Artículos sobre Catalunya, por Manuel Arango desde Herrera.

Foto. Manuel Arango Riego.

Escritos desde prisión sobre Catalunya

Manuel Arango Riego

-“Aquí te envío 2 trabajos en relación a Cataluña, para la siguiente te enviaré el 3º trabajo.
Se nos va el año con los acontecimientos de Cataluña y con el centenario de la revolución de octubre. Espero que 2018, sea un año aguerrido, de grandes perspectivas.
Acabo de cumplir 69 años de edad, y todavía me quedan tres en prisión.
De salud voy tirando, más bien para abajo. Hablo 3 veces por semana con mis viejos (90 y 92 años). En 27 años nos hemos visto 2 veces.
Bueno, deseo que seas muy feliz con toda tu familia. Que paséis todas estas fiestas lo mejor posible.
Pd. He venido recibiendo todas tus cartas. Diciembre 2017”

Movilización en Catalunya. Pancarta: «Si l’opressió es un fet, la lluita es una obligació».

SOBRE LOS ACONTECIMIENTOS DE CATALUÑA.

El resquebrajamiento territorial de Estado español ha vuelto a manifestarse en esta ocasión de manera espectacular, a través de los acontecimientos sucedidos en Cataluña. Esos acontecimientos, que tienen profundas consecuencias, han metido el pánico en el cuerpo no solo al estado español y a quienes le apoyan y sostienen, sino también han afectado en diversos ámbitos a esa caótica agrupación de bandidos que conforman la Unión Europea. Mientras tanto, los trabajadores del conjunto del Estado español, las organizaciones revolucionarias y las verdaderamente democráticas que apoyaban las aspiraciones del pueblo catalán, se veían favorecidas por las luchas y la resistencia popular en Cataluña, no en vano el enemigo común y principal de todos (el Estado fascista español) con lo que estaba sucediendo en Cataluña se veía claramente debilitado, acosado y hasta cosechaba importantes derrotas. No obstante, «las batallas por Cataluña», como era considerado lo sucedido, forman parte de lo que se prevée será una larga lucha.

ALGUNAS VALORACIONES GENERALES.
-En primer lugar, se podrían avanzar algunas características del marco general, en el que se sitúan los acontecimientos de Cataluña. Lo cierto es que, repasando la historia más o menos reciente, hacía tiempo que el Estado español no se veía ante una escalada de la crisis política, institucional y territorial de la envergadura y trascendencia de la desencadenada como consecuencia de la llamada «crisis catalana». Pero esta «crisis catalana» no es un fenómeno aislado, se encuentra inmersa dentro de la crisis general y permanente que atenaza al estado fascista español y al propio sistema capitalista en el que se haya asentado. De tal manera, que la crisis general ha venido alimentando el ascenso de las contradicciones y del enfrentamiento de Cataluña con el estado centralista, y a su vez, ese inevitable ascenso de las contradicciones y del enfrentamiento de Cataluña con el Estado ha venido contribuyendo a gravar la propia crisis general, la cual no ha podido por menos experimentar en su gravedad un notable avance con los acontecimientos sucedidos en Cataluña.
-Por otra parte, hay que señalar también la existencia desde hace años de una estrategia ultrarreaccionaria de dominación por parte del Estado español y del sistema monopolista, que nuestro partido ya calificó hace años como «la estrategia del regreso a los orígenes fascistas». Esta estrategia de reaccionarismo total en diversos terrenos para hacer frente a la crisis general y que no contiene treguas, diálogos ni concesiones, es la que ha aplicado el Estado fascista en Cataluña. Bajo esta realidad ha sobrevenido sobre Cataluña un elevado nivel represivo, en el cual el Estado fascista ha sumado al habitual estado de excepción de diversas modalidades que estaba aplicando la puesta en marcha del famoso artículo 155 de la constitución; esta suma represiva, en conjunto, ha venido a suponer una aproximación al estado de sitio (una fase represiva superior al estado de excepción) Todo ello es lo que supone realmente «la aplicación del marco constitucional» y de «los preceptos del Estado de derecho»
-Mientras el estado fascista, apoyado por los partidos políticos constitucionalistas, el mundo empresarial, la iglesia católica, el renovado somatenismo catalán, etc, utilizaba la represión como única respuesta ante las aspiraciones y derechos históricos del pueblo catalán; esta tomaba literalmente ciudades y pueblos, numerosos centros de trabajo, escuelas y universidades, ayuntamiento, etc. Realmente, el número de manifestaciones, concentraciones, ocupaciones, huelgas, etc. han sobrepasado en estos meses a todo lo sucedido en los últimos 15 años en Cataluña, a la vez que quedaba claramente de manifiesto el carácter político de todas esas luchas y movilizaciones de masas. Junto a todo ello, habría de destacar, sobre todo, la realización del referéndum de autodeterminación, no sólo por su preparación y ejecución organizada, sino también por el incontestable triunfo del sí a la independencia de Cataluña. A la transcendencia histórica que conlleva la realización del primer referéndum de este tipo realizado en el ámbito del Estado español, hay que añadirle, aunque no pasarán de ser declaraciones en la sede del parlament, tanto de la independencia de Cataluña como posteriormente de la república catalana, realizado todo ello bajo el masivo respaldo y exigencia inaplazable del pueblo catalán. Frente a esta sucesión de derrotas, el Estado fascista reconocía que una buena parte del pueblo catalán se había instalado en la desobediencia política y en la práctica de la sedición y la rebelión; mientras tanto la fiscalía general fascista calificaba lo sucedido de insurrección.
-Otro aspecto a destacar es el que se refiere al verdadero motor o artífice principal de los acontecimientos que desbordaron al Estado fascista e impusieron hechos inéditos en Cataluña: se trata del pueblo catalán. Y esto lo saben perfectamente desde el propio Estado fascista y sus estrategas en contrainsurgencia, así como los partidos constitucionalismos y, claro está, también lo sabe la propia burguesía independentista catalana.
Pero lo más trascendente de esta realidad es que es el propio pueblo catalán el que sabe del alcance de su propia fuerza, cuando en masa se echa a la calle y lucha por sus derechos día tras día. Además en el transcurso de estos meses, este pueblo ha recibido intensas lecciones de formación política e ideológica, ha multiplicado su odio sobre el régimen monárquico-fascista y ha aprendido bastante sobre quienes son sus verdaderos aliados y quienes son sus enemigos; también sabe, por las experiencias vividas, que tiene que controlar en corto a la propia burguesía independentista catalana, a la cual ya le ha dado bastantes motivos, y los que continuará dando, para saber de los graves problemas que causan sus inconsecuencias, inoperancias y espantadas.
E igualmente habrá de señalarse otra realidad que tiene que ver con las experiencias que a buen seguro ha acumulado por lo menos la parte más avanzada del pueblo catalán: se trata, por un lado, de la realidad mediante la cual se ha visto claramente los atolladeros que como poco conllevan, los medios del legalismo y del pacifismo como únicas formas de lucha; en contraposición, por otro lado, con la necesidad de poner en marcha otras formas de lucha nada legales ni pacifistas, así como la necesidad de establecer formas organizativas independientes a diversos niveles.
Y, en definitiva, por supuesto, como todo el mundo, que las declaraciones de independencia y de la forma republicana de poder tenían que haber comenzado a llenarse de contenido sin dilaciones, de manera inmediata: eliminando las formas de funcionamiento heredadas del sistema territorial autonomista, neutralizando y sometiendo al enemigo interno y poniendo las bases del nuevo Estado, comenzando por armar al pueblo y organizarlo para la defensa de su república.
-En relación a la burguesía nacionalista catalana, ésta no nos ha proporcionado con sus actuaciones sorpresas de peso o inexplicables, al menos para quienes tenemos en cuenta los condicionantes reaccionarios de su posición de clase y de la ideología que la sustenta, como tampoco hemos olvidado su notable papel en la construcción del régimen político monárquico-fascista y del mismo sistema territorial autonomista, con el cual avasalló a sus anchas al pueblo catalán durante décadas.
Junto a esta realidad básica que siempre es necesario tener en cuenta para saber con quién estamos tratando, hay que considerar las causas más o menos reciente que han llevado a esta burguesía nacionalista catalana a radicalizarse y a promover la independencia de Cataluña y, a establecer un nuevo Estado, en el cual, según sus aspiraciones, ella tendría la hegemonía e impondría sus intereses de clase. Todo comenzó por un proceso de alejamiento y de confrontación de esta burguesía nacionalista con respecto al Estado centralista, que iba aumentando en intensidad tanto más cuanto más persistían las negativas del Estado español a satisfacer sus demandas políticas de más autogobierno autonómico, pero sobre todo cuanto más persistían las negativas estatales a otorgar más prerrogativas presupuestarias y menos cargas impositivas, junto a la caída constante de las subvenciones económicas estatales a fondo perdido; inscribiéndose todo ello en el habitual marco de las peleas por el reparto de un botín económico cada vez más restringido a causa de los efectos de la devastadora crisis económica.
A partir de todo ello, llegaría la hora de la verdad, la realidad desencadenada en estos últimos meses, concretada en llevar a la práctica la independencia de Cataluña con la consiguiente instauración y puesta en marcha a la práctica de la independencia de Cataluña con la consiguiente instauración y puesta en marcha edificadora de un régimen político de carácter republicano en la nación liberada. Fue entonces cuando esa burguesía nacionalista mostró en toda su dimensión su naturaleza de clase y sus verdaderas limitaciones, quedando claro que esa burguesía no puede ni estará jamás llamada a encabezar la conquista de la independencia de Cataluña, ni a poner en marcha un nuevo estado que garantizarse con su dirección, su defensa ante un Estado fascista que, como el español, iba a recurrir a todos los medios de agresión para retornar a Cataluña a su anterior situación de nación oprimida.
Es en este marco de los acontecimientos de los últimos meses, cuando quedaron totalmente al descubierto las inconsecuencias, las inoperancias clamorosas y hasta los entreguismos de la burguesía nacionalista catalana.
-Para finalizar, se pueden apuntar brevemente o tras conclusiones: por un lado, ha quedado demostrado, una vez más, que la aspiración del pueblo catalán dirigida a lograr su independencia es un derecho legítimo y democrático; es el supremo derecho que tiene toda nación oprimida (y Cataluña es una nación oprimida) a imponer el derecho de su independencia y liberarse del yugo de un estado opresor. Por otro lado, y teniendo en cuenta el alcance de los hechos acaecidos en estos meses, en Cataluña, continúa siendo necesaria la prosecución por todos los medios de la lucha del pueblo catalán por imponer en la práctica la independencia de su nación y establecer, como consecuencia inmediata, un nuevo Estado, también hay que señalar que la lucha del pueblo catalán demanda el apoyo de los trabajadores del conjunto del Estado fascista español, no sólo porque esa lucha del pueblo catalán sea una lucha justa, sino también porque el logro de la liberación de la nación catalana, dado, además, la trascendental derrota que supondría para el Estado español, repercutiría favorablemente en diversos terrenos sobre la situación de todos los trabajadores, así como en la situación del propio movimiento revolucionario existente en el marco del Estado español.

Noviembre 2017

Cartas desde prisión. (un puño con una carta se alza por encima de las alambradas).

LA CONTRARREVOLUCIÓN PERMANENTE DEL «ESTADO DE DERECHO»

Unas veces bajo los imperativos de la constitución, otras veces bajo el estandarte del llamado «estado de derecho», o utilizando los dos al mismo tiempo, fue como la reacción del Estado español desencadenó la represión sobre Cataluña.
Lo que está claro es que la constitución española está unida de manera inseparable a ese otro engendro característico del sistema político de falsa democracia como lo es el «estado de derecho». De ahí que la constitución sea el principal soporte jurídico del estado fascista, y esta el brazo ejecutor de la dominación reaccionaria española.
En relación al calificado «estado de derecho» español, perteneciente al tiempo histórico de dominación de los monopolios comandados por el capital financiero, hay que señalar que es una adaptación general de las formas de poder político, económico y social que desarrollaron los países capitalistas más avanzados después de finalizada la II guerra mundial. Este tipo de estados, por lo demás y lógicamente, no se corresponden con las formas de funcionamiento estatales características de los tiempos de dominación política de las democracias burguesas.
Entre sus características más destacadas, tales «estados de derechos» están sustentados, ante todo, en un extenso entramado policiaco-militarista por la estrategia de la contrarrevolución permanente de carácter fascista; a su vez, este tipo de Estado, que en el marco internacional practica la esquilmación económica sobre otros pueblos, exporta métodos de contrainsurgencia y desencadena agresiones militares imperialistas (bien realizadas de forma independiente o coaligados con otros estados capitalistas).
Por otra parte, también hay que resaltar que en este tipo de estados dominados por un tipo de poder hegemónico de composición oligárquico, no existe la independencia de poderes entre el poder ejecutivo, el legislativo y el judicial; todo ellos son instrumentos de la burguesía monopolista en el poder, lo mismo sucede con el llamado «cuarto poder» que, formado por los medios de comunicación constitucionalistas, dirige sus cometidos hacia la intoxicación propagandística de los trabajadores, a defender el sistema capitalista y fomentar y justificar todo tipo de opresión.
Ante esta realidad, hay que concluir que los «estados de derecho» representan la dominación política de carácter fascista en el interior de cada país, mientras que de cara al exterior se impone la política de carácter imperialista.
Conviene igualmente hacer hincapié en otras consideraciones a la hora de situar o evaluar los «estado de derecho». Por una parte, se trata de la realidad mediante la cual este tipo de estado no son, precisamente, expresión de la fortaleza del sistema de dominación de la burguesía monopolista, sino de su debilidad, de ahí que este tipo de estados están instalados en las formas de dominación política de su debilidad, de carácter fascista para hacer frente a la crisis general permanente que atenaza al sistema en el que están asentados. Por otra parte y en relación al marco histórico general, los «estados de derecho» se inscriben dentro de la decadencia y decrepitud del capitalismo como sistema, no en vano, este sistema se encuentra situado en el último tramo de su última y ya vieja fase de existencia histórica: la fase imperialista, a partir de la cual solo puede sobrevenir, mediante la revolución, un nuevo sistema histórico de carácter socialista.

Noviembre, 2017

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