Opinión:
–No tenemos derechos democráticos ni libertades políticas. Leszno
Cuando tenemos a Valtonyc en el exilio, a Boro LH a punto de ser juzgado, a Hasel con un pie dentro, a Willy Toledo perseguido o a nosotros con recurso en el Supremo, tenemos más motivos aún para denunciar que no tenemos derechos democráticos ni libertades políticas, que no hubo transición, Régimen del ’78 o como se le quiera llamar y que, en esencia, no tenemos democracia. Para comprobarlo, basta con ver el contenido de la Constitución, además de quienes y cómo la hicieron, y veremos que ésta, en el artículo 62, prohíbe la amnistía, que es la máxima expresión de los derechos democráticos y libertades políticas, y ya si vamos a la lucha de los años 70 por la amnistía, veremos por qué la prohíbe. Y si nos preguntamos por la Ley de Partidos, las reformas sucesivas del Código penal, los pactos antiterroristas, las Leyes Mordaza y toda la legislación represiva que no cabe comentar por una red social, veremos por qué en España no hay democracia desde mucho antes de eso que llaman Régimen del ’78 y que no podemos esperar darle la vuelta a la situación de otra forma que no sea al margen de las mismas instituciones del Estado que se encargan de hacer cumplir esas leyes que nos imponen, organizándonos nosotros mismos de manera independiente. Desde la experiencia que tenemos con un caso como el nuestro, creemos que si queremos conquistar esos derechos y libertades, esta es la única opción que tenemos.
-Falciani, Valtonyc: no es lo mismo, pero…
Resulta que la Audiencia Nazional española (heredera del TOP franquista a los dos minutos de disolverse ésta) rechaza (por segunda vez) extraditar al exempleado del banco HSBC Hervé Falciani a Suiza, país que le reclama para cumplir cinco años por filtrar datos bancarios de ladrones de guante blanco.
En diciembre de 2008, Falciani -una especie de «Robin Hood» para la prensa más amarillista- se hizo con los datos de 120.000 clientes de la entidad y los puso en manos de la justicia y las autoridades fiscales francesas y otros países, entre ellos España (que recuperó unos 300 millones de euros ocultos a Hacienda) donde fue detenido en 2012.
El tribunal español -seguimos a El País- rechaza la extradición por estimar que el delito de «espionaje financiero agravado» por el que le reclama Suiza no está tipificado en el Código Penal español, por lo que no existe, o no se da, el requisito de la doble incriminación, que se dice, o sea, que lo que en Suiza se contempla penalmente, en España no, otrosí, lo mismo que argumenta la magistratura belga para denegar la extradición del músico de rap Valtonyc o, antes, a Puigdemont (y también los tribunales alemanes) por delitos de «rebelión», que ya es echarle imaginación a la cosa a quienes, para mayor hilaridad, llaman «golpistas» (el fascista Aznar el otro día en el Congreso).
No, no es lo mismo, pero casi, pues el terreno jurídico-político es homogéneo, pero sucede que así como se rasgan las vestiduras los guardianes de las esencias patrias españolas ante la afrenta nada menos que europea frente a la soberanísima judicatura española y sus justísimas y ecuánimes sentencias, hacen lo mismo, o similar, o análogo, en el caso Falciani siguiendo, por cierto, las tesis de la Fiscalía española (por ser ya cosa juzgada en 2013).
Y conste que así como nos alegramos del dictamen jurídico belga, estamos por darle la razón a los chapuceros juristas de pacotilla españoles (y sus euroórdenes) en el caso Falciani, que así de sui generis, típica, castiza y paradójica es la «democracia» española de tres centavos sin sentido del ridículo y acostumbrada al ordeno y mando.
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