El internacionalismo necesario: Silencio total sobre el calvario de Assange / Recordando a la joven comunista chilena Tatiana Fariña / Los comunistas deben vivir modestamente.

Foto. Assange al ser expulsado de la Embajada.

Internacional:

-Vergonzoso silencio en torno al calvario de Assange

El relator especial del Alto Comisariado para Derechos Humanos de la ONU, el suizo Nils Melzer, logró en mayo obtener permiso para visitar a Julian Assange en la prisión británica de alta seguridad de Belmarsh. Melzer y dos reputados expertos médicos, uno de ellos psiquiatra y el otro forense, reconocieron a Assange. El 31 de mayo, el relator divulgó las conclusiones del peritaje médico realizado.

Melzer es profesor de Derecho Internacional en la Universidad de Glasgow y no era en absoluto un admirador del fundador de WikiLeaks. De hecho, solo aceptó la misión que le encomendó la ONU después de que los abogados de Assange y una doctora apelaran en dos ocasiones solicitando un peritaje al Alto Comisariado de Naciones Unidas. “Como la mayor parte del público, yo fui inconscientemente contaminado contra Assange por la incesante campaña de desprestigio orquestada durante años, pero una vez metido en los hechos de este caso, lo que encontré me llenó de repulsión e incredulidad”, explica.

«Assange fue sistemáticamente calumniado (como “violador”, “agente ruso”, “hacker” y “narcisista”) para desviar la atención de los crímenes que expuso. Una vez deshumanizado por el aislamiento, el ridículo y la vergüenza, al igual que las brujas que solíamos quemar en la hoguera, era fácil privarlo de sus derechos más fundamentales sin provocar indignación pública en todo el mundo”. Llegamos así al dictamen del equipo de Melzer sobre el trato infligido a Assange. Es inequívoco.

«Durante un periodo de varios años, Assange ha sido expuesto a graves e incrementadas formas de castigo, a un trato inhumano o degradante, cuyos efectos acumulativos solo pueden ser descritos como tortura psicológica”, ha escrito Melzer.

«En veinte años de trabajo con víctimas de guerra, violencia y persecución política, nunca me encontré con un grupo de Estados democráticos compinchados para aislar, demonizar y abusar deliberadamente a un individuo durante tanto tiempo y con tanta despreocupación por la dignidad humana y la legalidad”. Nils Melzer envió sus conclusiones en forma de tribuna a los diarios australianos Sydney Morning Herald, Camberra Times y a los habituales anglosajones de Europa y América, Financial Times, The Guardian, The Telegraph, The New York Times, The Washington Post, al semanario Newsweek y otros. Ninguno de ellos publicó una línea. En su día todos ellos nos informaron con detalle de los excrementos de Assange en las paredes de la embajada ecuatoriana en Londres, de su patinete y de su gato. En España, los principales medios también ignoraron por completo el asunto. El informe Melzer llegó discretamente a las ediciones digitales de El Mundo y La Vanguardia (solo el primero mencionaba la palabra “tortura” en el titular), con cero referencias en los demás. En los últimos días, la prensa establecida española ha mencionado a Assange lo menos posible.

En todo el mundo occidental los medios de comunicación participan voluntariamente, vía el silencio y la denigración, en esa “persecución colectiva” denunciada por el relator de la ONU, y cuyo principal motor se encuentra en el Pentágono, según fuentes de la Administración Obama en declaraciones al abogado Geoffrey Robertson.

En la última cumbre del G-20, el primer ministro australiano (Assange es australiano), el conservador Scott Morrison, no mencionó el caso As-sange en su entrevista con Donald Trump, manteniendo así la línea de su predecesora laborista, Julia Guillard. El ministro de Exteriores británico, Jeremy Hunt, ha definido el silenciado informe de los expertos de la ONU en tortura como “acusaciones inflamatorias”.

Julian Assange es el disidente encarcelado número uno de Occidente, como Edward Snowden es el exiliado número uno. Actualmente Assange está pendiente de ser extraditado por el Reino Unido a Estados Unidos, donde se arriesga a una sentencia por espionaje de hasta 175 años de cárcel en el tribunal del distrito Oeste de Virginia en el que nunca un acusado por asuntos de “seguridad nacional” ganó el caso y fue absuelto.

La suerte de Assange es un retrato del mundo de hoy, del pésimo estado de las democracias, del poder de la propaganda del establishment y de la apatía de los movimientos sociales en Europa.

En: El Otro País n.º 91, septiembre 2019. Rafael Poch, Ctxt.

Foto. Tatiana Valentina.

Chile

-1985. Tatiana Valentina Fariña resistió.

Cuando escuché por primera vez a Mario Benedetti decir que debíamos defender con furia la ternura de inmediato recordé el rostro de una joven chilena.

Se llama Tatiana Valentina Fariña Concha. La asesinaron el 14 de mayo de 1985 en un centro de torturas llamado cuartel Borgoño, en Santiago. Tenía 19 años. Según un torturador hoy procesado, «se les fue» en la última sesión de torturas y, para cubrir el crimen a su cuerpo colgaron una bomba, y la hicieron explotar en los baños de una dependencia pública.

Tatiana Valentina cursaba segundo año en la Facultad de Sociología de la Universidad de Chile. Tatiana Valentina era militante de las Juventudes Comunistas. Tatiana Valentina era dirigente de los estudiantes. Tatiana Valentina, militante, se movía en la clandestinidad y pese a la dureza de la lucha contra la dictadura jamás dejó de ser la Compañera de mirada dulce, la ternura insurgente que debemos defender con furia.

Fiel a esa ternura Tatiana Valentina integró también las filas clandestinas del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, junto a lo mejor de su generación, a los más generosos, a los más consecuentes, a los más valientes jóvenes chilenos.

En 2018, el 11 de septiembre, la Universidad de Chile, su Universidad, le entregó el título póstumo de socióloga.

Cuando la palabra ternura acuda amorosamente a vuestras bocas, pensad siempre en el rostro puro y sereno de Tatiana Valentina.

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Cartel de La Cheka. Dzerzhinsky y su frase.

URSS

-Felix Dzerzhinsky

“Los comunistas debemos vivir modestamente de tal manera que los trabajadores puedan decir que estamos usando la victoria de la revolución y el poder no para nosotros sino para la felicidad y el bienestar del pueblo”.

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