Saludos!
Gracias por hablarme de las cosas que se van haciendo fuera, también la gente de Vigo me ha contado, un poco por encima, qué tal discurrió esa jornada por la Amnistía que se organizó en Madrid. Comentan que tanto en el aspecto cuantitativo como en el cualitativo resultó provechosa. Por la buena asistencia y el perfil de la misma… “mucha gente joven, mucha gente joven”. Y porque se empieza a producir cierta confluencia entre la vanguardia del movimiento de solidaridad antifascista y algunas de esas organizaciones y plataformas que en los últimos años se han ido estructurando en torno a la denuncia de casos concretos de represión política de esos sectores intermedios del movimiento hacia los que el régimen ha empezado a dirigir, también, toda la contundencia de su “Estado de derecho”.
Por eso no me extrañó en absoluto encontrarme en los días siguientes con la noticia de que la policía había desarrollado la enésima razzia indiscriminada por “apología” en las redes sociales. “Operación Araña no sé cuántos” la llamaron. Con lo “bien” que les salió lo de los “titiriteros”, para qué cambiar de estrategia. Lo de éstos sí que es piñón fijo, llama la atención que incluso los palmeros que tienen a sueldo en las tertulias televisivas de perfil menos ultra empiezan a poner el foco en que en los últimos años las detenciones por “apología” se han incrementado exponencialmente, frente a los menos numerosos casos que se producían antes de que ETA abandonase la lucha armada. En su caso es puro paripé demagógico, pero evidencia que es una denuncia que de algún modo “flota en el ambiente” y de la que tienen que hacerse eco quienes asumen el papel de “progres” si quieren conservar cierta influencia entre los sectores a los que buscan embaucar.
En cuanto al esperpento post electoral, que por momentos recuerda al día de la marmota, por cuanto llevamos meses amaneciendo cada día con la misma monserga, pocas dudas debería haber de que es consecuencia de la crisis política del régimen que ha terminado por trasladarse a sus instituciones después de que se les acabase la bicoca del rodillo de la mayoría absoluta del PP que les permitía -sin apariencia- mantenerlas al margen de las mismas.
Más allá de las luchas por las cuotas de poder personal -que sin duda existen, y por extensión de los roces entre los distintos sectores económicos, sabedores de que tener a sus propios representantes al frente del gobierno redunda directamente en su particular cuenta de resultados- al principio interpretaba que existía un componente de pugna dentro del propio Estado sobre el modo de encarar la actual situación; o bien profundizando aún más en el famoso regreso a los orígenes o abordar una nueva etapa política vía reforma 2.0 para tratar de conservar su base social y reconstruir los puentes con la burguesía catalana. Parecía significativo que en pleno proceso de “consultas” sobre la formación de gobierno las estructuras del Estado -Guardia Civil y Audiencia Nacional- se lanzasen a degüello a por el PP, “desarticulando” su sección valenciana e insuflando nuevos bríos a los procesos ya abiertos que tienen en “stand-by”. Cuatro años más de Rajoy y sus muchachos, así, a pelo, a buen seguro volverían a enardecer los ánimos de aquellos que han sido reconducidos al redil electoral-institucional con la inestimable labor de Podemos y compañía.
Es sabido que quienes asumen el rol de “izquierdas” dentro de ese sainete parapolítico a la postre están mejor posicionados para poder llevar adelante políticas mucho más restrictivas y regresivas que la propia “derecha”, a la que el personal enseguida le ve la patita, a poco que se libere de sus “complejos”.
Pero visto el modo en el que el régimen ha quemado la baza del cambio, pinchando la burbuja de la ilusión reformista que había inflado con Podemos, queda claro que no contemplan otro escenario que no sea el de un gobierno encabezado por el PP, aunque a corto plazo encienden los ánimos de las clases populares por encima de sus posibilidades.
Desde luego lo están poniendo a huevo para desenmascarar el discurso de que “sí se puede” lograr una transformación social por la vía electoral-institucional. De ir a otras elecciones a ver cuánta gente secunda de nuevo la farsa, y en especial los que prestaron oídos a los cantos de sirena de Iglesias y compañía. Una vez más se confirma la alergia que tiene el régimen a cualquier cosa que recuerde ligeramente a derechos democrático-populares, siquiera representados de forma caricaturesca sin ningún contenido real. Incluso a todo un ex-Jemad lo acusan de traidor por quitarse la corbata. Que no me quejo ¿eh?. Incluso en el pacificado frente del norte amenazan nubarrones, dado el poco margen de maniobra que le ofrecen al sector liquidacionista.