Movimientos sociales de Barcelona: Otro topo policial descubierto. El policía nacional DHP, se infiltró durante 3 años para espiar el activismo catalán, instrumentalizando relaciones.

Fotos. DHP, policía y topo en colectivos.

Guerra sucia:

-‘Dani’, segundo topo policial del Estado para espiar el activismo catalán, descubierto.

Un agente del Cuerpo Nacional de Policía español se ha infiltrado durante tres años en los movimientos sociales de Barcelona.

Se incorporó al centro social La Cinétika en el año 2020 y estableció relaciones sexoafectivas instrumentales con mujeres que le facilitaban participar en asambleas, jornadas y manifestaciones.

El 2 de junio de 2020, un agente del Cuerpo Nacional de Policía español (CNP) iniciaba su infiltración en la izquierda independentista y en el movimiento por la vivienda bajo la identidad falsa de Marc Hernàndez Pon. Siete meses después de publicarlo en este medio, hemos certificado que no estaba solo. En paralelo, un joven mallorquín que se hacía llamar Daniel Hernàndez Pons aterrizaba en el barrio de Sant Andreu de Palomar de Barcelona. Tras una larga y minuciosa investigación la Directa ha podido confirmar que estamos ante una operación de introducción de múltiples espías en el activismo, bajo la batuta jerárquica del ministro del Interior español Fernando Grande-Marlaska.

Cabe recordar que según el marco legal actual, este tipo de infiltraciones sólo pueden llevarse a cabo amparadas en una orden judicial, en supuestos de terrorismo, crimen organizado y tráfico de estupefacientes.

A inicios de junio de 2020, este segundo infiltrado, que entonces tenía 31 años, se presentaba por primera vez en el gimnasio del centro social okupado La Cinètika, en el paseo de Fabra i Puig de Barcelona. «Decía que había encontrado la dirección por internet mientras buscaba un lugar económico donde entrenar», recuerda una activista del espacio. Su rápida implicación en la vida de barrio y en el movimiento libertario, así como la camaleónica adaptación estética a la que se sometió de manera progresiva, hicieron que se ganara la confianza de todos. Una enorme estrella del caos –símbolo que se relaciona con el anarquismo– tatuada en la rodilla, pendientes de anilla, cabello peinado en cresta y camisetas con mensajes antifascistas y contra la policía cumplieron su propósito. De tanto en tanto, en tono de broma, le recordaban que cuando había llegado ciertas personas habían desconfiado de él porque se sabía poco de su pasado en Palma.

La Directa ha podido confirmar la identidad real que se esconde detrás de Daniel Hernández Pons. Se trata de un agente del Cuerpo Nacional de Policía español con las iniciales D. H. P., que coinciden con las de la identidad falsa. Dos de los métodos de obtención de su identidad real han sido posibles por los errores cometidos por el infiltrado, que han permitido acceder a datos en abierto sobre su pasado y su presente. El tercero es una prueba pericial fisonómica que compara fotografías de su paso por la escuela de policía de Ávila en el bienio 2018-2019 y de su galería de imágenes como activista en Barcelona. «Se puede concluir sin ningún género de dudas que las fotografías corresponden a una única y misma persona», rubrica el informe del perito tras analizar más de una veintena de rasgos faciales y craneométricos del individuo.

El topo policial, caracterizado de ‘izquierdas’.

A mediados de otoño de 2020 la infiltración de este segundo espía policial se había consolidado. ‘Dani’, graduado el 24 de junio de 2019 como funcionario de policía –etapa a la que corresponde la fotografía que ilustra la portada de esta publicación– y que fue enviado en misión secreta a Barcelona, a los ojos de todos ya era un nuevo vecino y un activista más del barrio. Desde el piso donde se había instalado, un sobreático de la calle de la Flor de Neu –junto a la avenida de la Meridiana–, se desplazaba a pie dos o tres veces por semana hasta la plaza de las Palmeras, donde se añadía a la gente que tomaba una cerveza mientras conversaba sentada en los bancos hasta bien pasada la medianoche. En una de esas veladas, cuando ya se había decretado el toque de queda nocturno derivado de la pandemia, el falso activista se encaró con un agente de la Guardia Urbana para reprocharle que lo quisiera identificar para sancionarlo.

El policía infiltrado, que se definía como anarquista, estableció un círculo de amistades con quien se movía por el barrio y se desplazaba en grupo por toda la ciudad. Habitual en fiestas, conciertos y actividades nocturnas, se le veía a menudo bebiendo alcohol y en múltiples ocasiones habría consumido sustancias estupefacientes, tal y como han explicado a la Directa testigos presenciales. Numerosas comunicaciones vía mensajería móvil entre el policía infiltrado y activistas del barrio así lo avalan. «Me siento instrumentalizado, es un abuso de poder para coaccionar la libertad de todos nosotros. Estas son las herramientas que utiliza el Estado, esa es nuestra democracia», remacha Manu –seudónimo–, uno de los vecinos del barrio con quien también había establecido una estrecha amistad.

El agente encubierto consiguió el acceso a viviendas, centros sociales o ateneos –en algún caso llegando a tener copia de las llaves–, en gran medida, mediante las relaciones sexoafectivas que estableció en entornos festivos y a través de la aplicación de citas OkCupid. Ocho mujeres entrevistadas por la Directa han intimado con el falso activista durante los últimos tres años, dos de ellas estableciendo con él una relación de pareja.

Activo en las manifestaciones contra el encarcelamiento de Pablo Hasél en febrero de 2021, fue uno de los manifestantes encapsulados por los Mossos d’Esquadra en la calle Gran de Gràcia durante la protesta del día 21. También estuvo presente en al menos cuatro desahucios, en uno de los cuales se encaró con un pelotón de la empresa de desalojos extrajudiciales Desokupa. En otra ocasión, el 7 de abril de 2021, participó en la resistencia a una intervención de los Mossos d’Esquadra en la calle Llenguadoc y se cogió de los brazos con otros activistas en la puerta del inmueble después de que llegara la comitiva judicial. Fue sancionado por los antidisturbios de la Brigada Móvil con una multa de 600 euros, en aplicación de la ley mordaza.

No presentó recurso a la sanción administrativa y, según explicó en su entorno, no la pagó. En su amplia agenda de ocio alternativo no faltaron las fiestas mayores de la Prosperidad, el Poble-sec, Gràcia y Sants, así como acontecimientos en los espacios autogestionados y comunitarios Can Masdeu, Can Batlló, Kasa de la Muntanya, el Ateneo la Armonía y La Comunal (Barcelona), y la Lokomotiva (L’Hospitalet de Llobregat). Y, como mínimo, también estuvo presente en uno de los cortes de la plataforma Meridiana Resiste y en una manifestación contra la amenaza de desalojo de la antigua Escuela Massana del Raval.

Foto. DHP con una amiga, que no sabía nada.

*Espías policiales con los mismos apellidos

La hasta entonces exitosa infiltración de Dani saltó por los aires el 7 de junio de 2022, cuando la Directa destapó el caso del primer infiltrado, Marc Hernàndez Pon. Se da la circunstancia de que Marc –que en su filiación real responde a las iniciales I. J. E. G.– cuando hacía pagos a través de Bizum aparecía con una letra al final del segundo apellido, es decir, Hernández Pons, exactamente los mismos apellidos que Dani. Según ha podido confirmar la Directa mediante pruebas documentales, en el DNI falso del infiltrado de Sant Andreu de Palomar con la secuencia alfanumérica 42394056L consta la identidad Daniel Hernàndez Pons. ¿El espionaje español había creado una falsa pareja de hermanos? Un estratagema arriesgado en caso de que cualquiera de los dos fuera cazado, tal y como ha pasado.

En el segundo caso, a diferencia del primer infiltrado, una de las informaciones de su vida que ha propagado a lo largo de los tres años de estancia en Barcelona no era inventada: es originario de la isla de Mallorca.

Durante todo el periodo de infiltración, ha mantenido una doble vida que le obligaba a buscar excusas para sus ausencias. Muchas mañanas trabajaba como ayudante de un instalador autónomo de aire acondicionado –aseguraba–, y desaparecía durante unos días siempre con la coartada de visitar a su familia en Palma o de ir a ver a un amigo a Tarragona. Entre el 4 y el 9 de septiembre de 2022 habría hecho un viaje a Bruselas con sus «amigos» de Mallorca, del que quedó constancia mediante un selfie donde aparece solo y que envió por WhatsApp a su círculo activista más próximo de Sant Andreu de Palomar.

El Ministerio del Interior español aseguró durante el verano de 2022 que las actividades de infiltración denunciadas por la izquierda independentista y Òmnium por la vía judicial «ya habían cesado». Esta fue una de las razones esgrimidas por la Audiencia Nacional española para no iniciar ninguna investigación en relación con Marc Hernàndez, pero el caso de Daniel Hernàndez Pons lo desmiente. El espía continuaba en activo el día 29 de enero de 2023, en el momento de cerrar la edición de este reportaje, tanto en sus cuentas de Instagram @cow_tard y @tosabi.xd como en WhatsApp y Telegram. Sin embargo, desde finales de octubre no se encuentra presencialmente en Barcelona porque, supuestamente, habría ido a hacer la recogida de la aceituna en Granada y, después, habría conseguido un trabajo «muy bien remunerado» en Palma. Las últimas comunicaciones con activistas se produjeron vía mensaje de móvil. «Yo trabajando a saco y preparándome para marchar a Dinamarca!!! Trabajaré allí todo este verano, me hace una ilusión que no veas», decía el 21 de enero. Posteriormente, el 28 de enero, explicó con un audio, que acompañaba con una fotografía hecha desde una gasolinera, que estaba haciendo una ruta en moto. Según ha podido comprobar la Directa, la imagen corresponde a un polígono industrial de Quart de Poblet (L’Horta), junto a la autovía que une Valencia con Madrid.

Cronología de la infiltración policial.

https://directa.cat/dani-el-segon-talp-destat-per-espiar-lactivisme/

Un comentario sobre “Movimientos sociales de Barcelona: Otro topo policial descubierto. El policía nacional DHP, se infiltró durante 3 años para espiar el activismo catalán, instrumentalizando relaciones.

  1. Lector Contestar

    Publicación en Argia: El policía también estuvo de topo en Vitoria. Fue en los Encuentros Libertarios que se celebraron en el barrio ocupado de Errekaleor del 16 al 19 de septiembre de 2021, en nombre de La Cinétika, junto a miembros de otros colectivos del Estado español. «Antes de acudir a las jornadas de Errekaleor se apuntó en el último momento, aunque íbamos a presentar una guía contra las agresiones en la que él no participó», señalan posteriormente miembros de La Cinétika.

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