Mujeres luchadoras y sabias. Flora Tristán. Francia. Siglo XIX. Primera mujer en hablar del socialismo y de la lucha de los proletarios.

Retrato de Flora Tristán.

Mujeres luchadoras y sabias

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Flora Tristán

Francia 1803 – 1844

A pesar de pasar su primera infancia en un ambiente de lujo –su padre era un coronel peruano miembro de la Armada Española– al morir este y no haberla reconocido legalmente, dejó en la miseria a ella y a su madre que regresó a Francia, su país natal. Tristán comenzó a trabajar como obrera litógrafa y con apenas 17 años se casó con André Chazal, el dueño del taller, del que acabó separándose, huyendo con sus dos hijos, a causa de los malos tratos del marido. Su doble condición de hija natural y esposa separada la redujo a la marginal condición de paria, como le gustaba autodenominarse.

Viajó a Perú en 1832 con la intención de reclamar ayuda económica a la familia de su padre, que finalmente accedió a pasarle una pensión mensual.

De regreso a Francia, emprendió una campaña a favor de la emancipación de la mujer, los derechos de los trabajadores y en contra de la pena de muerte. Ya había conseguido la separación legal de su marido y la custodia de sus hijos, sin embargo, Chazal, enfurecido e impotente, intentó asesinarla, disparándole en la calle y dejándola malherida.

Tristán publicó en 1840 un coherente programa socialista en L’Union Ouvrière en el que clamaba por la necesidad de los trabajadores de organizarse. Se convirtió así en la primera mujer en hablar del socialismo y de la lucha de los proletarios. Karl Marx le reconoció su carácter de “precursora de altos ideales nobles”.

Murió a los 41 años, víctima del tifus, mientras se hallaba en plena gira en el interior de Francia promoviendo sus revolucionarias ideas.

Flora Tristán:

“La ley que esclaviza a la mujer y la priva de instrucción, os oprime también a vosotros, hombres proletarios. (…) En nombre de vuestro propio interés, hombres, en nombre de vuestra mejora, la vuestra, hombres; en fin, en nombre del bienestar universal de todos y de todas os comprometo a reclamar los derechos para la mujer.”

Friedrich Engels:

La monogamia nació de la concentración de grandes riquezas en las mismas manos –las del hombre– y del deseo de transmitir esas riquezas por herencia a los hijos de este hombre, excluyendo a los de cualquier otro. Para eso era necesario la monogamia de la mujer, pero no la del hombre; tanto es así, que la monogamia de la primera no ha sido el menor óbice para la poligamia descarada u oculta del segundo…

Inessa Armand:

Si la liberación de la mujer es impensable sin el comunismo, el comunismo es también impensable sin la liberación de la mujer.

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