Hace 40 y 37 años la policía mató a los guerrilleros Enrique Cerdán Calixto y Juanini García Rueda.

Foto. Enrique Cerdán Calixto.

40 y 37 aniversario de las muertes de los guerrilleros Enrique Cerdán Calixto y Juan García Rueda.

Enrique Cerdán Calixto, dirigente de los GRAPO. 5 septiembre 1981

Enrique Cerdán Calixto, ‘Camarada Costa’, nació en Madrid, en el popular barrio de Quintana. A pesar de su tremenda timidez personal, pronto destacó en lo político por su apasionada defensa de las causas populares; y en cuanto se puso a estudiar empezó su verdadera vida, como él mismo afirmaba, la de la lucha, la denuncia de las injusticias, la revolución.

En 1970, con otro grupo de jóvenes, funda el primer núcleo de la OMLE en el interior de España y formó parte de los Comités de Lucha Estudiantil, impulsados por la OMLE. Aquel año conoce a Manuel Pérez Martínez y ambos se convertirán en los imprescindibles pilares para impulsar la reconstrucción del Partido Comunista.

En 1971 fue detenido durante una manifestación cerca de la Plaza de Legazpi y pasó por la cárcel de Carabanchel. La OMLE había convocado una manifestación en Madrid en protesta del asesinato de dos obreros de la construcción en Granada y la policía le tenía demasiadas ganas y, tras una brutal paliza, le ingresó en la cárcel.

Al año siguiente tuvo que pasar a la clandestinidad, tras haber sido detenido otra vez en Cartagena, cuando los militares le querían encarcelar para cumplir el servicio militar en el Ejército fascista y él se escapó cuando le conducían al centro de reclutamiento.

Como un torbellino, va dejando su huella en todo aquello que hace. Dirige el aparato central de propaganda de la OMLE, donde crea un estilo de trabajo que siempre nos ha caracterizado. Como él solía decir, las limitaciones no están tanto en la falta de experiencia o de medios como en nuestras propias cabezas. Con disciplina y voluntad férrea, no hay tarea, grande o pequeña, que los comunistas no podamos acometer y sacar adelante. A partir de 1973 dirigió la Sección Técnica de la OMLE, encargada de conseguir dinero y máquinas de impresión para la propaganda política, que sirvieron espléndidamente para el funcionamiento independiente de la Organización.

En junio de aquel año fue elegido miembro del Comité de Dirección de la OMLE, junto a Collazo, Delgado de Codes y Arenas y en octubre se traslada a París, donde durante un tiempo trabajó como obrero de artes gráficas. Desempeñó una labor fundamental en el avance hacia la reconstitución del Partido Comunista. Tenía tal respeto por los obreros, que por dicha clase estaba dispuesto a darlo todo, como así sucedió años más tarde.

Cartel homenaje a Cerdán en el lugar donde fue abatido.

Encargado en 1975 de la organización del Congreso reconstitutivo del Partido Comunista, a todos dejó boquiabiertos por el esmero y eficacia con que lo planificó hasta en sus nimios detalles. Fue elegido para presidir las sesiones plenarias de tan importante evento revolucionario y, al final, resultó uno de los cinco miembros del Comité Central elegidos en el Congreso.

En aquella fiera hora, España se convulsionaba entre el terror del franquismo y las fuerzas que se desataban para derribarlo. Eran tiempos de sol trabado por las garras de la niebla, tiempos de limpio aire amordazado por soga cenicienta, tiempos donde los fascistas lo tenían todo: armas, ejército, hombres, medios y los antifascistas no tenían más que la razón, el apoyo del proletariado y su inquebrantable voluntad de combatir. Enrique, manifestaba: Esto está que arde […] Están preparando juicios sumarísimos contra un montón de antifascistas y seguramente van a condenar a muerte a muchos de ellos. Tratan de sembrar el terror entre el pueblo; así que no queda más remedio que hacerles frente y demostrarles que también el pueblo sabe defenderse […] Ahora lo que necesitamos es una Organización de tipo militar. Y vino el terror de aquel negro verano de 1975, que el régimen culminó con los fusilamientos del 27 de septiembre.

El Primero de Octubre, Enrique da la orden de responder a tan viles asesinatos. Cinco comandos con un total de 15 militantes del recién nacido y aún no bautizado GRAPO, convierten Madrid en una enorme masa de desfiladeros y gargantas. Cinco emboscadas y cuatro policías ejecutados hielan las gargantas de los fascistas que, con Franco a la cabeza, en la Plaza de Oriente, celebraban la orgía de sangre antifascista derramada. El régimen retrocede y paraliza las demás penas de muerte que ya tenía preparadas.

Al haber sido un alto dirigente del PCE(r) y ahora formar parte del Comando Central de los GRAPO, la policía editó miles de carteles con su fotografía y el correspondiente anuncio de búsqueda. No podían ocultar el tremendo odio de clase que le guardaban.

Enrique es el alma de los GRAPO, planifica, dirige y participa en los operativos militares que desarrolla la Organización en aquellos años. Él es el principal impulsor de la Operación Cromo, que con los arrestos del presidente del Consejo de Estado y gran oligarca Oriol y del general y presidente del Consejo Supremo Militar Villaescusa. La acción coloca a la reforma franquista contra las cuerdas. Sin embargo, el activismo, la sobrevaloración de las propias fuerzas y la falta de previsión, provoca que la Operación se salde con la liberación de los dos prisioneros y con la detención de los militantes que en ella participan. Pero la victoria política que se alcanza es algo que hasta el enemigo reconoce.

Fue detenido el 11 de febrero de 1977, torturado brutalmente durante 26 días y 26 noches sufre salvajes torturas a manos de la policía sin que sus labios se despeguen más que para escupirle a sus verdugos todo su odio de clase.

Desde su ingreso en la cárcel, no ceja ni un sólo instante en buscar la fuga, el salto a la libertad para volver de nuevo a la lucha. En una operación minuciosamente preparada durante nueve meses, el 17 de diciembre de 1979 cinco combatientes de los GRAPO, entre ellos Abelardo Collazo y Martín Luna, se fugan de la cárcel de Zamora con la complicidad de la luna.

Pisa el asfalto, corre, brinca, vuela, con encendida pasión y entusiasmo se entrega en cuerpo y alma a reorganizar los GRAPO. Sabe que hay orden de exterminar a los revolucionarios, que sobre su cabeza pende una pena de muerte dictada en las alcantarillas del Estado y, sin embargo, durante los meses que permanece activo son numerosas las acciones armadas en las que tomó parte.

En la madrugada del 5 de septiembre de 1981 más de cien policías rodearon el piso franco de Barcelona en el que se ocultaba. El camarada Costa, sin vestirse, cogió una pistola y trató de escaparse por los tejados. Fue acribillado desde todos los ángulos posibles; cincuenta balas mordieron su cuerpo para poder derribarlo. Asesinaron a uno de los guerrilleros más importantes de la historia moderna de España.

Tenía 31 años de edad y un hijo, Daniel, al que no pudo ver desde su paso a la clandestinidad.

*En septiembre de 1981, la AFAPP editó un libro sobre su vida: Enrique Cerdán Calixto. Recuerdos de sus camaradas. Relata algunos episodios de su vida que pueden mostrar mejor que nada los rasgos de su carácter.

Foto. Juan García Rueda.

Juan García Rueda, militante de los GRAPO. 5 septiembre 1984

‘Juanini’ nació en Sevilla el 2 de febrero de 1955 en un barrio de chabolas a la espalda del barrio de Triana, entre hornos y tejares, escombros y basura, conocido por la Vega de Triana. Cada invierno el río inundaba las chabolas. A los tres años de edad murieron allí dos de los once hermanos de Juanini. Su padre trabajó como peón de albañil y más tarde como chatarrero.

Años después las familias que allí sobrevivían fueron trasladadas a otro grupo de chabolas prefabricadas en el polígono de San Pablo, conocido por la Cuarentena, por haberlas construido en 40 días. Allí se alojaron 1.200 familias en condiciones infrahumanas; al Ayuntamiento se le olvidó instalar cuartos de aseo.

En este barrio y siendo todavía un chaval de 14 años, Juanini, con otros amigos de su edad, se preocupaba por los problemas sociales. Participó en las luchas en contra del proceso de Burgos y por la amnistía, repartiendo octavillas, lanzando cócteles contra autobuses, establecimientos oficiales…

A los 16 años le detuvieron por primera vez por participar en un robo y permaneció en prisión durante cinco años y medio, de los cuales más de uno lo pasó en celdas de castigo por su continua participación en actos de protesta contra las condiciones de vida en las cárceles. Participó en la creación de la COPEL.

En 1976 en la cárcel de Sevilla conoció a militantes del PCE(r) y, por medio de éstos, su programa y su línea política, que le decidieron a su salida a colaborar con él.

A mediados de 1977 se incorporó a un comando de los GRAPO cuyos combatientes fueron detenidos, quedando Juanini sin relación alguna con dicha organización antifascista.

Debido a una tuberculosis incubada en los años de prisión, estuvo hospitalizado durante un año. A su salida del hospital prosiguió su actividad política explicando entre los obreros de su barrio la línea y actividades del PCE(r), sin olvidarse ni un momento de llevar la solidaridad a quienes seguían en prisión.

Debido a su actividad política es detenido por la policía, que le acusa de pertenecer a los GRAPO, permaneciendo cinco meses en prisión y saliendo en libertad sin cargos del juicio.

Reemprendió su actividad política, lo que hace que la policía le detenga de nuevo, acusándole falsamente de participar en un atraco; permanece durante 18 meses en prisión, saliendo otra vez absuelto tras el juicio.

Poco tiempo después, ya en 1984, se incorpora nuevamente a los GRAPO.

A lo largo del mes de agosto de aquel año se habían desencadenado diversos operativos mediante explosivos contra entidades francesas situadas en tierras gallegas, reivindicados por los GRAPO, en solidaridad con la campaña desarrollada en Euskal Herria y en otros puntos contra las extradiciones de militantes abertzales detenidos en Francia. Estas acciones puesieron a la policía tras la pista de un posible comando de dicha organización armada con base en A Coruña o Vigo.

A finales del mes de agosto varios mercenarios de la Brigada Central de Información se desplazaron a Galicia desde Madrid. Tras la ejecución de Luis Pardo García, ingeniero jefe de zona de Radio Nacional de España, los autores del mismo fueron localizados en uno de los pisos que, previsiblemente, estaba sometido a vigilancia.

Fotos. Homenaje a Juanini y pintada por Ciete Calcerrada.

El 5 de septiembre de 1984 se conmemoraba el III Aniversario del asesinato a manos de la policía barcelonesa de Enrique Cerdán Calixto. Por ello, los GRAPO efectuaron tres acciones armadas simultáneas en A Coruña, Madrid y Sevilla, contra un ingeniero de RTVE y dos empresarios, respectivamente. La operación policial subsiguiente dio como resultado la localización de un piso de seguridad en la capital gallega, ocupado por Juan García Rueda y Leoncio Calcerrada, que fueron acribillados a tiros en su interior.

Leoncio Calcerrada, convaleciente en el Hospital Penitenciario de Carabanchel de las heridas recibidas en la misma operación, relató en un documento (publicado en el número 9 de la revista Área Crítica) cómo sucedieron los hechos. Según narró Calcerrada:

“Súbitamente escuchamos cómo se partía la cadena de la puerta, que se encontraba a dos metros de donde nosotros estábamos sentados. A continuación oímos numerosas detonaciones de disparos realizados desde fuera de la vivienda. Instintivamente nos tiramos al suelo; en el trayecto desde el sillón al suelo sentí un fuerte dolor en el pie izquierdo, también oí quejarse al camarada, situado junto a mí. Me arrastré y escondí medio cuerpo tras un mueble grande. Tumbados, levantamos las manos. En ese momento media docena de armas nos dispararon nuevamente desde la puerta del comedor. Noté varios impactos más en mi cuerpo. Nos ordenaron levantarnos, pero no pude, y me arrastraron, tirándome de los brazos. Juan ni se movió, permanecía quieto, de espaldas a los policías.”

Las heridas por arma de fuego que tenía Calcerrada, cuatro en total, estaban localizadas en el lado izquierdo de su cuerpo (tobillo, muslo, codo y abdomen), lo que avala su versión de que fue tiroteado cuando se encontraba bajo un mueble, desarmado y en el suelo.

“Mientras me alejaban de Juan oí cómo le interrogaban -continúa su narración Calcerrada-, así que aún estaba vivo. En una habitación me tumbaron y comenzaron a golpearme en las partes del cuerpo donde tenía las heridas. Me dijeron que iba a morir en ‘un enfrentamiento con la policía’ y que me dejarían desangrar. Comenzaron a disparar tiros a ambos lados de mi cabeza, junto a los oídos. Así permanecí, en medio de un gran charco de sangre, durante quince minutos, más o menos. Después me bajaron a la calle, tumbado en una camilla, entre varios GEO [Grupos Especiales de Operaciones de la Policía Nacional], que me iban golpeando contra la pared y me amenazaban con tirarme por el hueco de la escalera.”

Según describe la situación Leoncio Calcerrada, las intimidaciones y agresiones policiales contra él continuaron hasta su ingreso en la Residencia Sanitaria Juan Canalejas, de A Coruña, donde fue depositado también el cuerpo sin vida de su camarada Juan García Rueda.

Desde el primer momento se tomaron estrechas medidas policiales alrededor del cadáver, para evitar que fuera examinado por alguno de sus familiares. Una vez realizada la autopsia, no se dio a conocer el informe del forense que examinó el cuerpo sin vida de Juanini. La policía intentó impedir por todos los medios que el cadáver fuera reconocido por los familiares y el féretro fue sellado. A pesar de todo, varios miembros de la familia consiguieron realizar una dramática fotografía de Juanini sin vida, donde se observa que no recibió ningún impacto de bala frontalmente: No ha podido haber ningún enfrentamiento -comentaron sus familiares-, Juan tiene todos los tiros en la espalda, uno de ellos en la nuca.

Durante el entierro, realizado en Sevilla el 8 de setiembre, a las dos de la tarde, los obreros de su barrio le rindieron un emotivo homenaje, desmintiendo la calificación de delincuente común en un acto multitudinario de manifestación política, revolucionaria, como la misma prensa hubo de reconocer.

En medio de una gran tensión, tuvieron lugar diversos incidentes. Siete vecinos del sevillano Polígono de San Pablo resultaron detenidos por instalar una mesa en el barrio para recaudar dinero, a fin de costear el traslado y posterior entierro del camarada asesinado. Los detenidos pasaron a prisión bajo el delito de apología del terrorismo.

También el coche fúnebre tuvo problemas a su llegada a Sevilla, cuando fue interceptado por la policía, que obligó al conductor del vehículo a retirar una bandera republicana situada sobre el féretro. Tras cerrar la tumba, una joven médico gaditana, Concepción Cruz, resultó detenida por intentar colocar sobre la misma una bandera tricolor. Otro joven y cuatro hermanos del camarada asesinado fueron también detenidos y trasladados a los calabozos.

Durante su estancia en el hospital coruñés, Leoncio Calcerrada estuvo sometido a una intensa presión policial, que sólo disminuyó gracias a la enérgica actitud del director del centro y del traumatólogo que le atendió.

Foto. Cadáver de Juanini García.

Dos años atrás, otro camarada, Francisco Cela Seoane, se partió los dos pies al intentar escapar de la policía y fue atendido también en la Residencia Juan Canalejas.

A Carmen Fornieles, madre de Calcerrada, le prohibieron visitar a su hijo: “Me dijeron que cuando llegase a la Dirección de Seguridad del Estado lo iban a matar a hostias, y me echaron dándome empujones.”

Las presiones del director del centro sanitario y las intensas gestiones desarrolladas por el abogado de Calcerrada, Gerardo Martín Morales, dieron su fruto, y el herido fue trasladado directamente al Hospital Penitenciaro de Carabanchel. Mi preocupación fundamental era conseguir que no pasase por la Puerta del Sol, para evitar que le torturasen; esta inquietud era compartida por varios médicos del hospital coruñés, especialmente por su director, lo que demuestra que existe una gran sensibilidad en amplios sectores de la población contra la práctica, salvaje y habitual, de la tortura. Estamos pendientes de recibir la autopsia para tener conocimiento oficial de lo que los familiares de Juan García Rueda vieron con sus propios ojos, dijo el abogado Martín Morales.

Más tarde la hermana de ‘Juanini’, Ana, también se incorporó a la lucha y estuvo 19 años encarcelada.

Un comentario sobre “Hace 40 y 37 años la policía mató a los guerrilleros Enrique Cerdán Calixto y Juanini García Rueda.

  1. Pedro Contestar

    A Enrique lo asesinaron en Barcelona a sangre fria lo masacraron a tiros la policía fascista de los sucesores de la Brigada Político Social, le abrasaron a tiros en una azotea y luego cayó desde el último piso hasta el suelo llevándose una cristalera, su cuerpo quedó destrozado.
    Fue un gran revolucionario creador de la Sección Técnica en verano de 1975, fue un luchador que no dejaba un cabo suelto, como dice en su libro GRAPO los Hijos de Mao
    Rafael Gómez Parra sin el posiblemente no se hubieran creado los GRAPO sin desmerecer a ningún otro revolucionario. Fue insustituible un militante revolucionario integro totalmente.

    Un recuerdo para el Camarada Costa.
    Un recuerdo para el Camarada Juanini
    Fuera el Estado Terrorista
    Resistencia Armada
    Venceremos
    Hasta la VIctoria Siempre

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.