Muro de solidaridad y denuncias:
–Campaña de pintadas en solidaridad con los presos políticos y por la amnistía. En A Coruña.
-Pintada: “Presó per a banquers, polítics i explotadors. Llibertat Pablo Hasél! Amnistía total!”.
–En entrevista para teleSUR el rapero catalán Pablo Hasél analizó la actual situación en Venezuela y la cobertura informativa de los grandes medios sobre la coyuntura política, marcada entre otros aspectos por la censura a la libertad de expresión.
25 febrero. 5,30 minutos.
https://www.youtube.com/watch?v=4q7rBAX_aKo&app=desktop
–Pancarta en Lleida. “Fora imperialistes de Venezuela! Voem un genocidi per petroli, or i coltán”.
–Hoja de la célula antifascista Ramón Mercader:
Comparando los años de cárcel por una pelea de bar en Altsasu, con las condenas por Terrorismo de Estado por los GAL, se entiende como ríen los galosos a la puerta de la cárcel… en pocos meses estaban todos en la calle.
–Información de las luchas en prisión
Fanzine ‘Desde Dentro’ la voz de lxs presxs, n.º 12
48 páginas. Febrero 2019
Descarga:
https://desdedentro.noblogs.org/post/2019/02/25/fanzine-desde-dentro-no-12/
–Opinión:
«Sigue la represión policial contra los informadores alternativos. Insultos policiales a periodistas que cubren el juicio al procés, negar su trabajo a fotógrafos o informadores en desahucios, desalojos, conflictos obreros y movilizaciones populares. Lo solemos repetir, de la policía… ¿quién te protege a ti?».
–Campaña de pintadas en Vallekas contra las casas de apuestas y las salas de juego.
–No olvidar. Muerto en manos de la Ertzaintza
Juan Calvo Azabal tenía 42 años y sufría esquizofrenia. El 19 de agosto de 1993 robó un taxi en su ciudad, Bilbao, siendo seguido por un helicóptero de la Ertzaintza hasta ser detenido en la provincia de Araba. Trasladado a Arkaute, la central de la zipayada, al día siguiente murió en más que extrañas circunstancias.
La versión oficial narraba un desvanecimiento por un ataque de nervios tras autolesionarse y «agredir a los Ertzainas que intentaban ayudarle», pero HB, Gestoras y agrupaciones contra la tortura, iban a dudar muy mucho de ese cuento y se tuvo que recurrir a un comodín… igual era alérgico al spray paralizante que admitieron haber usado. De las 22 contusiones, 35 marcas de porra, hematomas en testículos, heridas en la cabeza… se pasó por alto… se las hizo él.
El inspector J.I.C.C. fue condenado a 6 años por imprudencia en un juzgado alavés, aunque el Supremo se lo redujo a un año y no entró en prisión. Otros 5 agentes, condenados también a un año, libraron el marrón, como un séptimo zipi, condenado a 10 días de arresto.
De: Eder Mitxelena Foronda