Libro: ‘Tea rooms’, de Luisa Carnés, la vida de la mujer obrera en los años 30.

Portada de la novela ‘Tea rooms’

Libros:

Tea Rooms. Mujeres obreras

Autora: Luisa Carnés. Editorial Hoja de Lata. 250 páginas.

En el Madrid de principios de los años 30, sacudido por el desempleo, la agitación social y la crisis del gobierno de Manuel Azaña (con los sangrientos sucesos de Casas Viejas bien recientes), Luisa Carnés encontró empleo como camarera-dependienta en un céntrico local de renombre. Así fue como Luisa, pese a las dificultades de dedicarse a la literatura siendo mujer y de origen humilde, dio vida a Matilde y a esta novela que protagoniza.

Tea Rooms, Mujeres obreras es, por tanto, una ficción muy real, basada en la propia experiencia de la autora. A través de Matilde y de las compañeras de trabajo que la acompañan en el salón de té, desgrana la realidad de las mujeres de la época (y no solo de su época): la doble carga de la explotación laboral sumada al cuidado de la familia; el matrimonio y la maternidad impuestas; el aborto; la prostitución; el peso de la moral religiosa; la desigualdad en la educación; el abuso sexual, y un largo etcétera. Entretanto, el clima social de luchas obreras aparece como telón de fondo, especialmente a través de la mirada crítica de Matilde, que reflexiona sobre su condición social y toma conciencia de la opresión que sufre su clase y su género.

Una perspectiva obrera feminista que efectivamente sorprende y que, desde luego, es casi imposible encontrar en los libros de texto que nos hablaban de la Generación del 27, a la que Luisa pertenece.

Un gran descubrimiento, tanto la novela como su autora, que anima a seguir adentrándose en su abundante obra y a rescatar del olvido a otra de tantas mujeres silenciadas por la historia.

Y es que la realidad le ha dado un golpe en la frente, recalentada por el sol y el blanco-rosa de los parques en primavera; un golpetazo duro, que la traslada sin transición a la trasera de la casa cuadrada; a su centro natural, racional. “Eh, por la escalera interior”. La primera vez que se lo oyó a un portero de librea dividió mentalmente la sociedad en dos mitades: los que utilizan el ascensor o la escalera principal, y “los otros”, los de la escalera de servicio; y se sintió incluida entre la segunda mitad.”

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