La canción del niño Braulio: Crónica de un asesinato fascista / Libro ‘Esclavos del franquismo en el Pirineo’ / La tumba de Franco, convertida en lugar de exaltación fascista. Y nos cuesta 10.000 € al año.

Dibujo de Castelao. «Matáronlle un fillo»

Memoria histórica imprescindible:

-La canción del niño Braulio: Crónica de un asesinato fascista.

La hicieron pasar por loca cuando enterraron al niño Braulio en el cementerio de San Lorenzo, Lola García se pasaba el día llorando en la vieja casa de la Carretera General de Tamaraceite, no había tregua en sus llantos desde que vio que la “Brigada del amanecer” sacaba a su bebé de cuatro meses de la cuna y lo arrojaba violentamente contra la pared. Su cabecita destrozada, el manantial de sangre que bramaba entre los gritos, casi alaridos de sus hermanitos Lorenzo, Paco y Diego.

A Pancho le llegó la noticia a los pocos días en su escondite, se vino abajo, no podía más, casi deseaba que se ejecutara la previsible sentencia de muerte del inminente Consejo de Guerra de una vez por todas, que lo fusilaran de forma inmediata, como sucedió a los pocos meses, el 29 de marzo de 1937.

Casi nadie se acercaba a la casa de mi abuela, los vecinos de toda la vida del pueblo temían que los viera algún falangista, que cualquiera los delatara por visitar a la destrozada madre, las horas parecía no pasar, trascurrían lentas, en una agonía letal. A los pocos meses comenzó a circular un rumor de que todo era mentira, que ese niño nunca había nacido, que su madre lo había inventado para desacreditar a los criminales fascistas.

Lola salía acompañada de su hermana Rosa algunas mañanas a comprar la escasa comida, un poco de gofio, algo de pan duro, algunas papas nuevas…, había gente que cruzaba la calle para no pararse a hablar con ellas, otras personas, las más cercanas al nuevo régimen las miraban mal, hacían comentarios en alta voz, se burlaban, se reían de su dolor, otras las amenazaban al grito de “putas rojas de mierda”.

En la iglesia el cura de Tamaraceite se negó a hacerle una misa al niño Braulio, ni siquiera le dieron un parte de defunción en la parroquia de San Lorenzo, cerca del cementerio fue enterrado el 28 de diciembre de 1936, día de los Santos Inocentes, su lenta agonía desde la noche del día de Navidad, la fecha fatal en que fue asesinado, destrozado, por el grupo de esbirros encabezados por el empresario y Jefe de Falange de la isla de Gran Canaria, Eufemiano Fuentes.

Se tejió un manto de olvido intencionado, todo el mundo sabía que era cierto el crimen, pero todos callaban, el mismo día del fusilamiento de Pancho hubieron golpes en la puerta, abrían y no había nadie, se escuchaban risas, pasos acelerados de hombres corriendo, así durante toda la noche, no les dejaron dormir, los niños lloraban desalados, hasta que llegó al día siguiente la noticia de que a Francisco González Santana lo habían enterrado como a un perro en la fosa común del cementerio de Las Palmas acribillado a balazos.

Ya viejita muchos años después, en la minúscula casita de tejado de El Puente, me cogía de la mano después de hacerme el bocadillo de tortilla francesa y pan de La Milagrosa, se me quedaba mirando, sus ojos casi ciegos, sus gafas de aumento, me hablaba de lo que amaba a su marido, de lo buen padre que era, de cómo entregó su vida por la noble causa de la clase trabajadora, de las cosas del niño Braulio, de su mirada brillante, con una luz de inteligencia desconocida, que “era tan bueno”, que “apenas lloraba”, que “se dormía enseguida pegado a la teta como un glotoncito, para no despertarse en toda la noche».

Braulio sigue vivo aunque lo hayan querido enterrar para siempre, también es parte de esa memoria que nos robaron, su ternura y sus manitas cerradas moviéndose en la cunita construida con una caja de tomates, el sonido angelical de su sonrisa se sigue escuchando en las noches de invierno junto al viento infinito de la justicia universal.

De: Francisco González Tejera.

Publicado en su blog Viajando entre la tormenta el 25 de octubre de 2016, aún se sigue sin hacer justicia.

Portada «Esclavos del franquismo en el Pirineo.

-Los trabajadores esclavos del franquismo en el Pirineo navarro: «Se iban secando hasta que morían»

Más de 2.000 prisioneros trabajaron de manera forzosa y en condiciones extremas en la construcción de la carretera que une los valles del Roncal y Salazar en el Pirineo navarro; sus familias han presentado la primera querella por trabajos forzados en la dictadura.

Con los ojos llorosos, Agurtzane rememora el tiempo que tardó su padre, Rafael Gorroño, en contarle que fue un trabajador esclavo del franquismo. Fue cuando ella ya era adulta en un viaje que ya habían realizado anteriormente a Roncal (Navarra). Pero esa vez, él le pidió si podían acercarse a Vidángoz, localidad situada en pleno Pirineo navarro a unos 11 kilómetros de Roncal. “Ahí nos empezó a contar que estuvo de prisionero construyendo una carretera”. La historia de Rafael es la de miles de prisioneros del franquismo que fueron utilizados como mano de obra esclava para construir infraestructuras por toda España en condiciones extremas y de explotación. El 20 de octubre una docena de familias han presentado la primera querella por trabajos forzados durante la dictadura.

Unos 15.000 prisioneros trabajaron durante los primeros años de la dictadura franquista en la fortificación de la frontera con Francia con la construcción de cuatro carreteras, así como estructuras defensivas como búnkeres que se colocaron a lo largo de toda la muga. Para ello se utilizaron a prisioneros del bando republicano que se encontraban en campos de concentración y que fueron organizados en batallones. La gran mayoría de ellos eran los conocidos como “desafectos”, personas que no apoyaban el nuevo régimen de Franco, pero que no tenían imputaciones por delitos graves en contra del régimen y, que sin ser juzgadas, fueron utilizadas para estas tareas que se prolongaban durante años, tal y como cuenta el historiador y profesor de la Universidad Pública de Navarra Fernando Mendiola, quien es a su vez coautor, junto con la también historiadora Edurne Beaumont, del libro ‘Esclavos del franquismo en el Pirineo’, donde profundiza en la historia de los batallones de trabajadores esclavos durante la dictadura en Navarra.

https://www.eldiario.es/navarra/trabajadores-esclavos-franquismo-pirineo-navarro-iban-secando-morian_1_10615950.html

Foto. Altar fascista en Mingorrubio.

-La ARMH exige que el Estado deje de pagar la tumba de Franco, convertida en lugar de exaltación fascista.

El mausoleo del dictador, hoy espacio de peregrinación ultra, cuesta al erario público 10.000 euros anuales.

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), pionera en el movimiento por la exhumación de los cuerpos de represaliados por el franquismo ubicados en fosas comunes, ha exigido este martes al ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Félix Bolaños, que la ciudadanía española —lo que incluye a las víctimas de la dictadura y sus descendientes— deje de sufragar la tumba de Francisco Franco en el cementerio municipal de Mingorrubio (El Pardo, Madrid).

El espacio, un panteón propiedad de Patrimonio del Estado, cuesta al erario público 829,46 euros al mes. Son en total casi 10.000 euros al año que se van principalmente en la seguridad privada que Patrimonio tiene contratada al respecto —8.569 euros anuales—, además de en gestiones de administración del mausoleo —222 euros anuales— y limpieza —430 euros anuales—.

https://www.elsaltodiario.com/memoria-historica/armh-exige-estado-pagar-tumba-franco-exaltacion-fascista

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