Crimen falangista horrendo, en el Cortijo El Aguaucho, Sevilla / ‘Sacar a la Luz. La Memoria de las rapadas’ / Retratistas de la guerra: Santos Yubero el traidor vs Agustí Centelles el proscrito.

Fotos de las 5 asesinadas.

Memoria histórica imprescindible:

-Cortijo El Aguaucho, Sevilla: el crimen más sádico de los franquistas.

Se han llevado “a las más nuevas”, dicen en el pueblo. Los franquistas han violado a las “niñas”. Luego les pegan “cuatro tiros” y arrojan sus cuerpos inertes a un pozo. Ebrios de muerte, los asesinos rompen el silencio de la madrugada regresando con sostenes y bragas ensartados en la punta de los fusiles. “Esta noche hemos tenido carne fresca”, gritan.

El terrorífico relato corresponde al caso de las mujeres de El Aguaucho. Varias jóvenes de Fuentes de Andalucía (Sevilla) que fueron vejadas y ejecutadas por golpistas durante la guerra civil. Ocurrió en agosto de 1936.

María Jesús, Coral, Josefa, María y Joaquina fueron asesinadas en la finca del Aguacho hace 87 años. La escuadra de falangistas que perpetró sus muertes paseó su ropa interior en la punta de sus fusiles por todo el pueblo de Fuentes de Andalucía (Sevilla) después de obligarlas a prepararles una comida y violarlas.

*“Se llevaron a las más jóvenes y a las más nuevas”

Los más viejos de Fuentes siempre decían la misma frase del Aguaucho. “Se llevaron a las más jóvenes y a las más nuevas”. Fuentes de Andalucía fue uno de los pueblos donde el golpe militar triunfó de forma inmediata. Sin existir resistencia alguna, no se efectuaron disparos más que al aire por parte de la Guardia Civil. En la mañana del día 19 de julio, la mayoría de los fontaniegos destacados de izquierda fueron apresados por los golpistas.

Las cifras oficiales destacan que la represión organizada en Fuentes dejó en fosas comunes 116 cadáveres entre el 24 de julio y el 29 de septiembre de aquel año. En el Registro Civil figuran 103 fallecimientos (25 mujeres y 78 hombres), y en todos aparece como causa común “la Guerra”, a pesar de la ausencia de conflicto. La alta población femenina fusilada en el pueblo lo señala como uno de los municipios donde las mujeres sufrieron con mayor crudeza la represión.

Mujeres rapadas y teniendo que hacer el saludo fascista.

-Una de las miles de rapadas.

Allí donde llegaban, imponían el terror. M.T.L. de 20 años, fue sacada de su casa en la localidad de Casteldeferro, Granada, pare ser rapada y vejada.

Las autoridades falangistas, y para mayor escarnio, le obligaron a barrer todas las calles del pueblo, para que todos pudieran verla. A su marido lo habían encarcelado ese mismo 1939. Y a su hermano, que murió en la cárcel.

*Documental: El silencio de las mujeres violadas y rapadas durante el franquismo.

Un documental realizado por tres directoras recoge el testimonio oral de más de un centenar de casos de humillación pública.

Sacar a la Luz. La Memoria de las rapadas’ les permite verbalizar con toda la crudeza las vejaciones a las que fueron sometidas.

https://www.rtve.es/noticias/20211117/silencio-mujeres-violadas-rapadas-durante-franquismo/2226500.shtml

Foto de Yubero, besamano de Franco.

-Martín Santos Yubero, el retratista traidor.

Santos Yubero, el fotógrafo canalla, castizo y cautivador: Indalecio Prieto lo sacó de la cárcel, Carmen Polo lo adoró.

Un manolo de pro que no se perdía ni una jarana y que conoce hasta el apuntador. El fotógrafo Martín Santos Yubero (1903-1994) aglutinaba todos los clichés del madrileño. Por origen y por carácter. Reportero laudable, estaba donde había que estar -épica cansina de la profesión- y no disparaba a vista de pájaro. Por eso, y porque alcanzó 90 años, atesoró medio siglo de historia de la ciudad, con un archivo documental soberbio -medio millón de capturas desde los años 20 hasta 1974-.

Pero su intrahistoria dice que los reporteros gráficos que retrataron y arengaron a las tropas republicanas con sus fotos en la prensa, con la caída de la República y los años de plomo y sangre, solo tuvieron dos opciones, exiliarse con los republicanos, como Agustí Centelles*, o chaquetear, camuflarse de nuevos ropajes y amigos y acabar con carnet oficial de prensa del régimen fascista. Fue reingresado al diario Ya el mismo día de la caída de Madrid, el 28 de marzo de 1939. Para el 19 de mayo, ya tenía pase especial de prensa emitido por el general fascista Saliquet, y anduvo entre las tribunas en el desfile de la Victoria.

El Martín Santos que corrió libre y con apoyo en los campos republicanos, se convirtió en el fotógrafo oficial del nuevo régimen fascista. Del besamanos de Franco, de las fiestas con los alemanes nazis o sus tropas desfilando por Cibeles, medio millón de fotos, permitidas por la traición a la República.

Foto. Agustí Centelles.

*Agustí Centelles

Fotógrafo republicano, cuando recibió órdenes en 1939 de evacuar de Barcelona a Gerona los archivos fotográficos del ejército, Centelles, simultáneamente, empaquetó su archivo particular. En una maleta gigante colocó una cámara Leica, un rudimentario equipo de revelado y 4000 negativos de 35 mm sobre la Guerra Civil, y principalmente de la sublevación en Barcelona y del frente de Aragón. Las tropas franquistas requisaron el resto de los negativos que aún se encontraban en su domicilio y todo el material fotográfico requisado en el domicilio familiar desapareció, «las fotografías perdidas de Centelles podían ser más de 3.000 imágenes».

De Gerona pasó a Figueras. Los treinta últimos kilómetros hacia el exilio francés los hizo a pie, atravesando por la noche los Pirineos nevados. Como miles de refugiados fue internado en un campo de concentración, primero en el de Argelès-sur-Mer y después en el de Bram, cercano a Carcasona. Allí, con otro fotógrafo de Barcelona, Salvador Pujol, y gracias a que poseía un carné de periodista expedido por las autoridades francesas, montó una pequeña cámara oscura clandestina, que montaban y desmontaban cada noche. Hicieron las fotografías que después demostrarían las condiciones en las que malvivieron los refugiados.

En septiembre de 1939 Centelles consiguió permiso para salir del campo e ir a cosechar uva cerca de Carcasona. Poco después fue autorizado a trabajar en un estudio de fotografía de esta localidad y el permiso se convirtió en definitivo. En 1942 entró a formar parte de una organización clandestina compuesta principalmente por republicanos españoles y se encargó de la provisión de carnés de identificación para la resistencia. La maleta de sus negativos la escondió en el estudio de fotografía.

A comienzos de 1944 algunos de los miembros del grupo de la resistencia fueron detenidos y la Gestapo localizó el laboratorio clandestino que usaba Centelles, por lo que la organización lo desmanteló y evacuó al fotógrafo a Andorra. Antes de marchar, Centelles empaquetó cuidadosamente su archivo de fotos de la Guerra Civil. Colocó los (4000) negativos en unas cajas de cartón y después en una de madera que confió a una pareja de campesinos de Carcasona. Hizo esto porque entendía que no podía volver a su país con un material que, de ser requisado, podía comprometer a las personas que aparecían en las fotografías ante las autoridades franquistas. Tras ello, regresó a Cataluña, entrando por la frontera andorrana, y se instaló en Reus en donde residió de forma clandestina durante dos años. En 1946 regresó a Barcelona y se presentó ante las autoridades. Fue juzgado y quedó en libertad condicional. No pudo trabajar más de reportero gráfico por ser considerado enemigo del régimen de Franco.

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