
África. Esclavizada, colonizada, esquilmada y resistente.
Agenda
La Colonización
-I de II-

El rápido desarrollo industrial en Europa y su creciente expansión económica, acentuó la necesidad de disponer de más materias primas. El abundante descubrimiento de estas en los territorios africanos, al tiempo de disponer de la mano de obra necesaria sin necesidad de transportarla, una suerte de esclavitud in situ, inició la carrera por la colonización del interior del continente y finalmente del reparto de la casi totalidad de África entre las potencias europeas del momento. Por ello, y no por razones humanitarias, a principios del s. XIX surgieron las primeras leyes contra el tráfico de esclavos, pese a lo cual la esclavitud perduró de múltiples formas hasta finales de ese siglo a uno y otro lado del Atlántico.
Por espacio de más de trescientos años la presencia europea en África había quedado limitada a las zonas costeras. Los intentos de penetrar hacia el interior eran impedidos por las dificultades en las vías de acceso, los estragos de la malaria entre los invasores y la resistencia de las poblaciones locales. Adueñarse del control de las rutas del comercio interior fue posible solo en el último cuarto del siglo XIX, merced a la posesión de barcos de vapor capaces de navegar por los ríos y a la superioridad de las armas, así como del empleo de la recién descubierta quinina para combatir la malaria o el paludismo.
La penetración europea, tanto comercial como armada, utilizó la instigación y creación de conflictos de todo tipo, imponiendo variados sistemas de dominación y subordinación. Como forma de dominio emplearon una mezcla de ocupación militar, imposición de sistemas de tributación coercitivos, confiscación de tierras y obligación de proporcionar fuerza de trabajo para construir infraestructuras y en la producción agrícola para la exportación.
Cada potencia colonial impuso estructuras administrativas de su elección, según la naturaleza de las sociedades que se querían someter, realizando divisiones territoriales sin respetar etnias y tribus, a las que arbitrariamente se les asignaron nombres y subordinaciones jerárquicas ordenadas según la voluntad y el interés colonial. Hasta los conocimientos que les proporcionaba la antropología sobre las sociedades africanas fueron empleados para manipular sus creencias animistas, mitos y supersticiones. Esta división administrativa y política impuesta por los colonialistas europeos creó un África hasta entonces inexistente, moldeada para ser sometida a su total dominación.
La voracidad sin freno entre las potencias colonizadoras que competían entre si acabaron imponiendo en sus territorios impuestos aduaneros a sus rivales. A fin de tratar de poner cierto orden en esa rapiña … /…
Continúa el domingo 9 de febrero.
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