Un escritor proletario imprescindible, Takiji Kobayashi, y su libro «Kanikosen El Pesquero».

«Kanikosen El Pesquero»

Libros: No dejes de leer “Kanikosen”

“Kanikosen El Pesquero” del escritor japonés Takiji Kobayashi.

Esta novela narra la voraz explotación que sufrían los trabajadores de los pesqueros durante la década de los años 20 del siglo pasado. A través del relato de los marineros se puede ver que estas condiciones que no son exclusivas de las factorías pesqueras sino que también se dan en todos los sectores, mineros, trabajadores fabriles, estibadores, aparceros del campo. La vida de los trabajadores no vale nada, siempre hay una legión para sustituirles, solo importan las inmensas ganancias de los capitalistas con una explotación basada en la coacción, los castigos físicos, y que llega a la extenuación y a la muerte. Pero esta novela también nos muestra el odio de clase, la toma de conciencia, la fuerza de la unidad, la lucha, pero también como las derrotas sirven de experiencia para emprender la próxima batalla y ganarla.

Su autor, Takiji Kobayashi nació en Odate en 1903. Después de finalizar sus estudios, obtuvo un empleo en el banco Hokkaido. En 1926 comenzó a colaborar con el movimiento sindical y con el Partido Comunista y participó en las revueltas de trabajadores y huelgas campesinas. Paralelamente, su reputación literaria fue creciendo. En 1929 la publicación de Kanikosen significó su consagración como el gran escritor del proletariado.

A partir de 1930 el acoso y la persecución policial contra su persona se intensificaron y fue encarcelado varias veces acusado de actividades subversivas. Desde 1932 tuvo que publicar con seudónimo. Delatado, el 20 de febrero de 1933 fue detenido por la policía secreta.

Takiji Kobayashi murió como resultado de una brutal paliza y varias horas de torturas. Con sólo veintinueve años, se convirtió en un mártir del movimiento obrero. En sus relatos, el compromiso político y el valor literario confluyen para luchar, desde la palabra, contra la injusticia social. El camarada es la obra que estaba escribiendo cuando fue detenido. En el Estado español es apenas conocido, solo dos de sus obras están traducidas El Camarada y El Pesquero, pero en Japón sigue siendo un escritor proletario reconocido y leído, una muestra de ello es que de su novela Kanikosen (El Pesquero) se llevan vendidos en Japón un millón seiscientos mil ejemplares.

Transcribimos íntegramente la nota incluida por el editor estadounidense en la primera edición en lengua inglesa de la obra en 1933, apenas meses después del asesinato del autor, porque es una denuncia de su asesinato pero también un reconocimiento y un homenaje a este gran escritor proletario.

Foto. Takiji Kobayashi.

“Takiji Kobayashi asesinado por la policía

La última víctima del terror policial contra los comunistas en Japón ha sido el destacado escritor proletario Takiji Kobayashi. Tenía solamente treinta años en el momento de su muerte aunque su reputación ya era ampliamente conocida, debido a la sensación que causó su relato Kanikosen (que es similar a La Jungla) -1-, así como sus otras narraciones de carácter militante.

Takiji Kobayashi ya había sido encarcelado varias veces, aunque hace un año logró escapar de una redada policial en su casa. Colaboraba clandestinamente con el Partido Comunista cuando, hacia la una del mediodía del 21 de febrero de 1933, fue arrestado mientras caminaba por la calle. Cinco horas después había muerto a causa de las torturas que se le habían infligido. En el momento de su arresto forcejeó con la policía durante media hora y casi logró escapar. Finalmente, fue arrastrado a la comisaría y se le aplicó el tercer grado –2-, a pesar de lo cual no confesó nada ni divulgó ningún nombre. Su voluntad de acero le permitió resistir la tortura hasta que cayó inconsciente y la muerte lo rescató de aquel infierno. La policía llevó el cadáver a un hospital, donde consiguió un falso certificado de defunción en el que el médico declaró que era un paciente habitual y que padecía una enfermedad cardíaca que le había provocado la muerte.

Llamaron a sus parientes para que se llevaran el cuerpo. Su madre, Oseisan, una buena mujer de sesenta años, siempre simpatizó con la ideología de su hijo y solicitó que no se le diera un entierro religioso, sino el que correspondiera a un trabajador. Cuando vio el cadáver, se volvió hacia los policías presentes y les dijo, mirándoles a los ojos, que jamás creería la historia de la muerte por causas naturales.

Sus amigos trataron de obtener una autopsia de otros centros hospitalarios, pero ninguno accedió. Un hospital se avino inicialmente a ello, pero cuando trajeron el cuerpo y se dieron cuenta de quién era el muerto, se negaron a llevarla a cabo; era obvio que seguían órdenes, o que tenían miedo de las represalias. El departamento de policía no estaba dispuesto a repetir el error del anterior mes de noviembre, cuando permitió que los médicos de la Universidad Imperial demostraran que la muerte del camarada Iwata había sido un asesinato.

Sin embargo, se llegaron a tomar fotografías del cadáver, donde se distinguían claramente las terribles heridas. En la frente, se detectaba la marca de un hierro candente. Alrededor del cuello había morados, causados por una fina y afilada cuerda. En las muñecas, una de las cuales estaba rota, quedaban las marcas de las esposas. Toda la espalda estaba abrasada y desde las rodillas hasta las ingles, la carne estaba hinchada y púrpura a causa de las hemorragias internas. Aun después de matarlo, la policía no quedó satisfecha; arrestaron a más de trescientas personas que intentaron velar su ataúd y devolvieron todas las coronas fúnebres, hasta la que envió la federación de escritores, una organización burguesa. Inmediatamente, los camaradas organizaron un gran funeral de trabajadores y campesinos para honrarle. Escogieron la fecha del 15 de marzo, pues era el quinto aniversario del primer gran arresto de camaradas comunistas, una historia que Takiji Kobayashi había glosado en uno de sus relatos.

Ese día la policía prohibió la representación teatral de su cuento La aldea de Numajiri, deteniendo a todos los actores. A pesar de que toda la policía estaba movilizada para evitar que hubiera protestas y las masas se rebelaran, los trabajadores y los estudiantes de todos los grandes centros urbanos salieron a la calle y se manifestaron, repartiendo folletos denunciando el repugnante crimen.

Para conmemorar la encomiable labor que el camarada Kobayashi llevó a cabo con su imaginación y vigor proletario, el 15 de marzo será el Día de la Cultura, que se celebrará anualmente para que los obreros puedan honrar su recuerdo y al difusión de la cultura proletaria”.

1. Novela de Upton Sinclair de 1906, donde se describen las duras condiciones de vida de los trabajadores del sector cárnico en EE.UU. a principios del S. XX.

2. El tercer grado consiste en el uso de coacción y tortura física y mental con objeto de extraer una confesión de un acusado o prisionero.

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