Carta de Pablo Hasél desde Ponent: «No hay tanqueta policial ni circo de las Colau, Díaz y compañía que pueda tapar el panorama que han dejado que forzará a muchas personas a luchar por mera supervivencia».

Foto. Pablo en los locutorios de prisión.

Cartas desde prisión:

Pablo Rivadulla Duró

Ponent 25/11/21

Hola… siento no haber escrito antes pero no doy abasto con tanto correo pendiente y eso que priorizo. A esa tarea se le ha sumado que pasé un poemario mío escrito aquí a limpio, la escritura de artículos, la lectura… eso lo ligo a que mi biografía tendrá que esperar un poco más, no por faltar a mi palabra sino porque contestar determinadas cartas o escribir X artículos ahora mismo tiene más utilidad o urgencia. De verdad que no escurro el bulto, sería incapaz de tomarte el pelo y menos con algo así pero contestar tantísimas cartas aclarando confusión, animando a luchar, etc., ya sabes que es uno de los mejores aportes que se pueden hacer desde aquí. Ahora recibo mucho menos correo como es lógico, pero aún contesto cartas de hace meses en los que había días que recibía incluso más de diez.

Muy interesante lo que me envías, gracias. Conocía los poemas y el de Benedetti me gusta especialmente, aquí probablemente acabaría en la AN. Si ves más cosas sobre luchas especialmente en Latinoamérica envíame, por favor. O en cualquier lugar del mundo, claro.

En cuanto a la mani de Madrid coincido con lo que comentas, sobre todo por el terror policial que allí es más intenso aún y porque dadas las dimensiones de la urbe o tienes muy claro que hay que ir o no vas. Eso no quita que con la que está cayendo sea triste que haya un nivel de conciencia tan escaso. De todas formas si el trabajo previo está bien hecho, precisamente se contribuye a elevarlo aunque no cristalice tan a corto plazo con una mayor asistencia.

(…/…) Ayer escuchaba reconocer al economista del PP Daniel Lacalle –eso sí, tras criminalizar los métodos de lucha de los astilleros- que “el nivel de paro en la zona, en otros países sería de revolución”. También en otra tertulia de la TV catalana, veía al presentador atónito ante todas las llamadas que entraban de espectadores maldiciendo a los políticos del régimen con rabia, denunciando que van contra nuestros intereses o diciendo que las calles han de arder como en Cádiz porque esto es insoportable. Ni siquiera estos manipuladores profesionales pueden ocultar el hartazgo cada día más generalizado. Mientras, los esbirros de la oligarquía de UP cuyas políticas han aumentado aún más la miseria, ponen el acento en la tanqueta utilizada para reprimir a los astilleros como si el disparo de bolas de goma, los porrazos o sus intimidaciones vulnerando derechos de huelga y de manifestación fueran cosa menor. Estos farsantes son expertos en desviar la atención y pretenden que olvidemos que están en el Gobierno y por tanto no solo el PSOE es responsable.

Pero no hay tanqueta ni circo de las Colau, Díaz y compañía que pueda tapar el panorama que han dejado que forzará a muchas personas a luchar por mera supervivencia. A la brutal subida de la luz se suman la de los alimentos y la de la gasolina. Necesidades básicas que afectan seriamente al día a día de la inmensa mayoría. Por ello ese cabreo se traduce en una mayor receptividad respecto a nuestras propuestas. La agudización de las condiciones objetivas facilita su comprensión si, como decía Nacho Varela en una carta reciente: “Encontramos el modo de conectar con la gente, consiguiendo hacerles llegar nuestra línea política de un modo que resulte accesible”. Desde luego no nos faltan argumentos para elevar la conciencia y aprovechar semejante hartazgo para ganar mucha influencia y organización.

Desgraciadamente CCOO y UGT aún mantienen bastante influencia en los conflictos laborales que van e irán aumentando. Con los astilleros se ha vuelto a comprobar cómo tratan de frenar la combatividad llegando incluso a condenarla y cómo quieren pactar limosna insultante, pero en estos hay sectores más combativos que escapan a su control. Sin embargo en otros lugares no ocurre lo mismo y logran frenar el desarrollo de muchas luchas. La denuncia de su papel es fundamental para impulsar la organización independiente que permita hacer freno a las agresiones de su sobreexplotación. Precisamente la rabia que se generaliza abre el camino en esa dirección porque la sumisión bien pagada de sus sindicatos y partiduchos no tiene nada digno que ofrecer.

En cuanto a la cuestión nacional en Catalunya, la imposición de un 25% de las clases en castellano está caldeando más el ambiente y pone de relieve que las provocaciones del fascismo no van a cesar. Esta es su “concordia” y la patética y repugnante claudicación de los processistes solo les allana la opresión. ERC ha dado aún más estabilidad al régimen aprobando los presupuestos del Gobierno (tras ayudarles a calmar las calles) a cambio de más audiovisuales en catalán y el Estado se cobra la limosna con un tanto por ciento mucho más elevado de clases en castellano.

¿Pueden ser más pardillos y estafadores? Lo positivo es que van a tener mucho más difícil que se trague con su colaboracionismo. No olvidemos que este tipo de agresiones son las que contribuyeron notablemente a aumentar tanto el independentismo en pocos años haciendo posible la desobediencia masiva del 1-Oct. En Catalunya aún quedan muchas brasas de fuegos recientes y la leña que echa el Estado avivará las llamas. La condena de prisión contra Adriá Sas también recuerda que no se puede permitir que desde el Parlament y el Congreso los processistes sigan vendiendo humo para frenar la confrontación en las calle.

Un fuerte abrazo de esperanza roja.

Mural Pablo Llibertat.

P.D.:

No puedo tener Tablet ni ordenador, hay uno en la biblioteca pero solo se puede utilizar para pasar música de la que hay aquí y anda siempre muy frecuentado, así que por ahí podría leer muy poco.

Aquí hay días que siguen llegando los termos de café del desayuno con cucarachas flotando. Por esto y tanto más, leer a la consellera de Justicia decir que “no se puede olvidar a la población reclusa” ya te puedes imaginar lo que me provoca.

Pablo Hasél.

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