La cárcel fascista de mujeres en Vitoria y cómo Columba Fernández fue cuneteada.

Foto de Maruja, hija de Columba Fernández, en la inauguración del lugar de la Memoria a su madre.

Vitoria: La cárcel fascista de mujeres de Sagrado Corazón

El Colegio Sagrado Corazón de Vitoria alberga en sus muros una historia brutal: la de su uso por los franquistas como cárcel de mujeres en la Guerra Civil. Decenas de mujeres fueron encarceladas en esas fechas.

Vitoria-Gasteiz recuerda a esas numerosas mujeres encarceladas con un nuevo lugar de la memoria ubicado frente a dicho colegio. A su inauguración asistió Maruja Ruiz Fernández, hija de Columba Fernández, una de las mujeres presas en esta cárcel que nunca volvieron a ver ni ella ni sus dos hermanos, después de que le sacaran de la cárcel y la cunetearan.

A la persecución ideológica que sufrían las mujeres no afines al golpe militar fascista se unía la discriminación por ser mujer. Las presas eran exhibidas por las calles céntricas vitorianas, con el pelo rapado y un mechón con un lazo rojo. Muchas veces eran obligadas a barrer la calle Dato (epicentro de la burguesía) y el escarnio venía acompañado de la ingesta de aceite de ricino para purgar sus estómagos y contribuir así a la humillación pública. Las violaciones también eran frecuentes.

Foto, mujeres rapadas al cero por los fascistas españoles.

Columba Fernández fue una de esas mujeres presas en Sagrado Corazón. Había nacido en San Vicente de la Sonsierra (La Rioja), y era vecina de Vitoria-Gasteiz desde muy joven. Fue detenida en la capital alavesa el 31 de Julio de 1936, entonces tenía 38 años.

Aquel día Columba se encontraba en la entrada de la cárcel vitoriana de la calle La Paz, como otras muchas personas, a la espera de entrar a la prisión a visitar a sus allegados. Eran los primeros días tras el golpe de Estado contra la democracia republicana, la capital alavesa estaba ya bajo control franquista y las celdas comenzaban a llenarse de presos políticos. La mayoría de las personas que se agolpaban en las puertas del penal eran mujeres que llevaban paquetes de comida, mantas y ropa para sus maridos encarcelados.

En los momentos de tensión previos a que les dejaran entrar en la cárcel, según la versión ofrecida por los centinelas a su superior, una de las mujeres se dirigió a los soldados que vigilaban el acceso con la frase “con vino y tabaco os están engañando”. Por esa razón procedieron a detener a una de las mujeres del grupo de visitantes. En los interrogatorios posteriores la mujer arrestada alegó que ella no había abierto la boca, y en su declaración acabó señalando a Columba Fernández como la autora de la frase. Columba fue detenida al día siguiente.

Columba era conocida en Gasteiz por ser militante anarquista y participar activamente en movilizaciones obreras. Durante la IIª República, en febrero 1932, ya había sido detenida junto a varias decenas de anarquistas más en una huelga impulsada por la CNT que paralizó la ciudad. Con esos marcados antecedentes acompañados de esa denuncia de “insultos a la autoridad” ingresó directamente en prisión.

Tras permanecer tres semanas encerrada, a mediados de agosto, el juez José María Sarachaga Larrea le tomó declaración. Columba rechazó la acusación. Su versión difería absolutamente de lo que se le imputaba haber dicho aquel día en la entrada de la cárcel. Según ella, los soldados de guardia estaban bebiendo y le ofrecieron vino, que rechazó. Insistieron en darle vino pero Columba, firme a sus convicciones libertarias, afirmó ser vegetariana y abstemia por lo que se marchó del lugar sin aceptar la invitación a beber con ellos. El juez nunca tomó declaración a los soldados implicados, porque ya no se encontraban en Gasteiz tras haber sido destinados al frente de Madrid. Las diligencias concluyeron con los informes redactados por los estamentos habituales sobre la procesada:

La Dirección General de Seguridad redactó un expediente demoledor. “A Columba se le considera como muy peligrosa, relacionada muy de cerca con elementos marxistas, habiendo intervenido directamente en cuantas alteraciones de orden público, excitando siempre a la violencia y distinguiéndose siempre por sus insultos a la Fuerza Pública”.

La Guardia Civil ratificaba lo dicho, remarcando que tenía “pésimos antecedentes” y que su marido Isidro Ruiz Pereda había cobijado a tres atracadores en cierta ocasión. Añadía que Columba mantuvo correspondencia con un “peligroso sindicalista” de Logroño.

El general José María García Benítez, máximo responsable de la Comandancia Militar de Vitoria, firmó el traslado de Columba a la cárcel de Laguardia. El 12 de Septiembre Columba fue trasladada a Gasteiz de nuevo, para ser juzgada. Acusada de un delito de coacción, ella mantuvo su inocencia pero el consejo de guerra la condenó a 4 años de prisión.

Cinco días más tarde, el 17 de Septiembre de 1936, fue sacada de la cárcel supuestamente para ser llevada de nuevo a su destino penitenciario, la cárcel de Laguardia. Sin embargo, como tantos otros casos, Columba fue asesinada en el trayecto por el escuadrón de la muerte que la trasladaba, tras lo cual fue enterrada en alguna cuneta de manera clandestina. Algunas investigaciones han señalado que el lugar del crimen pudo ser las Conchas de Haro, pero su cuerpo nunca ha aparecido. Además, en una práctica habitual de la burocracia franquista en la que las autoridades penitenciarias nunca reconocían su responsabilidad en las desapariciones y ejecuciones extrajudiciales de presos políticos, las diligencias judiciales contra Columba continuaron hasta 1944.

En: Gasteiz hoy y aporte de Asoc. Isaac Puente.

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