Así se templó el acero

Portada del libro.

La subjetiva memoria histórica sobre Ucrania. Así se templó el Acero

En una de las mesas en las que se ponen materiales solidarios, un curioso visitante nos preguntó que si «¿sigue interesando un libro como Así se templó el acero?, que como novela está bien, pero que a nadie le interesan ya los hechos históricos que narra».

Como lo preguntó sin dobles intenciones, entramos a discutir sobre ello. Sobre lo importante, sobre el transfondo. Una obra traducida a 110 idiomas y con más de 450 ediciones, que no se debe considerar una simple novela, sino un estudio sobre verdadera historia, sobre la humana y la política. Y que lo que narra «geoestratégicamente» Nikolai Ostrovski sobre Ucrania, es trasladable al día de hoy: la profunda lucha de clases. Bueno, compró el libro para releérselo y ahí quedó la anécdota.

Ayer desayunamos con un mal trago. La revista dominguera MAGAZINE de 16 de mayo, que reparte 1 millón de ejemplares en 26 diarios de todo el Estado, dedica uno de sus artículos centrales a Ucrania. Concretamente, a contar la historia antagónica que en «Así se templó el acero» se narra. La lucha de clases, sí, pero desde la visión del opresor, camuflado en homenaje a los nacionalistas ucranianos que se enfrentaron a muerte contra los boltxevikes.

El patriotismo ucraniano, el mismo en 2010 que en 1917-1918, el de los cosacos que degollaban boltxevikes para liberar su tierra. El de los Atamanes feudales y fascistas que violaban, saqueaban y ejecutaban en política de «tierra quemada». Pero como «novela» narrada en 6 páginas de revista dominguera queda hasta bonita.

Sí, por suerte, «Así se templo el acero» está más de moda que nunca. Por suerte, porque la lucha de clases se vuelve a convertir en profunda, en antagónica irreconciliable, no sólo en Ucrania (donde el 27 de abril de este año su Parlamento se convirtió en un cuadrilátero de boxeo cuando los nacionalistas fascistas quisieron convertir a sus fusileros del 17-18 en héroes nacionales) sino en todo el mundo. Y por suerte, porque mientras la prensa burguesa puede permitirse repetir un millón de veces sus mentiras históricas, hay pequeños retazos de que NUESTRA historia también se publica, en muchos menos millones de copias, pero con mucha más verdad histórica, con más análisis profundo, libre de contaminaciones burguesas.

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