Flor Cernuda, una imprescindible que enfrentó al fascismo, y que perdió los recuerdos pero jamás la dignidad.

Foto. Flor Cernuda.

Memoria histórica imprescindible:

Flor Cernuda Arrones

Hace cinco años se nos moría Flor Cernuda Arrones, militante de las Juventudes Socialistas Unificadas y del PCE que tras el golpe de estado fascista se fue para Madrid, integrada en el Comité Ejecutivo Nacional del Socorro Rojo. En Madrid trabajó para las Brigadas Internacionales y conoció a Tina Modotti. Ante la inminente caída de Madrid se vuelve para su casa en Villacañas, Toledo. Acaba detenida, rapada y apaleada junto a otras compañeras. Para celebrar el final de la guerra y la Victoria de la España eterna, un mando fascista tiene una brillante idea: llevar a todos los presos comunistas a celebrar una misa para salvar sus almas y luego quemarlos vivos allí mismo. Afortunadamente las tropas del Serrallo de África que ocupan la localidad detienen tan macabro auto de fe.

Flor Cernuda, mujer y comunista, empieza a sufrir los años de Paz que se avecinan. En la cárcel de Lillo, sin agua potable durante días, sufre un simulacro de fusilamiento. En la cárcel recibe la noticia de la muerte de su madre, que ha recibido palizas de falangistas y es incapaz de soportar una vida con una hija encarcelada y un hijo caído en el frente. El padre de Flor morirá pocos años después, al serle negada la atención médica por negarse a comulgar y confesar.

En diciembre de 1939 es trasladada al penal de Ocaña, hacinada con diez presas más en una celda individual sin luz ni agua. Flor contrae sarna, provocándole una infección en las piernas que le dejará secuelas para el resto de su vida. Con las piernas abiertas a causa de las llagas es trasladada a la prisión de Durango. No será la última. Acaba en la prisión de Orúe, gestionada por monjas que vejan a las prisioneras. Flor Cernuda es indultada en 1942 y desterrada un año a Portugalete, antes de volver a Villacañas, donde pasa poco tiempo, acosada por los fascistas locales. Marcha a Madrid. En Madrid se casa con un preso al que ha conocido por vía epistolar. Ella y su marido militan clandestinamente en el PCE, sobreviviendo como pueden. En 1962 es detenida y torturada en Gobernación por sus actividades de oposición al Régimen. Vivir era oponerse al Régimen. Tampoco será la última detención. En 1977, muerto ya el general, es detenida por participar en un acto a favor de la amnistía de los presos políticos.

Flor Cernuda Arrones, que también escribía poesía, otro medio de resistencia, acabó en una silla de ruedas a causa de las heridas en sus piernas y pasó los últimos años 15 años de su vida en una residencia, afectada progresivamente por el Alzheimer, que fue borrando sus recuerdos, pero no su lucha ni su compromiso por la paz, la buena, la que no prostituyen los vencedores.

Toni Álvaro en Facebook.

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