1931-1939, al servicio de la Cultura Popular. Las Librerías del Pueblo.

Cartel. «Sea el libro nuestro mejor amigo» (un soldado leyendo).

Pluma Pincel Palabra 1931-1939 Al servicio de la Cultura Popular

Agenda

Librerías del Pueblo – I

Ayuda, órgano del SRI, nº 70, agosto 1937

«La guerra, nuestra guerra contra la invasión y el fascismo, ha puesto los libros en manos del pueblo.

El fascismo y la ignorancia son los enemigos del pueblo. Precisamente sobre la ignorancia de las masas han levantado siempre sus privilegios las clases pudientes. Por eso no sólo se lucha contra el fascismo con el fusil pegado al pecho. El libro también es un arma eficaz. Y en nuestra guerra el libro ha salido del aislamiento a que lo tenían reducido las clases dominantes, y se ha extendido por los hogares humildes, por los campos, por los pueblos…

Los Sindicatos, las Cooperativas, las Colectividades, forman sus cuadros de cultura, organizan sus bibliotecas. En las trincheras el soldado lucha y se instruye. Raro es el batallón de nuestro Ejército que no tiene organizadas sus clases para analfabetos, su periódico mural y su pequeña biblioteca. Nosotros hemos visto en nuestras visitas a los frentes campesinos con el rostro curtido por los años y por los trabajos, deletreando textos sencillos, garrapateando, por vez primera, su nombre con la frágil pluma entre sus dedos llenos de durezas.

Algunas librerías funcionaban anteriormente al movimiento… En sus escaparates se exhibían los libros del Caballero Audaz, Pemán, Pedro Mata y demás negociantes de la pluma, que adulaban servilmente a los verdugos del pueblo. El 18 de julio desaparecieron sus dueños y sus escaparates se renovaron. Hoy son las Librerías del Frente Popular.

Los clientes fijos son los comisarios y los jefes de nuestro Ejército. Continuamente hacen pedidos de libros. Desde el libro caro hasta el folleto de unos céntimos. Desde la obra de amena literatura hasta la de técnica elevada. Unas veces el dinero para estos libros sale de una suscripción abierta en la unidad militar; otras es el mismo jefe quien de su bolsillo particular emplea una importante cantidad en libros para sus soldados…

Del cliente suelto, el más importante es el soldado. Muchos de ellos han aprendido a leer en las trincheras y compran obras elementales de Geografía, de Aritmética, de Gramática…

Otros eran obreros que ya sabían leer, pero que no podían comprar libros porque el jornal sólo llegaba para mal comer. Ahora tienen dinero y cumplen un deseo contenido de muchos años:

Camarada, ¿tenéis “El Capital”?

El soldado paga las sesenta pesetas y sale de la librería acariciando el lomo del libro que no pudo comprar hasta ahora.»

Cartel «libros y periódicos al frente».

*Al Comisario Pablo de la Torriente

Jesus Poveda – Orihuela

España y Cuba te lloran,

fiel camarada Torriente.

Nadie supo que un dolor

dos corazones encierre.

Siempre es un muerto el que nace,

siempre un hombre el que se pierde;

pero en la tierra ha nacido

otro corazón más fuerte. (…)

Camarada comisario,

fiel camarada Torriente:

en un lugar de mi España

tu cuerpo la tierra muerde. (…)

Camarada Pablo: Cuba

vendrá a visitarte siempre,

y ya verá que mi España

celosamente te tiene.

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