Relato de Paco Cela Seoane. Capítulo 5: ‘Encuentras en tu corazón ese rayito de luz que a la sombra siempre deja vencida.

Portada «Aún me sigue enamorando aquel invencible grito»

Paco Cela Seoane

“Aún me sigue enamorando aquel invencible grito”

Capítulo V

Se podría decir que el Viejo Topo había hecho pero que muy bien su trabajo y que los vientos de la Historia empezaban a cambiar de dirección. Todo, absolutamente todo, se aceleraba. Todo tenía pulso, latido. La mordaza del silencio se hizo trizas y el rugido del Grito de Libertad pintó de vivos colores el rostro de las ciudades.

Después de una tan “longa noite de pedra”, repentina y súbitamente, descubrimos la Fuerza arrolladora del proletariado y las masas populares cuando se ponen en marcha. Una ola creciente de huelgas, manifestaciones y movilizaciones de todo tipo y género, clamor y grito de una clase obrera que marchaba al frente desplegando sus banderas al Viento. Solo había que sumergirse en aquella marejada de la lucha de clases para sentir a bocajarro que ya nada podría la represión para silenciar su rugido.

Que fue lo que yo literalmente palpé con mis propias manos en la huelga del sector de la construcción, en Coruña, en 1976, que era la primera huelga que se hacía desde el final de la Guerra Civil de 1936 ¡Que ahí es nada!

Tras las Asambleas y la elección del Comité de Huelga, sometido a la propia Asamblea y revocable en todo momento, se organizó el paro. Los piquetes, las Cajas de Resistencia, el Servicio de Orden, los grupos de choque, etc. Y todo ello a salvo del conocimiento de la patronal y de la policía. Y los piquetes ejercen de piquete y ejecutan el mandato de la Asamblea. Sí, libre, democráticamente, a mano alzada, la mayoría vota huelga, vamos, ¡no se mueve ni una mosca! Se para por las buenas, se para por las malas o se para a hostia limpia.

Los Piquetes irrumpen en los tajos y literalmente corren a pedradas a los esquiroles. Interceptan a los autobuses o a las furgonetas que trasladan a los obreros al curro, los bajan a empujones y le dan fuego a los vehículos. A la par, grupos que “naide conoce ni sabe de dónde viene”, realizan innumerables sabotajes: se queman hormigoneras, palas excavadoras, grúas, camiones, depósitos de gasoil, etc. Con neumáticos ardiendo se cortan las carreteras de acceso a Coruña, así como se interrumpe el tráfico ferroviario.

La patronal no cede y la lucha se radicaliza. Los choques con las Fuerzas Represivas son continuos, se generaliza el montar barricadas incendiarias y el uso del cóctel molotov, de los tirachinas y de todo tipo de armas caseras y artesanales.

Pero hay un factor que inclina la balanza ¡¡¡LA SOLIDARIDAD!!! En empresas del sector de la Madera, del Metal, de Astilleros, en muchos Institutos de enseñanza, etc., se producen paros parciales o concentraciones al inicio o al final de la jornada laboral en Solidaridad con la lucha que está librando el Sector de la Construcción.

Y esto, junto al hecho de que la huelga se transforma de meramente económica en nítidamente política al convertirse en un enfrentamiento directo con el Estado y al empezar a prevalecer consignas como ¡Vosotros fascistas sois los terroristas! ¡Fuerzas represivas Disolución! ¡Libertad y Amnistía Total! asusta pero que mucho al Gobierno y a la Patronal.

Tanto que, de inmediato, la Patronal se sienta en la mesa de negociación, se traga el sapo de aceptar a los representantes democráticamente elegidos por los obreros y… ¡cede ni lo que los más optimistas habían soñado!

Pero ya te voy a decir: volver al tajo y ver la sonrisa de oreja a oreja de los obreros, ver la felicidad que se reflejaba en sus rostros, el bullicio y el entusiasmo que emanaba de las conversaciones, de las bromas, de la risa, ver pero que el Orgullo de Clase dibujado en sus ojos…

Y ver a los ingenieros y capataces, que nos habían tratado como basura, a patadas, a grito pelado mirándonos por encima del hombro, vejando, humillando… Y verlos ahora tratándonos de usted, pidiendo las cosas por favor, siendo pero que la amabilidad personificada… ¡Buf, te digo que eso es algo que no tiene precio, que es indescriptible, no hay palabras! ¡Respeto, cabrones, Respeto!

Estas son las cosas que te calan en lo más hondo del alma, que hacen que te cases con la Revolución por Siempre Jamás, que por más bravas y adversas que sean las tormentas de la lucha de clases que tengas que surcar, encuentras en tu corazón ese rayito de luz que a la sombra siempre deja vencida.

(Continuará…)

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