundo, todos dispararon a la vez sobre los muchachos, Manuel cayó fuera de la fosa, boca arriba, entonces el perro vino corriendo y empezó a dar aullidos y a lamerle la sangre que le salía por los ojos. Aquello era terrible, nunca había visto algo tan triste. Los dos policías se acercaron y le dispararon también al perro en su cabeza y en el lomo, el animal se fue redondo al suelo encima de su dueño. Penichet los metió a patadas a los dos en la fosa, el perro seguía vivo, nos miraba con aquellos ojos tan dulces. En menos de cinco minutos los taparon, parecía que allí no había pasado nada. Me quedé paralizado, sentado mirando la tierra mientras casi amanecía, al rato miré a mi alrededor y estaba solo, se habían marchado todos, no supe jamás cuanto tiempo estuve allí…»

Testimonio de Ramón Delgado Santana, mecánico y vecino de Guanarteme entre los años 1925-1949.

Entrevista realizada por Francisco González Tejera, el 29 de marzo de 1999, en el barrio marinero de San Cristóbal.

https://viajandoentrelatormenta.com/fosa-ontologica/

Dibujo de Castelao. «No fondo do mar». (cadáveres con pesos atados para que vayan al fondo)

*«Domingo Araña, era el amo en apotalar, en un momento preparaba los sacos y las piedras, ya en la barquilla solo había que amarrarle los pezcuezos, romperle los dientes si se quejaban, hasta que se los tragaba la marea y ya no gritaban más.» Manuela Santiago Ramírez.

«(…) Desde el barco de pesca los vimos llegar, venían al golpito con el traca traca de la lancha, nos extrañó su lentitud y lo cargada que parecía, entonces se pararon y los distinguimos, nosotros estábamos pescando atún rojo cerca de Pasito Blanco, ellos se preparaban para apotalar a un grupo de hombres. Yo lo había oído decir que lo hacían, pero jamás imaginé verlo tan de cerca. Seguimos pescando como si no los viéramos, los falangistas nos miraban, uno muy alto con lentes dijo: -No se vayan, luego nos acercamos a por un par de atunes fresquitos- Tomás Peña, el patrón, lo saludó con la mano en señal de aprobación. Todos nos quedamos revueltos cuando vimos como iban amarrando piedras con sogas en los cuellos de los hombres, teniques grandes, de los que se cogen junto a los callaos, ya venían medio metidos en los sacos, amarrados y amordazados, no podían hablar, solo se escuchaba algún gemido de miedo y dolor. Los iban a tirar al mar, allí delante de nosotros, a menos de dos kilómetros de la costa, luego logré distinguir a varios de los encargados importantes del Conde, había más falangistas que reos, por eso los tenían reducidos, uno se encargaba de golpearles en la cabeza con una porra de madera si se movían o gemían. Nosotros eramos cuatro, yo le dije a Tomás que no podíamos permitir aquello: -¿Y qué hacemos? ¿Quieres que nos acribillen con esos fusiles? Son muchos más, a mi tampoco me gusta lo que estoy viendo, pero no podemos hacer nada más que seguir pescando- dijo Peña muy aturdido y casi llorando. Entonces vimos como los tiraban, eran unos diez muchachos, por sus ropas se veía que eran aparceros, jornaleros, alguno con chaqueta y corbata que podía ser un escribiente o funcionario, uno con uniforme de la Guardia Civil. Los arrojaban al mar entre dos, los agarraban por los muslos dentro del saco, primero tiraban la piedra, luego los cuerpos salían disparados hacia el mar. Lo que más me sorprendió era como lo hacían, su frialdad, incluso se burlaban de los que iban a morir ahogados en este profundo mar. Cuando no quedó ninguno apareció de la nada en la oscuridad una ballena gigantesca, parecía una jorobada, su canto enmudeció todo el océano, parecía llorar entristecida, los falanges la miraron, uno comenzó a dispararle con una pistola, el animal mágico se sumergió y no salió más a la superficie. Luego se acercaron a nuestra barquilla sonrientes, parecía que vinieran de una regata de vela latina, Tomás les preparó cinco atunes de los más grandes, ya sin las tripas, abiertos en canal. Los falanges se marcharon hacia la costa entre cánticos y bebiendo ron. Nunca imaginé a mi corta edad que pudieran existir seres humanos tan insensibles ante el sufrimiento humano. Lo que vimos esa noche nos marcó a los cuatro para siempre…»

Testimonio de Andrés Bello Del Toro, pescador en el sur de Gran Canaria entre los años 1923-1968.

Entrevista realizada por Francisco González Tejera, el 9 de enero de 1995, en el Castillo del Romeral (San Bartolomé de Tirajana).

https://viajandoentrelatormenta.com/apotalamiento/

Trabajos en una fosa con varios cadáveres.

-“Los muertos de la Guerra Civil no son solo de los familiares, son los muertos de todos”

Alfredo González Ruibal es doctor en Arqueología Prehistórica por la Universidad Complutense de Madrid y científico titular en el Instituto de Ciencias del Patrimonio del CSIC. Autor del libro ‘Volver a las Trincheras. Una arqueología de la Guerra Civil’, en la red suele explicar estudios propios y ajenos sobre arqueología. Entre los temas que más trata están los de la Guerra Civil española y la posguerra.

Entrevista con González Ruibal sobre este tema, así como sobre el patrimonio arqueológico e histórico de la guerra.

“Las fosas nos hablan de la ocupación de la gente, sus ideologías, sus aspiraciones, sus enfermedades y su estado de salud. Nos hablan de las personas como individuos únicos, algo que la violencia política trató de aniquilar”.

https://www.elboletin.com/movil/noticia/197717/nacional/los-muertos-de-la-guerra-civil-no-son-solo-de-los-familiares-son-los-muertos-de-todos.html

Pantallazo testimonios niños robados.

Robo de bebés. Ayer fue hoy…

En España hay más de 300.000 niños secuestrados y separados de sus familias por franquistas, médicos y religiosos, un crimen masivo que se extendió hasta los años noventa

https://www.lavozdelarepublica.es/2020/09/el-franquismo-y-la-apropiacion-de.html

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