Más de 100 afroamericanos combatieron en las Brigadas Internacionales. Sus pequeñas enormes historias de solidaridad.

Foto. Afroamericanos en el frente en España.

Memoria imprescindible:

Afroamericanos en la Guerra de España

En este artículo nos vamos a referir a los voluntarios norteamericanos de la llamada Brigada Lincoln. En realidad se trataba de un batallón formado por tres compañías que correspondían con la sección cubano-puertorriqueña, la irlandesa y la americana integrada por entre 2.800 y 3.000 jóvenes, un centenar de los cuales eran afroamericanos. Hay que tener en cuenta que llegar a España no era nada fácil para estos combatientes antifascistas ya que viajar a ese país era ilegal y cada pasaporte tenía un sello que prohibía expresamente hacerlo. De este modo, los que apoyaban a los republicanos y querían luchar con ellos en la contienda tenían que actuar de manera clandestina

¿Cuál era el perfil de estos voluntarios? Cerca de un millar eran trabajadores industriales (mineros, trabajadores de acero, estibadores, etc) lejos del estereotipo del joven idealista e intelectual. Otros 500 eran profesores y otro grupo numerosos lo componían desempleados, militantes políticos y sindicales. La mayoría de ellos procedía de los grandes centros industriales y urbanos- Nueva York, San Francisco, Pittsburgh o Detroit-, eran miembros del Partido Comunista, del Partido Socialista de América o de la Liga de Jóvenes Comunistas. Alrededor de un 30% eran judíos, aunque también había -como ya se ha señalado- afroamericanos, cubanos o puertorriqueños. Su media de edad era de 27 años, de los más jóvenes e inexpertos de los brigadistas internacionales.

No es demasiado conocida la participación de un centenar de hombres de color en las Brigadas Internacionales. ¿Qué es lo que les motivó, en una condiciones muy difíciles de clandestinidad, a ir a luchar a miles de kilómetros a un desconocido país del sur de Europa? Para entenderlo hay que remontarse unos años atrás. Tras la intervención de soldados afroamericanos, en la Primera Guerra Mundial, la mayoría de los dirigentes por los derechos civiles, entre ellos Martin Luther King estaban convencidos de que aquellos serían aceptados como iguales. La realidad fue otra ya que los negros combatieron en batallones segregados y el regreso a Estados Unidos desde Europa fue muy duro. James Yates en su libro “De Mississipi a Madrid. Memorias de un afroamericano de la brigada Lincoln” (La Oficina Baam, 2011) narra lo que significaba para un negro vivir en estado segregacionista como el de Mississipi gobernado entre 1916-1919 y 1928-1932 por el demócrata Theodore G. Bilbo, enemigo encarnizado de la población de color y donde el Ku Klux Klan campaba a sus anchas.

Los linchamientos fueron precisamente una de las causas de la emigración masiva de negros al norte. Hubo más de 4.400 afroestadounidenses apaleados entre 1877 y 1950, según ha documentado la organización por la igualdad racial EJI. Esta asociación con sede en Alabama ha llevado a cabo un estudio titulado “Linchamientos en Estados Unidos: confrontando el terror racial” en el que han hallado unos 800 casos de muertes de este tipo no documentadas hasta ahora. La investigación se ha centrado en 12 estados del sur y se ha enfocado hacia aquellos casos ejecutados con impunidad, con frecuencia en lugares públicos y a plena luz del día. En muchos de ellos las víctimas de las agresiones eran acusadas de violación o de homicidio, aunque no hubiese pruebas concluyentes al respecto la mayoría de las veces. Sin embargo, también se produjeron palizas por nimiedades como la que sufrió el afroamericano Jesse Thomton que fue linchado por referirse a un policía por su nombre sin emplear antes el título “señor”. Fue en Luverne (Alabama) en 1940.

Los esclavos llamaban al norte “el sur de arriba”. A principios de la década de los veinte medio millón de negros se desplazaron hacia allí, a Chicago, San Luis, Detroit, mientras que otros enfilaban hacia el oeste, llegando a lugares tan alejados como California. Hay que decir, sin embargo, que no fue nada fácil. En la Convención Nacional Demócrata , el senador de Carolina del Sur Cotton Ed prometió que nunca apoyaría ninguna igualdad política o social y, de hecho, la delegación oficial de Carolina del Sur protestó oficialmente por la presencia de negros. Durante esa época también la NACCP, se vio obligada a retirar su apoyo al presidente Rooselvelt debido a la negativa a poner en práctica las leyes contrarias a los linchamientos amén de por la falta de propuestas legislativas sobre derechos civiles durante su primer mandato.

Cartel. «Todos los pueblos del mundo están en las B.I. al lado del pueblo español» (brigadistas chino, indio y afro)

La única plataforma política que en los Estados Unidos de la época parecía reconocer la realidad de la situación de la gente de color era el Partido Comunista. Los comunistas norteamericanos se referían a ello en estos términos:

“El pueblo negro sufre doblemente. La mayoría de los trabajadores explotados también són víctimas del jimcrowismo y los linchamientos. Se les niega del derecho a vivir como seres humanos”

Asimismo, la plataforma apostaba por la “abolición del impuesto al sufragio” (en vigor en muchos estados del sur para dificultar el voto de los afroamericanos) y pedía la liberación de prisioneros políticos como Tom Moone y Angelo Herndon y los Muchachos de Scottsboro.

En este contexto, la invasión de Etiopía en 1935 por parte de Mussolini fue vista por la mayoría de los afroamericanos como otro intento más de los blancos de destruir a los negros y en la mayoría de las grandes ciudades como Los Angeles, Detroit, Boston o Nueva York hubo manifestaciones de apoyo al pueblo abisinio. El 2 de mayo de 1936, apenas diez semanas antes del golpe de estado en España, Haile Selassie (Ejersa Goro, Etiopía, 1892- Addis Abeba, 1975), último monarca en ocupar el trono imperial etíope se exiliaba.

En una de las anteriormente citadas manifestaciones contra la intervención italiana en Abisinia fue arrestado Oliver Law (Texas, 1900 – Villaviciosa de Odón, Madrid, 1937). Law se había unido al Partido Comunista Americano en 1932 y sus actividades políticas le llevaron a frecuentes encontronazos con la policía en uno de los cuales recibió una brutal paliza. Fue precisamente la invasión mussoliniana de Etiopía la que decidió a Law a participar en la guerra de España cuando, poco después, se produjo el golpe de estado. El activista entró en la Península por Francia a principios de 1937.

El 26 de diciembre de 1936 no llegaba a cien hombres el primer contingente de ciudadanos estadounidenses que se embarcaron en el trasatlántico Normandie para realizar la travesía Nueva York- Le Havre. La mayoría eran militantes o simpatizantes comunistas que residían en el área neoyorquina y que, en muchos casos, habían obtenido sus pasaportes en los días previos. Todos hicieron declaraciones falsas sobre los objetivos y los países que pensaban visitar ya que como se ha comentado anteriormente, la ley prohibía viajar a España (a países en guerra) y quienes lo hicieran estaban advertidos de que perderían la protección de su gobierno. Tras realizar la travesía de unos cinco días, según el estado de la mar, cruzaban Francia con el apoyo de los comunistas locales, y entraban en España cruzando los Pirineos, a veces con guías poco experimentados. Walter Kolowski fue uno de los primeros. El 3 de enero de 1937 ya estaba en Figueras (Gerona), donde los primeros contingentes del batallón Abraham Lincoln realizaron su adiestramiento antes de incorporarse a la XV Brigada Internacional. El batallón comenzó a operar en febrero de 1937 con cerca de 400 miembros -habían ido llegando otros contingentes durante el mes de enero- terminando la contienda bajo las órdenes de Milton Wolff.

Por primera vez oficiales negros comandaron a tropas blancas, explica el historiador californiano Peter Carroll: “La Lincoln fue la primera unidad del ejército norteamericano integrada por soldados de todas las razas. Jamás había ocurrido antes ni ocurriría poco después en la Segunda Guerra Mundial donde el ejército de los Estados Unidos seguiría siendo segregacionista”.

En la Brigada Lincoln participaron, asimismo, 60 mujeres en calidad de enfermeras, corresponsales de guerra, conductoras de vehículos o recaudadoras de fondos. Entre todas ellas, la más conocida sea probablemente Salaria Kea (Milledgeville, Georgia, 1913- Akron, Ohio, 1991) que en 1938 escribió el famoso panfleto “Una enfermera negra en la república española”…

Artículo completo y notas:

https://serhistorico.net/2019/11/22/afroamericanos-en-la-guerra-de-espana/

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