Joan Comorera, un imprescindible.

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Joan Comorera

Destacado dirigente comunista catalán, fundador del PSUC, debería formar parte destacada de la memoria antifascista y comunista del Estado español pero, sigue siendo un desconocido. Un olvido que no puede ser solo explicado por los 50 años de fascismo abierto que borró y persiguió todo vestigio de lucha antifascista, sino también y principalmente por la labor de los revisionistas que, para llevar a buen puerto su política liquidacionista, tuvieron que eliminar a todos los militantes que mantuvieran una línea de resistencia.

Joan Comorera es uno de los casos más significativos; los carrillistas intentaron eliminarlo físicamente y cuando no lo lograron, lanzaron contra él toda una serie de campañas de desprestigio, acusándole de ser un nacionalista pequeño- burgués para terminar entregándole a la policía fascista.

Su actividad política, aunque sus inicios se sitúan en 1917, adquirirá relevancia durante la República, cuando fue elegido diputado para el Parlament de Catalunya y después nombrado Consejero de Agricultura y Economía en el gobierno de Companys. Su apoyo a la insurrección en Asturias provocó su detención. Tras el triunfo del Frente Popular recuperó la libertad.

Tras su liberación redactó la declaración de principios que proponía la unificación de los cuatro partidos marxistas catalanes sobre la base del marxismo-leninismo y la adhesión a la Internacional Comunista. Joan Comorera fue elegido Secretario General del nuevo Partido Socialista Unificado de Catalunya.

El 26 de enero de 1939, el día que las tropas fascistas entraron en Barcelona, Joan Comorera consiguió cruzar la frontera. En París reunió inmediatamente al Comité Central del PSUC para analizar las causas de la derrota de las fuerzas populares y las perspectivas de actuación política.

Básicamente éstas consistían en reconstruir los organismos del Frente Popular en el exilio y, fundamentalmente, en trasladar al interior el grueso de las fuerzas del Partido, para continuar la lucha en la clandestinidad.

Pero pronto comenzaron las divergencias con el PCE que propugnaba una serie de cambios en su línea política consistentes en abandonar la lucha revolucionaria contra el fascismo, por otra encaminada a la instauración de una democracia burguesa; y la línea de enfrentamiento por la de la reconciliación.

Joan Comorera se quedó solo defendiendo sus tesis y decidió trasladarse a Catalunya, para dirigir directamente la reconstrucción del Partido en el interior. Una vez en Barcelona se dedicó preferentemente a la confección de Treball, órgano del PSUC.

En junio de 1954 fue detenido en Barcelona, gracias a la campaña de delación de los carrillistas.

En agosto de 1957, el consejo de guerra que le juzgó pedía para él la pena de muerte. La sentencia definitiva condenó a Joan Comorera a 30 años de prisión.

Trasladado al penal de Burgos, falleció allí el 7 de mayo de 1958.

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