Agosto 1944: La Resistencia contra el fascismo en Rumanía. Y cómo 365.000 rumanos participaron en el Éjercito Rojo y en diversas organizaciones partisanas.

Foto. Partisanos rumanos en Ucrania sabotean vías del tren.

Luchas, derrotas, victorias… Antifascistas

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La Resistencia en Rumanía

Hasta agosto de 1944 la resistencia solo operaba en las regiones montañosas y en el delta del Danubio, pero a partir de esta fecha, ante la ofensiva del ejército soviético, la resistencia tuvo un espectacular desarrollo, lo que propició que hiciera un llamamiento a la insurrección en las principales ciudades.

El 23 de agosto, cuatro días después de la de París, en Bucarest estalló la insurrección armada. Se tomaron y protegieron los puntos vitales de la capital y en menos de un día se derribó al Gobierno de Antonesco.

La insurrección se propagó a todo el país, particularmente a los centros económicos importantes. El ejército alemán bombardeó al Bucarest liberado. Rumanía, hasta entonces aliada del fascismo, declaró la guerra a Alemania. Los rumanos hicieron 5.437 prisioneros, siete de ellos generales. El 30 de agosto de 1944 entraron en la ciudad las tropas soviéticas.

La insurrección rumana tuvo una gran importancia. Gracias a ella, un país entero, que era aliado de Alemania, quedaba fuera de su control y lo que es más importante, de sus recursos. Además, los rumanos se unieron al ejército soviético con 365.000 combatientes, en total 14 divisiones que participaron en la liberación de Transilvania, Hungría y Eslovaquia.

Una característica de la lucha partisana fue el internacionalismo proletario. Numerosos rumanos lucharon en Yugoslavia junto al Ejército de Liberación Yugoslavo. En Eslovaquia, los campesinos del norte de Transilvania, incorporados a las compañías de trabajos forzados húngaras, desertaron para unirse a la guerrilla. En la URSS numerosos soldados desertaron del ejército fascista y se unieron a las guerrillas soviéticas. Hubo guerrilleros rumanos actuando en Ucrania. En Francia, donde había numerosos exiliados, se incorporaron a la Resistencia francesa.

Una de las figuras más destacadas fue Olga Bandía, miembro del grupo de Manouchian que fue decapitada con hacha el día que cumplía 32 años, en la prisión de Stuttgart, tras ser torturada salvajemente.

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